Bibiana Y Su Mundo
Enviado por claudiacum • 27 de Junio de 2013 • 3.195 Palabras (13 Páginas) • 420 Visitas
Análisis Crítico y Resumen de
Bibiana y su mundo
Olaizola, José Luis.
Bibiana y su mundo. SM, Madrid 1987. (17ª ed 1985). Colección El barco de Vapor.
Personajes
Rogelio
Rogelio es un hombre de buen corazón, a quien la muerte de su esposa lo sumió en el vicio de la bebida, del que ahora es incapaz de salir. Su gran amor, lo que da sentido a su vida, es su hija Bibiana, a la que es incapaz de decir que no, salvo a la hora de beber
“Rogelio no tenía el más mínimo interés en ser un héroe. Lo que le importaba era conservar el aprecio de su hija, que era lo único que le compensaba en la vida”. 49
A pesar de su enfermedad, no llega al extremo de maltratar a su hija; tan sólo le hurta el dinero de la hucha de cuando en cuando, y no mueve un dedo para cooperar en la casa. Es Bibiana la que ha de trabajar cuidando niños y repartiendo revistas para traer dinero a casa. Además, ella se cuida también de las tareas del hogar.
Rogelio tiene un trauma con Dios, a quien culpa de alguna manera, de la muerte de su esposa:
-“Sí, sí -continuó el padre con gran convencimiento-. Me enfadé con Dios y todavía sigo enfadado”. 91.
Pero su “rebeldía” no degenera en odio, sino más bien en apartamiento; con respeto y miedo:
“Fue la primera vez en su vida que Rogelio tuvo miedo a un ser humano. Hasta entonces sólo había tenido miedo a Dios, que le había demostrado diez años antes, cuando quedó viudo, cómo podía quitarle lo que más quería: su esposa”. 30.
Y parece que en la última parte del libro Rogelio se reconcilia con Dios:
“Ya hemos aprendido dos cosas: primera, que no hay que enfadarse con Dios; y segunda, que no hay que pegar a los guardias”. 106.
Rogelio confía plenamente en su hija y sabe bien el tesoro que guarda en casa. De hecho es consciente que su hija es la única que confía en él, y gracias a eso se redime al final: “-Bibiana cree que puedo hacerlo. Quizá sea la única persona en este mundo que confía en mí”. 48. “Al mismo tiempo, el remojón le disipó un poco la borrachera y, tumbado allí, solo, secándose al sol, comprendió lo que había pasado con la bicicleta. Le entró tal ternura por su hija que decidió conservarla junto a sí a cualquier precio”. 89. Es importante hacer notar esta confianza de padre e hija, porque es el afecto mutuo lo que hace cambiar al padre al final, siendo éste el mensaje principal de la novela.
Sin embargo, el hombre está vencido en la vida. Su vicio de la bebida y del juego le pueden. Pero aún así tiene sentimientos nobles y se duele por lo que hace. He ahí la tragedia de su vida: vislumbra el mal que le atenaza, pero es incapaz de sobreponerse a él.
“Pero Rogelio estaba tan triste por lo que había hecho, con tanto dolor de cabeza por el vino y con tanto dolor de corazón por comprender que no tenía remedio, que ni tan siquiera se puso a despotricar contra los Reyes Magos, como en ocasiones anteriores.” 57.
A tal punto llega su desesperación que en un momento dado decide darse muerte, pues ve que su vida está vacia y que no puede seguir así, pero no lleva a cabo el plan.
A pesar de todo el padre de la niña consigue zafarse del mal vicio, sólo por el afán de recuperar a Bibi, lo que supone para él como un volver a nacer, un degustar de nuevo las cosas sencillas de la vida. Este es, sin lugar a dudas, uno de los mensajes principales del libro: merece la pena despojarse de la parte negativa que habita en nosotros; porque esa parte falsea la realidad, nos sumerge en el cansancio ante la vida, en el dejarse llevar, e incluso en la desesperación. Sin embargo, optar por el bien, por las cosas nobles que nos propone el corazón nos dota de una nueva visión, incluso para percatarse de lo más sencillo: “Aspiró y notó que la vida olía. A leña quemada, a rosas, a tierra recién regada, a la higuera del huerto y a la merluza rebozada que le estaba friendo en la cocina la señora Angustias”. 115.
Bibiana
La niña es de alguna manera un personaje gigante en la novela: a pesar de la vagancia de su padre y de que éste le roba el poco dinerito que ahorra para comprarse una bici, Bibiana no se enfada, no se inquieta; además trabaja para sacar adelante a la familia, estudia y destaca en la clase, tiene buen trato con todos, se las apaña fantásticamente con los niños pequeños, es generosa, etc. “Bibiana era una niña a la que le gustaba decir que sí”. 69. Los niños de la Chopera adoran a Bibi.
“Los niños y las niñas de “La Chopera” se volcaron con Bibi.”. 104. "…la vispera de irse al internado, al levantarse, se encontró con más de una docena de bicicletas alineadas en la fachada de su casa". 104/5.
Bibiana intuye el problema de su padre, pero en cierto modo se ha acomodado a él, y no hace tragedia de su situación; aún es una niña, y por ello no es del todo consciente de la gravedad del vicio de su padre.
“Tenía comprobado Bibiana que todo el mundo, menos ella, estaba deseando que su padre cambiara. Como es lógico, a ella no le importaría que cambiara en algunas cosas, por ejemplo en el vestir, e incluso, que le desapareciera esa “pena” del corazón” que le obligaba a beber. Pero tenía miedo de que, si cambiaba demasiado, pudiese convertirse en un padre como el de algunos niños que conocía” 39.
Bibiana piensa que su padre bebe por una especie de mal físico, “una pena en el corazón” como le dice su propio padre, que no es más que el dolor mal digerido que le produjo la muerte de su mujer. Con este procedimiento, el narrador arroja cierta comprensión sobre el personaje de Rogelio, quien tiene alguna excusa para buscar consuelo en el alcohol.
El contraste entre la bondad de la niña y la cierta maldad del padre, su egoismo en su enfermedad, es sin duda uno de los elementos que confiere mayor dramatismo al libro. Por un lado se dice que Bibiana “no se compraba ni unchupachus. Calculaba que en un par de meses se podría comprar la bici” 44. Por contra, también se nos dice que el padre se juega todo el dinero de la niña a las cartas, y lo pierde. Bien es cierto que su intención era ganar dinero para comprarle la bici…
Aunque al final del libro, la pequeña parece que empieza a hacerse algo adulta prematuramente, empieza a saborear la amargura, e incluso llega a proferir palabras de odio en contra de la señorita Tachi, antes su admirada profesora, por culparla del encerramiento de su padre:
“¡Ojalá la hubirera dejado morir!” 103.
Pero en el último episodio todo se arregla felizmente y Bibi no llega a perder su candor infantil.
La señorita Tachi
La señorita Tachi también juega un papel interesante en el libro. Es en apariencia un
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