: CONSECUENCIAS DE UNA TRAGEDIA

Foro 3: CONSECUENCIAS DE UNA TRAGEDIA

El 3 de diciembre  de 1984, poco después de la media noche, una nube del mortífero gas de isocianato de metilo escapó de una planta de plaguicidas que estaba situada en las afueras de Bhopal (India) y que era propiedad de la Unión Carbide. El sofocante gas cubrió la ciudad, matando instantáneamente  a cientos de personas, sobre todo a niños que eran menos resistentes al gas que los adultos, y obligando a los 670 mil habitantes de la localidad a huir presas del pánico. Al Finalizar la semana, mas de 2 mil personas habían muerto por inhalar el gas y 150 mil tuvieron que ser hospitalizadas por problemas respiratorios y daño ocular; todo ello hizo de la “ noche de muerte en Bhopal” el peor desastre industrial de la historia. A todo el mundo llegaron las imágenes de familias agobiadas por la tragedia que enterraba a sus muertos y que culpaban de la terrible desgracia a la Unión Carbide.

No se hicieron esperar las repercusiones en la compañía y también en la industria química. El gobierno de la india acusó a la dirección de la planta de no haber tomado medidas adecuadas de seguridad y manifestó que la responsabilidad recaía sobre la compañía matriz. En las demandas judiciales presentadas por los abogados estadounidenses a favor  de las víctimas se exigían miles de millones de dólares por daños y perjuicios, lo cual amenazaba con llevar la compañía a la quiebra. Se desplomo el precio de las acciones de Unión Carbide; se suspendió la producción de isocianato de metilo en una planta de West Virginia que lo fabricaba en Estados Unidos.

Funcionarios en Estados Unidos e India pidieron un mayor control e inspección de las plantas procesadoras de sustancias químicas. Muchas localidades de Estados Unidos estudiaron la conveniencia de promulgar leyes de  “derecho a la información” que obligasen a las empresas a suministrar información detallada sobre los materiales peligrosos a los empleados que los producen y a los que viven cerca de las plantas. Varias compañías respondieron con programas voluntarios de ese tipo a fin de acallar el clamor público que pedía una reglamentación al gobierno. A raíz de las protestas contra la Unión Carbide en otras partes del mundo, algunas corporaciones multinacionales afirmaron que el desastre de Bhopal había “enfriado” la atmosfera internacional para las compañías estadounidenses.

La Unión Carbide, empresa que había conquistado un gran prestigio en seguridad industrial durante la década que precedió al desastre, pareció quedar paralizada ante la magnitud del mismo. Su presidente Warren Anderson de inmediato voló a la India para inspeccionar personalmente el lugar y las autoridades lo mantuvieron en arresto algunos días. Los 100 mil empleados de la Unión Carbide guardaron un minuto de silencio por los muertos y heridos, muchos donaron dinero para ayudar a las víctimas. Los ejecutivos de alta gerencia, pasaron largas noches de insomnio tratando de resolver los terribles problemas de la compañía y su futuro tan incierto. La moral del personal era pobre; temporalmente disminuyó la producción en muchas plantas. Sin embargo Unión Carbide expresó su profunda pena por las víctimas de Bhopal y prometió pagar una justa indemnización pero siempre sostuvo que era inocente del desastre. “No hay responsabilidad criminal en este caso,” declaró el Sr. Anderson.

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