Análisis de textos de teorías del arte
Enviado por Maky Casalaspro • 8 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 2.315 Palabras (10 Páginas) • 267 Visitas
CONSERVATORIO PROVINCIAL JULIÁN AGUIRRE
Carrera: Educación Musical[pic 1]
Espacio curricular: TEORÍAS del ARTE I
Titular Cátedra: Lic. Roberto Schimkus
PRIMER PARCIAL
Alumno: Pablo Díaz
Textos de Referencia:
(...)“El Romántico se encierra en una torre de marfil. Desde allí arroja el anatema contra todas las fuerzas hostiles a su ideal: las academias y las iglesias por su carácter tradicional y autoritario, la ciencia por su espíritu utilitario, la burguesía por su realismo, su avidez por la ganancia, y su hipocresía. A las autoridades, al sabio, al burgués, hombres despreciables el romántico opone el artista, ser desinteresado, despreocupado, lleno de nobleza. (Jean Gimpel Cap.IX)
(…) “Por lo tanto las reglas que el artista crea para el juego que produce arte, reflejan bastante precisamente una serie compleja de varias interacciones de poder. Son las que surgen entre el artista y la obra, entre el artista y el público, y entre la obra y el público. Es la falla de no percibir el papel que juega el poder en todo esto, lo que permite que nuestra sociedad pueda suponer que el buen arte es apolítico y elogiarlo cuando lo es. Es esta falla la que permite ver al arte como una actividad separada de la ética. Y es esta la razón por la cual supuestamente el arte tampoco puede ser didáctico.” (Luis Camnitzer.“El arte como fraude”).
Acerca de buscar relaciones, vínculos y pensamientos comunes:
Considerando la perspectiva de Edgar Morin planteada en el texto de Lucía Solís “El Pensamiento Complejo”, podríamos desarrollar la relación que guardan ambos autores (Gimpel y Camnitzer) en las citas de referencia acorde a las interpretaciones de cada texto en particular.
Para poder entender el pensamiento de Jean Gimpel, se debe primero buscar la conceptualización que él mismo realiza de los nuevos intelectuales burgueses denominados como “románticos”[1], a quienes caracteriza como insatisfechos, introvertidos que preconizan el sentimiento y condenan la razón, y encuentran en el arte, la estética o en lo bello, una compensación a sus frustraciones. Para ellos, el arte es un sustituto, un refugio, un consuelo (Gimpel, 1968, p.106). Siguiendo esa línea Gimpel cita a Alfred de Vigny quien sugería separar la vida poética de la vida política, y señala en ese sentido la antipatía entre el hombre del poder y el hombre del arte. Estas tesis siguen curso manifestándose a favor de un arte puro, desembocando en lo que llamarían “el arte por el arte”. Se propone así el arte como un fin en sí mismo, negando su relación con la moral y/o las costumbres.
Desde esta excomulgación a todas las fuerzas contrarias al ideal romántico y a la institucionalización de artista como un ser ideal o un semidiós, en la cima de la jerarquía social[2] se erige la primer cita de referencia
Ahora bien, en relación a la segunda cita y siguiendo un paralelismo con el texto de origen, L. Camnitzer plantea que el arte actual debería seguir un modelo de democracia verdadera, con un equilibrio de leyes y de libertad, y afirma que el arte opera sobre reglas de tipo ideológicas tanto en su producción, circulación y recepción. Más interesante es cuando menciona una cita de Joseph Kosuth: “En su extremo más estricto y radical, el arte que yo llamo conceptual lo es porque se basa sobre una investigación acerca de la naturaleza del arte, De modo que no se trata solo de la actividad de construir proposiciones artísticas, sino del trabajo y la reflexión sobre todas las implicancias y todos los aspectos del concepto del arte…”[3]
Más adelante, el autor, plantea que las iniciativas de los artistas están completamente subordinadas al público elegido; los medios que seleccionados están completamente condicionados por los receptores y no por el artista. A este punto podemos signar el contenido de la cita referida en que la obra de arte o la producción artística se ve condicionada por relaciones que tienen que ver con el poder de quien la observa, quien la produce, quien la exhibe y quien la consume. Bajo estos “tips” concebir al arte como una actividad apolítica es un absurdo y el mayor error es ignorar sus contradicciones. La única forma de que la ética este al servicio del arte o de la enseñanza del arte es enfrentar la misión creadora y educar a la sociedad para que reconozca esta misión y la financie.
Pero ahora nos sobreviene el siguiente interrogante: ¿Qué relación guardan ambos texto que en apariencias parecen antagónicos?
Ambas citas apuntan hacia una misma idea madre: “Cual es el rol del arte”. En ambos planteos se toman posiciones políticas, ya sea despolitizando o politizando, el énfasis esta puesto en que el arte asuma una postura.
Para poder dar una exhaustiva relación entre ambos autores conviene mencionar su contexto socio histórico, el primero lo ubicamos en los finales del siglo 19 y comienzos del 20, mientras que él último lo ubicamos en la actualidad. Es obviamente dos planteos sobre sistemas económicos y sociales casi antagónicos.
No menos cierto en ambos contextos, aunque por diferentes fundamentos, el arte tiende a la ruptura con la estructura de poder o a reforzar búsquedas artísticas más libres y menos condicionadas.
En ambas afirmaciones o planteos los autores erigen sus ideas sobre ideas complejas, es decir ideas que no pueden retrotraerse a una ley o a una verdad absoluta. Desde la complejidad podemos observar entre ambos postulados principios dialógicos, puesto que en el primero suprime la política sobre el pensamiento artístico y en el segundo la vincula directamente a estructuras de poder, esto que parece antagónico a su vez es complementario, pues el primero rompe con las reglas firmes de las estructuras de poder centralizado (las leyes mismas, la realeza, la iglesia, etc.) en buscar el arte por el arte, en el segundo ese canal continúa latente puesto que aún se sigue buscando la democratización y la naturaleza del arte mismo.
De tal manera que en ambos casos la primera puede ser el producto del efecto de la segunda, es decir que al romper con las estructuras de poder central el arte toma el canal de búsqueda sin condicionamientos, acción que termina produciendo el efecto “público observador”. Esta recursividad abre también la posibilidad de observarlo como causa (romper con la estructuras de poder centralizado) y productor (de público, etc.).
Desde la complejidad podemos observar también el principio hologramático de la cuestión puesto que cada hecho mencionado en las citas contiene casi la totalidad de la información de la idea madre.
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