Analisis De "La Niña De Guatemala"
Enviado por KatheTato • 28 de Octubre de 2012 • 1.233 Palabras (5 Páginas) • 1.799 Visitas
Recordemos, antes de leer el famoso poema IX de Versos Sencillos, conocido por “La niña de Guatemala”, que fue José Martí quien dijo: “La poesía debe tener la raíz en la tierra y base de hecho real”.
Efectivamente un hecho real motiva el poema, y a él se atiene su desarrollo que refiere un suceso ocurrido en Guatemala durante la permanencia de Martí en los años 1877 y 1878, y del que fue partícipe secundario. El hecho es conocido, y la trasposición poética que en él opera Martí respetuosa de sus términos generales, tal como han llegado a nosotros.
A poco de su arribo a Guatemala procedente de México donde se ha comprometido con la que más tarde será su esposa, Carmen Zayas Bazán, conoce Martí a María García Granados, la niña de Guatemala, segunda de las cinco hijas del general Miguel García Granados. Éste había sido presidente de la República y gozaba de gran predicamento oficial y popular. La familia del general lo recibe cordialmente, como a un integrante más, y para él, que amó y deseó siempre la vida hogareña, reemplaza a la familia suya dejada en México, también formada por numerosas mujeres.
Un vínculo sentimental se establece pronto entre María García Granados y Martí, “el profesor Torrente”, como le llamaban, de la Escuela Normal Central, quién contaba en esa fecha 24 años. La naturaleza del mismo y especialmente la actitud que correspondió a Martí, han quedado para nosotros en la penumbra. Sabemos lo que dice líricamente en dos composiciones poéticas que le dedicó en 1877; en ellas han visto sus biógrafos una notoria reticencia de sentimientos. Como si atraído amorosamente por La niña de Guatemala, le impidiera hablar, obedecer a esa atracción y responder al amor ofrecido, el recuerdo de Carmen Zayas Bazán.
Si pensamos en la situación de los dos actores de la historia, hay un primer desencuentro: dos actitudes de sentir diferentes aunque no opuestas, incapaces de concertarse mutuamente. Ambos impulsos se rozan, participan de instantes comunes, pero se esquivan porque, sea cual fuere el sentimiento de Martí, tienen distinta naturaleza y apuntan a distintos fines.
La peligrosa ambigüedad de este desencuentro alejó a Martí de la casa del general García Granados, y resuelta su situación económica, vuelve a México para casarse. De su partida sólo conocemos ciertamente lo que Martí nos cuenta en su poesía; la almohadilla de olor, el beso en la frente, el subir al mirador para verlo partir, aunque este hecho l coloca Mañach en el regreso del poeta.
Poco después de volver con su esposa ocurre la tragedia. El estado de melancolía y depresión de la joven se acentúa, enferma a consecuencia de un enfriamiento al bañarse en el río y muere. El funeral congrega a todo el pueblo guatemalteco y a él asiste Martí en compañía de Izaguirre y Palma.
De la trasmutación poética que Martí opera en el hecho real dijimos que es fiel a su verdad tal como la conocemos. Pero hay algún momento en que la exposición de los hechos está forzada por la interpretación que de los mismos realiza el autor.
Efectivamente, los hechos reales, viene a decirnos el poeta, son pasibles de doble interpretación: para todos o para una gran mayoría, la niña muere de frío; para él, que está en el secreto de sus acciones, muere de amor. He aquí el primer desequilibrio que vemos en el poema y no es el único. Porque si la poesía proviene de un hecho real, los hechos reales no tienen contextura, “no existen”, hasta el momento en que son interpretados y por lo tanto relacionados dentro de un sentido coherente que los supera. Y este sentido no procede ya del acaecer real –material, corpóreo, histórico- sino de un conjunto de lazos espirituales.
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