El Yo Dividido

David Laing desarrolla en su libro “El Yo dividido” un trabajo acerca de los rasgos que pueden encontrarse en una persona esquizoide y esquizofrénica, es decir, en su aspecto sano y psicótico, respectivamente, en el marco del enfoque fenomenológico existencial, el cual trata de comprender la naturaleza de la experiencia que una persona tiene de su mundo y de sí misma, incluyendo las experiencias particulares en el marco de su total “ser-en su mundo” (ciencia de las personas).

El Yo Dividido, hace referencia a la dicotomía que padece la persona esquizoide en su identidad. Un individuo en el que la totalidad de su experiencia está dividida de dos maneras, al existir 1) una brecha en su relación con su mundo, donde se encuentra aislado; y 2) un quiebre en su relación consigo mismo, siendo por tanto una persona dividida, incompleta. Es posible destacar cuatro puntos esenciales:

1. El enfoque existencial. Laing propone estudiar a la persona esquizoide, partiendo de la observación en su totalidad, más allá de las técnicas tradicionalmente asociadas a la psiquiatría (que segmentan al hombre en términos: mente-cuerpo, psique-soma, psicológico-físico, etc.) y asevera que el hombre puede verse en “su ser” desde diferentes puntos de vista. Enfatiza la importancia de ver directamente al individuo, poniendo atención a las descripciones que el propio paciente hace de sí mismo y su entorno. Explica la pertinencia de considerar, no solamente la coexistencia de dos diferentes esencias o sustancias como se propone bajo la óptica psique-soma, sino las diferentes gestalts experienciales inherentes a la persona-organismo .

2. Rasgos del esquizoide. El esquizoide concibe su mundo sin experimentar al otro, más bien lo hace de manera autómata. Una condición particular subyace: la inseguridad ontológica, o el umbral de seguridad que el individuo tiene con respecto a su existencia. El esquizoide se siente inseguro de su propio ser y e incluso las cosas ordinarias de la vida constituyen una amenaza. La implosión, o choque de la realidad sobreviene cuando el individuo no accede a la seguridad ontológica, la persona se siente vacía, teme llenar ese vacío con la nada y “ser tragado” por los demás, culminando en un profundo aislamiento .

3. El yo encarnado y no encarnado. Cuando una persona está segura en su propio ser, los temores y angustias no surgen con demasiada fuerza. Sin embargo, en el paso del estado esquizoide al esquizofrénico sobreviene un intenso conflicto con uno mismo y la persona llega a experimentarse a sí misma como si estuviesen divididas en cuerpo y mente.

Laing plantea la hipótesis de dos diferentes maneras de ser humano y explica esta segmentación como el yo encarnado, el cual está provisto de un cuerpo , y el yo no-encarnado, donde la mente tiene un peso específico mayor. En el yo no encarnado, el yo se experimenta como si estuviese divorciado del cuerpo, donde éste es un objeto más.

El yo verdadero está separado de su cuerpo y le priva de la participación directa de los aspectos de la vida, reduciéndole a las percepciones, sentimientos y movimientos del cuerpo, sin comprometerse en nada directamente, y se vuelve hiper-consciente al reducir su acción a la observación, control y crítica de lo que su cuerpo experimenta. Al ocurrr el desgarramiento del individuo

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