Carlos Fuentes
Enviado por blink_00 • 24 de Octubre de 2013 • 389 Palabras (2 Páginas) • 289 Visitas
Avancé por el resto de libro y pude confirmar mi primera impresión: Fuentes era un brujo, mejor que los de Catemaco, mejor que cualquier santero, vamos, me atrevo a decir que mucho mejor que don Juan. Digo lo anterior porque su visión aguda y su capacidad para retratar a la sociedad mexicana, confluyen en este libro que se anticipa, como si predijera, al contexto nacional actual.
Si este libro hubiera sido escrito hace uno o dos años, se diría que se inspiró en la decadencia de los dos gobiernos panistas, la división del perredismo y el ascenso delgolden boy de Atlacomulco y su dinosaúrico equipo a la presidencia de México.
La Silla del Águila es una historia futurista de un país con un sistema político retrograda, de una nación atrapada por una camarilla de políticos que, como siempre, sólo buscan el beneficio personal, la perpetuidad en la historia y la inmortalidad en el poder.
Los hecho ocurren en el año 2020, durante el sexenio del presidente Lorenzo Terán. Los personajes sólo pueden comunicarse por medio de cartas, pues los sistemas de comunicación del país han sido bloqueados por el gobierno de Estados Unidos, como represalia a las recientes declaraciones del mandatario mexicano respecto a un asunto de política internacional que ni siquiera nos implicaba y la exigencia a Washington por un pago justo por el petróleo nacional.
Al avanzar las páginas, sabremos que para descubrir la historia que narra fuentes en este libros hay que convertirnos en espías, en lectores voyeristas que invaden la vida privada de la élite política y militar que ahora sólo se puede comunicar a través de cartas, contrariando una máxima del priismo: No dejar nada escrito, es decir, no dejar rastro alguno de lo que se hace y deshace con la nación.
Leyendo entre líneas aprenderemos que Lorenzo Terán es para sus amigos (si es que en política se pueden llamar así) un presidente muy confiado, pues cree en la sociedad y piensa que ésta es lo suficientemente madura para resolver sus propios problemas sin necesidad de un “padre” que le guié, le gobierne o le reprima. Para sus enemigos, quienes confabulan de frente y por la espalda, el presidente es un personaje gris, sin autoridad, que está dejando que los conflictos sociales se le salgan de las manos.
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