Carta 1 y 2 de cartas a un joven ingeniero

CARTA   I

SOBRE LA VERDADERA VOCACIÓN.

La primera carta como todo comienzo, habla sobre la elección de la hija del autor a dedicarse a la ingeniería, lo cual además de significar felicidad y jubilo, evoca una serie de reflexiones por parte del autor las cuales plasma en esta primera carta.

Como reflexión primordial y fundamental esta carta aborta el tema de la vocación para la profesión que se ha elegido; en primera aclara como padre que estaría satisfecho si selecciona una actividad profesional capaz de ofrecer la posibilidad de realizarse a plenitud. Una que te entregue, en suma, al desarrollo y al goce pleno de tus facultades. Esa según el autor es la llave para ser un profesional de excelencia, meta que debe tener toda persona que aspira a un título. Más sin en cambio también menciona una serie de errores que la gente suele cometer al hacer una elección tan importante como lo es la elección de nuestra vocación, a menudo el momento de la elección está señalado con mensajes inciertos, con restricciones innecesarias, con desinformación información insuficiente, o incluso con normas, costumbres y tradiciones que coartan la libertad.

Nos comenta que hace tiempo los padres decidían el futuro de sus hijos, tanto en matrimonios como en su vocación, y, aunque ahora han cambiado las cosas, aún se ven muy inmiscuidos en esta elección, tratando de “orientar” a los hijos por los senderos que a menudo sin siquiera comentarlo con ellos, juzgan más seguros, más dignos o más rentables, o simplemente por el hecho de venir de una familia en la que generación tras generación una misma profesión ha sido presente y es una obligación seguir con ella.

Nos relata que para poder darse con generosidad que es uno de los mayores goces en la vida, es necesario ser un tanto egoísta. No se puede hacer felices a los demás si no se es feliz, como tampoco se puede ser feliz sin darse generosamente a los demás, hay que deshacerse de toda atadura, sin tomar en consideración, de ninguna manera ni con ningún matiz, si a los padres o a persona distinta de nosotros les gustaría que fuéramos una cosa o la otra. Escuchemos y pidamos opiniones, pero que al final serán sólo nuestros intereses, gustos, aspiraciones, habilidades, vocación, los que definan nuestra decisión.

Retoma un tema muy interesante al dedicárselo a su joven hija, ya que, como lo menciona en repetidas ocasiones, la ingeniería en un inicio no aceptaba mujeres y aunque las había era muy complicado, ya que ellas llevaban doble trabajo, no solo el de estudiar algo tan complejo, sino el de soportar todo aquello que significa ser una mujer en territorio machista, tanto acoso como el acostumbrado “sexo débil” el cual en la actualidad se sigue usando a pesar de demostrar que pueden mucho más.

Hace una invitación que tomamos como nuestra;” dedícale un momento de reflexión a estas palabras que te escribo con la intención de invitarte, antes de emprender la maravillosa aventura de la formación profesional, a un último examen de conciencia sobre la realidad de tu vocación; nunca será tiempo perdido y te servirá, además de para reafirmar o reorientar tu selección”, Como nos dice, no es afán suyo el hacernos dudar con sus palabras, sino, al contrario de esto es reafirmar nuestro impulso al elegir como carrera, como vida y como futuro, LA INGENIERIA, ¿qué nos llevó a elegirla? Y después de analizarlo, ¿de verdad fue la decisión correcta? Por mi parte creo que me deja una gran reflexión.

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