Análisis de El Llano en Llamas de Juan Rulfo
Enviado por Nacho Torres • 20 de Febrero de 2016 • Reseña • 1.273 Palabras (6 Páginas) • 267 Visitas
Reseña del texto de Juan Rulfo: El llano en llamas.
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Título |
El llano en Llamas. |
Tipo de Fuente (Libro, revista, sitio web) |
Libro |
Autor |
Juan Rulfo. |
Resumen o descripción |
Texto que describe la crónica del sur de Jalisco, tierra nativa del autor al que ve en un proceso de larga agonía, matizada por el vigor subsistente de sus antiguos pobladores. |
Tipo de Reseña: Informativa
Diriga al público en general, estudiantes de bachillerato, personas interesadas en la literatura; en el escritor Juan Rulfo y en Realismo mágico.
Resumen
La historia comienza con un extracto de un corrido popular. Estas palabras ( "Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos...") se refiere a la forma en que la chispa que inició la Revolución creó otros movimientos que continuaron con la ideología. El narrador de "El llano en llamas", describe el destino de uno de estos grupos, el de Pedro Zamora.
El narrador es un miembro de la banda de revolucionarios de Pedro. La historia comienza con un grito de batalla de los soldados federales en apoyo de su general, justo antes de una escaramuza: "¡Viva Petronilo Flores!" Los soldados están en un barranco mientras que los revolucionarios están por encima, y después de unos momentos la Perra, uno de los hombres de Pedro, reúne los cuatro hermanos Benavides para una misión de reconocimiento. Desde su posición contra una cerca de piedra, los hombres tratan de dormir, pero se mantienen distraídos por el ruido en el barranco.
Suena un tiro y tras esto, los hombres de Pedro escuchan un tiroteo. Algún tiempo después, los soldados aparecen de repente justo en frente de los hombres en la clandestinidad. Ellos están pasando, no saben que están siendo observados. Los hombres de Pedro apuntan y se da otro enfrentamiento, tras el cual, se puede ver que los federales le tienen miedo a los hombres de Pedro.
De repente, los revolucionarios reciben fuego desde detrás de su posición. Corren al otro lado de la cerca, más allá de los hombres que han matado. Llegan a la barranca y ruedan abajo a medida que continúan oír el grito de guerra.
Jadeante, los hombres permanecen agazapados detrás de unas piedras y miran a Pedro Zamora para ver lo que quiere hacer. Pedro está en silencio y cuenta los hombres en silencio con los ojos. Once o doce hombres faltan, sin contar los que habían abandonado antes de la emboscada. Los Joseses, los dos hijos de la Perra caminan de un lado a otro hasta que Pedro les dice que no se preocupen, que van a encontrar a su padre. Las tropas federales mantienen los revolucionarios anclados allí toda la tarde. Cuando llega la noche El Chihuila regresa con uno de Los Cuatro.
Pedro llama a Pichón, y le da una comisión para ir a Piedra Lisa con Los Joseses y ver qué pasó con la Perra. Si el hombre está muerto, lo entierran, junto con todos los demás. Cualquier persona herida será dejada para que los recojan los soldados. Cuando el Pichón llega al corral donde habían estado los caballos, no quede ninguno. Los federales han tomado los caballos. Poco más tarde se encuentran los cuerpos de los Cuatro, apilados uno encima del otro. Encuentran otros cadáveres en las cercanías también, pero no ven ninguna señal de la Perra. Especulan que los soldados deben haberlo tomado cautivo para mostrárselo al gobierno.
Unos días más tarde la banda de Pedro se encuentra con Petronilo Flores en el cruce de un río. El narrador se las arregla para escapar de una masacre al caer al río quedando debajo de su caballo. Después de este encuentro, la banda de Pedro se calma por un tiempo. Como resultado, ya nadie tiene miedo de los hombres de Pedro: "La paz había vuelto a Llano Grande.”
Esto no dura mucho tiempo. Pronto Armancio Alcalá llega al escondite de Pichón en el Cañón Tozin. Con una montaña de rifles colgados sobre las ancas de sus caballos y manda a Pichón y el grupo a San Buenaventura, donde Pedro Zamora está a la espera.
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