Asignatura Regional
Enviado por rosauractrs • 12 de Marzo de 2013 • 373 Palabras (2 Páginas) • 364 Visitas
A
diferencia del científico, que en el siglo XIX fue
ungido con el aura del genio solitario, desde los
tiempos mas antiguos el historiador se ha
pensado un creador condicionado por su grupo social. Conoce
el oficio por medio del aprendizaje rutinario con
sus profesores. Se ejercita en la disciplina leyendo los
modelos que le heredaron sus antepasados. Descubre
los secretos del arte gracias al análisis que hace de la
producción de sus colegas. Su fuente de inspiración
más estimulante son las obras maestras de todos los
tiempos y de las culturas más diversas.
Los desafíos que le imponen sus compañeros de
generación, y la ineludible competencia que padece en
nuestros días, son los incentivos que lo inducen a superarse.
Es decir, desde que elige su vocación hasta que
aprende a encauzarla, está rodeado de condicionantes
sociales inescapables. De una parte, es un producto
social, un resultado de diversas acciones colectivas; y de
otra, un individuo acuciado por el deseo de superar
herencias del pasado y de renovar su oficio a partir de los
desafíos que le impone su presente.
Si nos fuera dado viajar a los tiempos transcurridos, y
recoger de ahí las imágenes que mostraran las tareas que
nuestros antecesores le asignaron al rescate del pasado,
vertamos que las funciones de la historia han sido variadas.
También se podría advertir que esas tareas se
concentraron en el propósito de dotar a las agrupaciones
humanas de identidad, cohesión y sentido colectivo.
Desde los tiempos más antiguos, los pueblos que
habitaron el territorio que hoy llamamos México acudieron
al recuerdo del pasado para combatir el paso
destructivo del tiempo sobre las fundaciones humanas;
para tejer solidaridades asentadas en orígenes comunes;
para legitimar la posesión de un territorio; para afirmar
identidades arraigadas en tradiciones remotas; para
sancionar el poder establecido; para respaldar con el
prestigio del pasado vindicaciones del presente; para
fundamentar en un pasado compartido la aspiración de
construir una nación; o para darle sustento a proyectos
disparados hacia la incertidumbre del futuro.’
En todos esos casos la función de la historia es la de
dotar de identidad a la diversidad de seres humanos
que formaban la tribu, el pueblo, la patria o la nación.
La recuperación del pasado tenía por fin crear valores
sociales compartidos, infundir la idea de que el grupo o
la nación tuvieron un origen común, inculcar la convicción
de que la similitud de orígenes le otorgaba cohesión
a los diversos miembros del conjunto
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