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Balón dividido


Enviado por   •  13 de Julio de 2017  •  Ensayo  •  1.678 Palabras (7 Páginas)  •  260 Visitas

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Balón dividido.

Juan Villoro estudió la licenciatura en Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, fue becario del INBA en el área de narrativa (1976-1977) y del Sistema Nacional de Creadores Artísticos (1994-1996); de 1981 a 1984 se desempeñó como agregado cultural en la Embajada de México en Berlín Oriental.

Miembro activo en la vida periodística mexicana, escribe sobre diversos temas, como deportes, rock y cine, además de literatura, y ha colaborado en numerosos medios como Vuelta, Nexos, Proceso, Cambio, Uno más uno, Reforma (periódico) y La Jornada. También ha sido profesor de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor invitado en las universidades de Yale, de Boston, Pompeu Fabra y de Princeton.

No somos los salvadores de la patria: Javier Aguirre.

Estas fueron las palabras que Javier Aguirre hizo en España acerca de la situación del país, después de esto el seleccionador se alejó de los medios de comunicación y luego pidió disculpas por el contexto en el que hablo de los problemas nacionales, pero lo que en verdad quería decir era que si México gana o pierde en el Mundial no hace mejor o peor al país. Lo mismo pudo decir Juan Carlos Osorio después de aquel 7-0 en contra de Chile en la Copa América centenario en el 2016, en cambio el actual Director Técnico sólo pudo ofrecer disculpas.

El técnico del Tri debe ser un vendedor de ilusiones, un gestor de la esperanza. La selección mexicana representa un negocio lucrativo, sujeto a las presiones de los medios, los anunciantes y los federativos. Podría apostar que el ser Técnico de México es uno de los más difíciles entre todas las naciones del mundo, en México el fútbol es la religión de todos, incluso de los que no lo ven por cuatro años hasta que llegan eso 31 días donde el fútbol se apodera de todo, y en México la selección es el filtro que tiene el ciudadano para satisfacer sus problemas, la esperanza de todos, los disfrazamos de héroes, les rezamos cual santos y les pedimos la gloria, en México el fútbol es más que un juego, es un camino.

Javier Aguirre regresó a dirigir al Tri después de su pasaje por España donde estuvo al mando del Osasuna y el Atlético de Madrid. El “vasco” llegó al puesto después de que Hugo Sánchez, Jesús Ramírez, Sven Göran Eriksson y Efraín Flores fracasarán en el proceso mundialista rumbo a Sudáfrica 2010.

Juan Carlos Osorio también llegó de rebote, aunque de manera diferente, todos sabemos la historia de Miguel Herrera con Christian Martinoli, y a pesar de que en ese momento la selección no contaba con técnico Osorio no era la primera opción, ni la segunda, después de que Bielsa y Vucetich rechazarán el cargo por falta de proyecto, la federación llegó a la conclusión de poner en el cargo a Juan Carlos Osorio, quien era Director Técnico del Sao Paulo.

Las palabras de Aguirre.

Cuando César Luis Menotti llegó a dirigir la selección mexicana hubo un cambio de mentalidad en el equipo. En los últimos cuatro mundiales hemos tenido regularidad. Una actuación correcta, sin llegar al tan anhelado quinto partido. Antes que nada, diría que hay un antes y un después de los «cachirules». Ahí tocamos fondo, ahí el equipo mexicano queda fuera de cualquier evento internacional y es vergonzoso. Estábamos en Guatemala, lo recuerdo, con la selección de México, la selección mayor. Ganamos nuestro pase a Seúl 88, pero a los cinco minutos la alegría se diluyó cuando dijeron que había un problema, que denunciaron falsificaciones en las actas. No sólo no fuimos a esa Olimpiada (Guatemala fue en nuestro lugar), sino que no fuimos al Mundial de Italia. Ahí tocamos fondo y ahí rodaron cabezas. Fue un parteaguas, un punto de inflexión. A partir de ahí deciden cambiar a los jerarcas, viene gente, no sé si mejor o peor, pero distinta en cuanto a mentalidad.

Una de las etapas Mundialistas más sufridas fue la de Brasil 2014, diría yo que tocamos fondo, pero parece que se nos ha olvidado, o al menos a la gente del fútbol, y no hablo del aficionado específicamente, sino de los señores que mandan en la federación. México tuvo de nuevo a cuatro entrenadores en un proceso mundialista; José Manuel de la Torre, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera, éste último llegó para los partidos de repechaje al mundial, un repechaje que nos regaló Estados Unidos, pero todo se disfrazaría con la goleada ante Nueva Zelanda en el repechaje (9-3) en el global, volvió la esperanza en un deporte que parece que no es apto para el mexicano.

El fútbol va creciendo en función de cómo va creciendo el país. No es gracias al futbolista que México va a resurgir, pero sí ayuda que el mexicano tenga un clavo ardiente de dónde sujetarse para que pueda decir: «Quiero a esos amigos de verde que cantan su himno y rompen el alma, como yo lo hago para perseguir el camión y vender mis gelatinas en la calle».

México en Sudáfrica: fallaste, corazón.

Javier Aguirre, poco antes del cotejo, puso énfasis en el trabajo mental, poco tomado en cuenta en una profesión que se precia de ser ajena a la vida interior. La máxima preocupación personal del protagonista de la serie Los Soprano es que sus colegas de la mafia sepan que va a terapia. Eso puede minar su prestigia de jefe duro, pues sólo los débiles aceptan que algo pasa dentro de ellos. El fútbol es igualmente primitivo, y Aguirre lo sabe. Terminado aquel diálogo, le pregunté a Juan José Kochen, de la Federación Mexicana de Fútbol, qué psicólogo llevarían al Mundial. La respuesta fue sorprendente: «A ninguno, Javier asume esa tarea». El vasco entendió que había una carencia, pero la empeoró al no pedir respaldo profesional. Analicemos una de sus más raras medidas psicológicas. Salió de México con veinticuatro jugadores con el expreso fin de dejar fuera a uno de ellos. Sólo a uno. Esta selección del personal era una forma dela tortura. ¿Podemos imaginar la depresión de quien debe emprender el solitario viaje del descastado? Esta anti terapia equivale a participar en American Idol al revés: el elegido no va a la gloria sino a la ignominia. Para colmo, el jugador excluido fue Jonathan dos Santos, el único con un hermano en el equipo. Más allá de sus cualidades, se trataba del jugador cuya ausencia podía afectar más en el plano emocional a un titular.

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