Análisis crítico de la noveleta "Ninguna eternidad como la mía" de Ángeles Mastretta

La noción del tiempo como la felicidad, es algo personal y no universal.

Ángeles Mastretta es una escritora poblana que arrancó su carrera como poetisa, para después pasar a escribir otro tipo de obras, tales como cuentos y novelas. Es altamente reconocida por crear personajes ficticios (principalmente femeninos), quienes se desenvuelven en historias que exponen la realidad del país en diversos ámbitos.

En ‘Ninguna eternidad como la mía’ nos encontramos con la historia de Isabel Arango, hija de emigrantes asturianos y la menor de 5 hermanos, nacida en su hogar durante una indómita tormenta, que bien coincidiría con su personalidad. A sus 17 y habiendo descubierto su verdadera pasión, se va con  Doña Prudencia Migoya a la Ciudad de México para estudiar danza con una de las mejores maestras.

Su talento nato para la danza pronto la llevó muy lejos y hasta su primer estelar donde destaca notablemente, pero además conoce a Javier Corzas, un telegrafista y poeta que quedó deslumbrado con el baile de Isabel, aprovechándose de sus dotes de poeta logra seducir a Isabel, quien queda ciega y perdidamente enamorada del sujeto, ignorando los sabios consejos de la señora Migoya (o de alguien más).

Después de un tiempo, el peor de los miedos de Isabel se vuelve realidad, Javier resulta ser un mujeriego que al cansarse de actual conquista la abandona, la joven queda destrozada pues aquello (o aquel) por lo que estaba dispuesta a dejar el baile y que le otorgó una felicidad que sentía interminable, ahora le provoca un sufrimiento que parece será infinito, sin embargo, nada es eterno, ni la felicidad ni el sufrimiento de Isabel.

Físicamente siempre se describe a Isabel Arango como una joven hermosa, incluso aún durante su calvario después del abandono que sufre. Podemos notar que a pesar de su aventurero e indomable espíritu y su gran corazón, es su misma necedad lo que la orilla a la situación por la que pasa. También es de apasionados sentimientos, pues parece que sufre con la misma (o quizá hasta más) intensidad de la que se enamora.

Lo que más me interesa destacar de esta historia es el del amor, y es que como esta narración lo demuestra, no es un sentimiento dirigido únicamente a personas, Isabel demostraba con ardua dedicación y esmero que la danza era su pasión, ¡vivía para la danza! Al menos hasta que llegó Corzas a su vida, y curiosamente fue el amor que sentía por él que estuvo dispuesta a abandonar su vida artística.

¡Me fascinó! Esta noveleta me hizo reflexionar acerca de muchas cosas en mi vida, y es que en ocasiones descuidamos o abandonamos personas/cosas que realmente tiene valor por otras que serán pasajeras, nos dejamos fácilmente deslumbrar por lo que nos brindan a simple vista. Caray con el amor, tan efímero o duradero al mismo tiempo, tan enriquecedor y reconfortante o tan nocivo y desgarrador.

Soy alguien que gusta de la lectura, sin embargo, siempre había menospreciado la obras nacionales y latinoamericanas, al menos hasta ahora, pues en lo que va de mi tercer semestre como normalista me he ido dando cuenta de las grandes obras literarias que había ignorado y por ende, me había estado perdiendo. Noveletas como esta despiertan aún más mi interés por conocer el trabajo de diversos autores hispanoamericanos.

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