Capitalismo Y Desarrollo Histórico

El capitalismo desde la óptica el desarrollo histórico

El hecho de tener que pensar en qué momento histórico vivimos resulta una actividad medular para la vida de los humanos que creen en la democracia, es decir, que aspiran a tener una vida libre y a evolucionar como especie consolidando un mundo más humano, donde el aprecio de los recursos naturales y las diferencias culturales sea el hilo conductor de esa nueva forma de vida.

Acompañando las ideas de Hugo Zemelman, que menciona en su libro Necesidad de conciencia, que la humanidad se debe concebir desde su historicidad, y que no puede ser desde otro punto, por la sencilla razón de que el hombre es producto de la historia; en este texto dicho autor refuerza esa idea, afirmando que hay que saber en qué momento histórico vivimos, puesto que aquel ignora ese momento histórico cualquier teoría aplica.

Entonces, ¿cuál es ese momento histórico? y ¿qué teoría debe aplicar? El momento histórico se denomina globalización, tal proceso totalizador no es novedoso en su esencia, ya que su propósito fundamental consiste en la concentración del capital, y desde mi punto de vista considero que tal suceso arrancó desde el siglo XI con la instauración en Europa del mercantilismo, pues desde entonces se fueron concentrando grandes capitales que ya no eran exclusivamente para vivir, sino para el comercio, por ello empezó a surgir el capitalismo primitivo como lo describe el marxismo.

De modo que la globalización tiene de novedoso que esa concentración de capital a escala mundial obliga a establecer nuevas formas de relación, a crear nuevas instituciones para adaptar a la sociedad a las nuevas necesidades o exigencias desprendidas siempre de la cuestión monetaria.

En el actual momento histórico creo que existe un fenómeno que puedo denominar aculturación mundial. Que consiste en conocer y adoptar las formas culturales del mundo, ese mundo tiene que ser el que conviene o favorece la concentración del capital y la explotación máxima del hombre y los recursos naturales en pro de obtener mayor capital.

Para ello, las comunicaciones juegan un papel determinante, estamos conectados todos, y a través de los medios nos enteramos de inmediato de cualquier suceso acontecido a miles de kilómetros desde nuestro cómodo sofá. Hay muchos procesos más que acompañan a esta aculturación mundial, descritos amplia y magistralmente por Zemelman, como la revolución tecnológica, científica-técnica, etc.

Lo más peligroso e importante de la globalización, es que, para lograr sus propósitos, requiere suprimir las diferencias entre países, es decir homogeneizarlas, y por ende imponer una cultura dominante, situación por la que sostengo que se trata de una aculturación mundial, donde todos vemos, comemos, escuchamos, opinamos y trabajamos en lo mismo.

El porqué peligroso, Zemelman lo describe así: “lo que se busca es una minimización del ser humano. Una disminución de la capacidad del ser humano de construir su destino, de ver las diferencias y de construir su realidad…”, dicha afirmación dentro del ramo educativo lo confirman la creación de organismos internacionales como la OCDE, la cual dicta los contenidos para aplicar en todos los países atropellando por completo las diferencias culturales de cada país y de cada etnia, asimismo se encargan de evaluar, y lo hacen para dar fe de que tal o cual país ya está preparado para ser un buen empleado del mundo. Aunque esto lo hacen con un discurso muy bien disfrazado, cuentan con filósofos y tecnócratas, en todos los ámbitos, serviles que los medios masivos de comunicación catalogan como los más sabios del mundo y nos venden sus ideas como verdades ineludibles.

“El máximo logro de la hegemonía de un sistema de esta naturaleza es que la gente que lo glorifica, sea el pobre” (Hugo Zemelman). Por ejemplo en México hay pobres que votarán por el escritor Enrique Peña Nieto, vendido y maquillado por la televisión desde hace muchos años y que tiene un perfil de represor e histrión de las esferas del poder, lo cual garantiza que si llegara al poder no realizaría ninguna obra benéfica para los marginados.

Ahora bien, la tarea de los profesores es combatir, pues desde la educación y en general desde las ciencias sociales, se debe

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