Análisis de "Yo persigo una forma" Ruben Darío
Enviado por Sabrina Ceccherelli • 9 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.709 Palabras (7 Páginas) • 8.962 Visitas
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ANÁLISIS DEL POEMA: “YO PERSIGO UNA FORMA” DE RUBÉN DARÍO
HISTORIA SOCIAL Y CULTURAL DE LA LITERATURA 3
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Análisis de “Yo persigo una forma…” de Rubén Darío
El poema pertenece a su obra “Prosa profanas y otros poemas”, publicado en 1896 en la ciudad de Buenos Aires. Nacido en Nicaragua, en la ciudad de Metapa, en el año 1867 pasó su infancia y primera adolescencia en la ciudad de León. Sus diferentes profesiones de periodista y diplomático le permitieron recorrer el mundo, viviendo entre Buenos Aires, Madrid y París. Este derrotero por distintos países le permitió ampliar su bagaje cultural, insertarse en la literatura y expandir sus nuevas innovaciones sobre el modernismo, llegando a ser el máximo exponente de este movimiento en Latinoamérica.
En su discurso modernista busca reflejar la pureza de la forma, la musicalidad, las impresiones sensoriales, la belleza idealizada, “construyendo a la poesía”.
El concepto de construcción es fundamental en la obra de Darío ya que, para él, la literatura no es inspiración, sino creatividad la cual debe ser trabajada para llegar a ser arte, precepto fundamental del parnasianismo.
El poema es un soneto constituido por dos cuartetos compuestos por endecasílabos y con rima consonante ABBA y dos tercetos con versos alejandrinos con rima consonante del modo CCDEED. A partir de su estructura da lugar a la cadencia en sus versos, generando un ritmo suave que se combina con otros recursos del poeta como el encabalgamiento. La rima y los recursos poéticos ponen “forma” a la estética modernista dejando de manifiesto que existe una relación de contenido que se refleja en su estructura y donde nada está librado al azar en la construcción poética:
La importancia de reparar la estructura poética para el análisis integral del poema la podemos encontrar en palabras de Jonathan Culler:
El poema es una estructura de significantes que absorbe y reorganiza los significados en la medida en que su modelo formal afecta su estructura semántica, al asimilar los significados que las palabras tienen en otro contexto y subordinarlos a una nueva organización, alterar el acento y el enfoque, pasar de sentidos literales a figurativos, alinear términos con esquemas con esquemas paralelísticos…Ese es el escándalo que genera la poesía: los rasgos «contingentes» del sonido y ritmo afectan e infectan el pensamiento.[1]
Ya abordando la obra desde su integridad, podemos decir que el título y los primeros versos anuncian al yo poético y al tema principal del poema: la persecución de una forma, concepto fundamental para Darío y para el período de producción de esta obra, en el que el poeta latinoamericano está intentando superar la vocación estética para transformarla en profesión y que se la valore como tal. Como dice Ángel Rama: “Darío fue perfecto exponente de esa reciente revaloración del trabajo intelectual que impuso un profundo corte a la historia literaria y contuvo la desmayada concepción de que el arte era meramente expresión”[2].
Pero el autor no busca solo “la forma”, sino que busca la “perfección” en esa forma, la cual aparece, pero se vuelve algo imposible: “se anuncia con un beso que en mis labios se posa el abrazo imposible de la Venus de Milo.”, metáfora que sirve de referencia para demostrar lo imposible que le resulta la búsqueda.
En los versos siguientes, Darío utiliza los colores para caracterizar las sensaciones: “Adornan verdes palmas el blanco peristilo; los astros me han predicho la visión de la Diosa;”, siendo el color verde, evocador de la naturaleza, color de la esperanza, la esperanza es el valor inspirado por los astros dado que estos le han predicho la visión de la Diosa. Además, el verde es el color de la calma indiferente, no transmite ni alegría, ni tristeza, ni pasión. Su utilización puede simbolizar el estado de ánimos en el que el poeta se refleja, pero sobre todo esta ausencia de sentimientos o emociones en la creación artística es característica de la corriente modernista de la que Rubén Darío formó parte y desempeñó un papel clave.
Los versos que dan fin a la segunda estrofa: “y en mi alma reposa la luz como reposa/ el ave de la luna sobre un lago tranquilo.” nos dejan ver que el autor conserva la esperanza de encontrar lo que busca, sabe que en algún lugar o momento esa perfección se encontrara ante él.
El primer verso de la tercera estrofa se enlaza con primero en la primera estrofa: “Y no hallo sino la palabra que huye,” demostrando de esta forma que el autor no puede encontrar las palabras para describir o alcanzar la perfección, entra en juego en este contexto el decadentismo. Movimiento que se caracterizó por mostrar la decadencia que sufría la sociedad, dejando de lado el romanticismo e idealismo, movimientos que no encuadran con lo que busca el autor. Es Manuel Ugarte quien reconoce que:
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