Arquitectura Y Politica

Arquitectura y política.

Pág. 7-24

Josep María Montaner, Zaida Muxí

Editorial Gustavo Gili, 2011

Tanto la arquitectura como la política, son dos tópicos que forman piezas fundamentales en la arquitectura contemporánea; pues estas representan una gran responsabilidad en el impacto que tienen en relación a la sociedad.

Aunque la apariencia física y el funcionamiento de la ciudad constituyen el objeto tradicional del urbanismo, la población y los recursos económicos de la ciudad son también elementos importantes a considerar.

Antes que nada debemos cuestionarnos de qué forma la economía influye en la política, o en su caso, cómo interacciona con ella y determina el tipo de urbanismo que se realiza; como bien menciona el autor “ El urbanismo nació y se desarrolló como disciplina de intervención […] para `ordenarlo´ con el fin de organizar el funcionamiento de la ciudad y el acceso a los bienes y servicios colectivos de sus habitantes” y actualmente podemos citar un sinnúmero de ejemplos que ponen en tela de juicio la credibilidad y la finalidad de ésta disciplina. De la misma manera en que cuestionamos la influencia del urbanismo en la política y en la economía, se debe cuestionar que las autoridades desempeñan en la actualidad.

“La racionalidad en la ordenación del suelo, que por definición es escaso, exige que los poderes públicos velen precisamente por la función social del derecho de propiedad y por la efectividad de otro derecho relevante [..]” , sin embargo muchos países del mundo viven una crisis económica resultado del capitalismo y la complicidad de los gobiernos. Este peso recae, principalmente en la responsabilidad de los intelectuales para hacernos diferenciar en lo que se debe o no se debe hacer, y tener el criterio para percatarnos y concentrarnos en resolver problemas.

La política y la arquitectura se han venido desarrollando en tiempos distintos. La maduración de un estilo, de una forma de hacer arquitectura a nivel personal y aún más a nivel de grupo, requiere un tiempo más extendido que el de la inmediatez que exige la política. Como bien cita el autor, “La arquitectura [..] tiene mucho que ver con el poder político y económico, con la voluntad colectiva de lo social y lo común […]”. Dicho de otra manera son relaciones que, siendo fáciles de digerir, son esenciales y toman en cuenta desde que se gestionan hasta la obra en sí. Ejemplificando dicho comentario, podemos decir que no existe aquí en México una arquitectura cardenista, ni lopezportillista, ni salinista, algunos de esos regímenes impulsaron la construcción de edificios, como la Ciudad Universitaria con Miguel Alemán pero no determinaron el tipo de arquitectura; sin embargo instituciones y organizaciones políticas se expresan mediante edificios, van de la mano.

La serie de cambios que ha venido

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