CENICIENTAS, MADRASTRAS Y TÍAS. REFLEXIONES ACERCA DE LA FEMINIZACIÓN DE LA DOCENCIA

Viene a mi mente recuerdos de maestras que me han acompañado en mi camino escolar, ma estras que han variado en cada sentido, maestas jóvenes y mayores, buenas y no tan buenas, amorosas y de mal genio, pero de cada una aprendí muchas y significantes cosas.

Y en esta lectura habla de tres tipos diferentes de maestras: cenicientas, madrastras y tías. Cada una con un estilo diferente y manera especial de comportarse.

Por ejemplo las cenicientas, son maestras que hacen su labor con sumisión, entrega y obediencia, solo esperando a que llegue la persona, ósea, su príncipe azul, la saque de esa realidad y la lleve a solo cuidar hijos propios, siendo esa su finalidad.

También habla de las maestras que se comportan como madrastras, las cuales siempre intentan imponerse a sus alumnos de mala manera, regañan, golpean, convirtiendo la escuela en una prisión, en la que te sientes mal e incómodo, haciéndonos comprender que no todas las maestras son buenas.

Por ultimo nombra a las maestras que se muestran como tías, son las mejores desde el punto de vista del el alumno, o al menos ese recuerdo es el que me deja a mí, es una clase de maestras consentidoras y solapadoras, te hacen sentir cómodo y a gusto en el salón de clases. Ya que la relación que tienes con una tías más relajada que la que se tiene con una madre o con una maestra.

Y aunque a veces la docencia se menosprecia como profesión, las mujeres de esta manera se hacen notar en la sociedad, aunque comparando con los niveles educativos y dándonos cuenta de que el nivel de preescolar y primaria es normalmente ocupada por estas maestras y los niveles mayores como preparatoria son ocupadas por maestros, mostrándonos aun la desigualdad de géneros en la que nos encontramos sumergido en la actualidad.

A la mujer se le ve como una madre, que esta echa para las actividades del hogar, solo para ser la que cocina y cuida a los niños, sin ninguna preparación, por lo que la profesión docente es rebajada ocupada por la mujer en categoría ya que se compara de mala manera con la función de la madre. Las mujeres deben defender su profesión y hacerla valorar, y hacer cambiar esos mitos, volver a abrir caminos para las futuras generaciones, elevar la calidad de nuestra práctica tomando en cuenta que, no sólo implica cuidar niños y darles amor, sino una verdadera profesionalización de la labor docente.

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