Analisis Literario Violencia

La violencia está presente en algunos de los aspectos de la realidad pública colombiana. Desde el conflicto bipartidista el país ha presentado un panorama violento y complejo. A partir de los años setenta, se originaron varios movimientos revolucionarios.  A su vez, la muerte se hizo más frecuente, no solo por motivos políticos, sino por parte de grupos paramilitares, de guerrilleros o del narcotráfico con un alto impacto en los diferentes sectores del país (social, económico y político). A partir de este momento, la violencia se ha incrustado en la historia, no se considera como un elemento externo, sino se ha convertido en una identidad. A lo largo de la historia se ha venido naturalizado la violencia, es decir, se vuelve justificable para resolver los conflictos. Esta problemática ha promovido distintas expresiones como lo es  la literatura, cuyo objetivo es sintetizar la vida nacional junto con la crítica de la realidad.  Laura Restrepo, con su novela Leopardo al Sol, muestra la situación colombiana, denunciando la vida de los ciudadanos colombianos y sobre la configuración social del país. Narra la vida de dos clanes colombianos, sociedad que predominaba en los años 80, involucrados con la violencia, contrabando y narcotrafico, donde el verdadero eje de la obra es el destino. El narcotráfico, infiltra varios aspectos de la vida cotidiana de Colombia, ya sea en las tendencias culturales como en el vocabulario. En definitiva, el narcotráfico, así como la violencia que se deriva de él, parecen omnipresentes en la vida cotidiana.

En primer lugar, se debe aclarar el término naturalización de la violencia, este hace referencia al proceso de acostumbrarse a aquellas acciones caracterizadas por la agresión, permitiendo que la violencia gane terreno en la cultura y se propague de manera silenciosa, es decir, que no solo nadie proteste, sino que se termine por justificar. Leopardo al sol muestra cómo la violencia y la muerte puede hacer parte de la vida cotidiana a través de la historia de una guerra fratricida y de venganza, cómo se sigue en la página xxxx“………”, son tan cotidianas estas acciones y frases que se naturalizan y se llegan a justificar. Se trata de la violencia y el imaginario social generado por las dinámicas del narcotráfico que tan profundamente han marcado nuestra sociedad.

Por otro lado, hemos crecido en una cultura de violencia la cual se ha interiorizado en la vida de los colombianos que junto con esa ‘naturalización’ ha hecho que se perpetúe de generación a generación. La historia demuestra que el narcotráfico y la narcocultura se incrusta en el paradigma cultural, en la vida del barrio, en la cotidianidad, pues “…ellos [tanto los barraganes como los monsalve] cuidaban el vecindario… había pasado a ser un frenesí…cada asesinato quedaba señalado como una cicatriz en nuestro barrio… nosotros crecíamos reconociendo en esas marcas los capítulos más impactantes de nuestra historia local…” (Restrepo, pág 93).  

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