Antígona Vélez De Leopoldo Marechal
Enviado por Emy_217 • 17 de Octubre de 2011 • 10.016 Palabras (41 Páginas) • 1.617 Visitas
Leopoldo Marechal
Antígona Vélez
(Teatro)
ÍNDICE
Prólogo
Cronología
Leopoldo Marechal en sus inicios
Marechal en su obra
Breve análisis de la novela, el ensayo y el teatro de Marechal, en función de lo poético
El Mito, origen del teatro y la tragedia
El Teatro de Marechal
ANTÍGONA VÉLEZ -La Obra-
ANTÍGONA VÉLEZ -Análisis-
Bibliografía fundamental sobre la Obra y el Autor
Propuestas de trabajos prácticos relacionados con la obra
PRÓLOGO
En un intento de demostrar cómo en las variadas técni¬cas y características de Marechal, y en los diversos géneros literarios que practica, hay una nota a la que parecen referir¬se todas las demás: un «leitmotiv» en que se resuelven todos los asuntos y al que concurren y sirven todos los procedimien¬tos. Este «leitmotiv» traduce poéticamente la orientación metafísica de Marechal (o la clara conciencia de esa orienta¬ción), su profundo interés por el sentido religioso de la exis¬tencia.
El propio autor sostiene la necesidad de que el crítico vea en las obras de arte lo que él llama «su cuarta dimensión, la metafísica».
Dicha «dimensión» es, en realidad, el tema fundamental de la obra que se analiza. Los otros temas de Marechal, que a continuación se destacan, surgen como irradiados de aquél. Cada uno de ellos, a su vez, se entrelaza con los demás, busca su cabal desarrollo a través de distintas composiciones, y pareciera no agotar nunca ese esencial reclamo del cual deri¬van.
CRONOLOGÍA
1900. En Buenos Aires, en el barrio de Almagro, el 11 de junio, nace Leopoldo Marechal, hijo de Alberto Marechal y Lorenza Beloqui, matrimonio perteneciente a la típica clase obrera porteña de la época.
1901. En la parroquia de Balvanera, el 23 de febrero, es bautizado.
1907. Comienza a concurrir a una escuela particular francesa, donde cursará su educación primaria.
1910. Acostumbra a pasar las vacaciones en la casa de sus tíos de apellido Mujica, en Maipú, provincia de Bue¬nos Aires. Esa costumbre conservada por espacio de diez años, hizo que la gente del lugar lo llamaran «el buenosaires», recuerdo que trasladaría más adelante al escribir Adán Buenosayres.
En ese mismo año, sale publicado Canto a la Argentina de Rubén Darío.
1912. Es incitado por su maestro de quinto grado a la lectura, asombrado por la calidad de sus composiciones, con¬siderándolo como un futuro poeta.
1913. Concluye su ciclo primario. Era requisito contar con quince años de edad cumplidos para proseguir los estu¬dios en el magisterio. Debido a que en ese momento sólo te¬nía trece, gestiona personalmente ante el Concejo Nacional de Educación su ingreso al secundario, solicitando una «ha¬bilitación de edad», requisitoria que le fue denegada.
En América continúa aún la hegemonía literaria del mo¬vimiento modernista.
Natalio Botana funda en Buenos Aires el diario Crítica.
1914. Con catorce años de edad, a la espera de cum¬plir los quince para ingresar al ciclo secundario, se emplea como obrero en una fábrica de cortinas.
1915. Ingresa a la Escuela Normal Mariano Acosta, colaborando literariamente en la publicación escolar.
Se edita El cencerro de cristal (poesía) de Ricardo Güiraldes, Evangélicas de Almafuerte (Pedro B. Palacios) y Las iniciales del misal de Baldomero Fernández Moreno.
1916. Egresa de la Escuela Normal, mueren su padre y Francisco Mugica, su tío de Maipú.
Se publica El dulce daño de Alfonsina Storni.
1919. Se desempeña como maestro particular y para¬lelamente trabaja en la Biblioteca Popular Alberdi, en el ba¬rrio de Villa Crespo.
Aparece y fugazmente desaparece la revista Martín Fie¬rro, dedicada a la plástica, literatura y toda manifestación artística de la época. En el año 1924, reaparecería nueva¬mente con renovado impulso.
1920. Se dedica a la docencia en la escuela Juan Bau¬tista Peña por espacio de varios años.
Es el auge de los movimientos vanguardistas en Euro¬pa, tales como el dadaísmo, el cubismo y el surrealismo que hacen trastabillar a los conceptos artísticos tradicionales.
En el período que abarca desde 1916 a 1920, fue tam¬bién bibliotecario de la biblioteca popular de San Bernardo, formando parte de un grupo de muchachos amantes de la lectura, que reunidos en el horario de 18 a 20 horas, no solo leían sino que analizaban y criticaban las obras leídas.
En la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta, de Buenos Aires cursa diversos estudios.
1921. Aparece la revista mural Prisma (introducida por Jorge Luis Borges) de orientación ultraísta y la revista Proa.
1922. Es el año de la publicación de su primer libro de poesía Los Aguiluchos.
También sale publicada Las horas doradas de Leopoldo Lugones.
1923. Ingresa en el grupo de la revista Proa dirigida por Borges, Güiraldes, Rojas Paz y Brandán Caraffa.
Posteriormente se conecta a Martín Fierro "en forma misteriosa o fortuita", según sus propias palabras.
El canto del miedo sale publicado en La Nación.
Dilitrambo a la noche, en Proa.
Originada en la posición antidemocrática de Lugones, se origina una gran polémica entre él y Palacios.
Salen publicadas Xamaica de Güiraldes y Fervor de Buenos Aires de Borges, obra oscilante entre el criollismo y el ultraísmo.
1924. Lugones es replicado polémicamente por Marechal debido a unas observaciones del primero contra el verso libre. Tales aseveraciones nunca fueron perdonadas por Lugones.
Salen publicados Romancero y Cuentos fatales de Lugones, que, estando en Perú pronuncia el polémico discur¬so «La hora de la espada».
En el periódico literario Martín Fierro, dirigido por Evar Méndez, y en Proa, en una segunda época, se nuclean los poetas jóvenes.
1925. Marechal inicia su colaboración en Martín Fie¬rro. A mediados de este año, el periódico realiza una confe¬rencia radiotelefónica en Radio Cultura, para presentaciones y comentarios de Leopoldo Marechal, Francisco Luis Bernárdez, Oliverio Girondo, Raúl González Tuñón y Roberto Ledesma, con el recitado de obras varias en la voz de sus propios autores.
1926. Después de quemar lo que hubiese sido su se¬gundo libro de poemas, del que solamente rescató «El canto del miedo», publicado en La Nación
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