BREVE HISTORIA DEL DESARROLLO DE LA UNIVERSIDAD EN AMÉRICA LATINA

En los tiempos de la conquista, el imperio español trajo a sus nuevas colonias la educación superior, para educar a sus nuevos dirigentes, los modelos de universidad eran 2: Salamanca, regido por eclesiásticos, con servicio al estado-nación, se hablaba en latín y se basaba en la lectura de un tema por un catedrático y a continuación, se comentaba y llegaba a una conclusión. La de Alcalá de Henares, con tendencia teológica, unidades-convento, independientes del estado civil. La universidad de la colonia, como todo en las colonias, era un reflejo del país colonizador, en nuestro caso, de España, con autogobierno de sus institutos y progreso en las artes y letras, pero con poco progreso en las ciencias. Hasta antes de la independencia, era favorecida únicamente la clase dominante.

Los movimientos socio-culturales repercutieron en ellas perdiendo la fuerza de la autoridad y los modelos escolásticos teniendo como consecuencia, la libertad de cátedra y el método científico. Con la Ilustración se incubó la conciencia independentista y a fines del siglo XIX, se excluía el dogma eclesiástico y se funda la universidad adoptando en cierta forma, el derecho romano y el código civil. En 1910, se funda la Universidad Nacional de México.

El movimiento de Córdoba fue el primer rastro en que la sociedad tomo más importancia y se ve a la universidad como el medio por el que se accede al ascenso político y social.

A principios del siglo XX, en Perú, un movimiento estudiantil, postula una reforma con la independencia y autonomía universitaria como principales preceptos, gratuidad y asistencia libre, reorganización académica; en sí, para que la universidad fuera más popular y accesible, una universidad para el pueblo, democrática, creando un grupo político de jóvenes bajo el nombre de “Alianza Popular Revolucionaria Americana” que, con una postura antiimperialista, era la representación misma de la vanguardia política en el pensamiento americano.

En sí, la educación es para quien pueda costearla, o al menos así lo plantea el autor, la universidad pública es en sí misma, gratuita, o muy barata, en comparación con el costo real de la misma, sin embargo, las condiciones económicas de cada individuo le permiten o no hacer uso del tiempo necesario para asistir a una institución, y además, costear los gastos inherentes a ella (transporte, alimentación, materiales, etc.). Hay quien propone que el gobierno sea quien asuma estos gastos, pero en una sociedad cada vez más decadente de valores morales inculcados por la familia, es poco probable y menos aún, procedente, el hecho de hacerlo y que resulte en verdad un acierto y un estímulo para que la gente se prepare más y mejor. El gobierno ha ido haciendo reformas a los planes de estudios, acortando la cantidad de conocimientos por periodo escolar, justamente respondiendo a las bajas calificaciones que se obtienen en las evaluaciones generales, con la finalidad de que entre menos tengan que saber, mejor lo van a aprender, sin embargo, esto no ha resuelto el bajo nivel de aprovechamiento, y si ha disminuido grandemente la calidad

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