Cartas A Quien Pretende Enseñar
Enviado por Micaelabelencita • 18 de Junio de 2013 • 13.297 Palabras (54 Páginas) • 392 Visitas
ÍNDICE
PRÓLOGO, por ROSA MARÍA TORREZ XI
INTRODUCCIÓN 1
PRIMERAS PALABRAS: Maestra - tía: la trampa 5
PRIMERA CARTA: Enseñar – aprender Lectura del mundo - lectura de la palabra 28
SEGUNDA CARTA: No permita que el miedo a la dificultad lo paralice 43
TERCERA CARTA: "Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra
posibilidad" 52
CUARTA CARTA: De las cualidades indispensables para el mejor desempeño
de las maestras y los maestros progresistas 60
QUINTA CARTA: Primer día de clase 72
SEXTA CARTA: De las relaciones entre la educadora y los educandos 82
SÉTIMA CARTA: De hablarle al educando a hablarle a él y con él; de oír al
educando a ser oído por él 94
OCATVA CARTA: Identidad cultural y educación 103
NOVENA CARTA: Contexto concreto-contexto teórico 112
[vii]viii ÍNDICE
DÉCIMA CARTA: Una vez más, la cuestión de la disciplina 128
ÚLTIMAS PALABRAS: Saber y crecer-todo que ver 134A Albino Fernandez Vital, con quien experimenté
en la lejana infancia en Recife, en el grupo escolar
Mathias de Albuquerque, algunos de los momentos de la
práctica educativa discutida en este libro.
A Albino, con gran amistad jamás herida o lastimada
por nada.
A Jandira Vital, traída al mundo de mi bien querer por
Albino.
Paulo FreirePREFACIO
Cuando, en junio de 1992, Paulo Freire me pidió escribir el prefacio para un libro suyo (un
libro que —según me contaba entusiasmado— se encontraba escribiendo en esos
momentos y cuyo título en portugués sería Professora sim, tia nao*), me sentí condecorada.
No sólo por tratarse de un libro de Paulo, sino por tratarse de éste en particular: un libro
dirigido a los maestros —y, más específicamente, a las maestras— de la escuela regular,
no para acusarlos sino para defender su identidad y legitimidad como docentes, no para
lisonjearlos sino para desafiarlos, no para bajarles orientaciones sino para dialogar con
ellos.
Que Paulo Freire escriba un libro dirigido expresamente a los maestros —no a los
educadores de adultos que trabajan en la periferia del aparato escolar sino a los educadores de niños que enseñan todos los días en las aulas— y que lo haga en estos términos
—no apuntándolos con el dedo, ni siquiera solidarizándose con ellos desde afuera, sino
interpelándolos desde un "nosotros" en el que Freire se incluye— sorprenderá sin duda a
muchos, seguidores y opositores. Porque muchos, en uno y otro lado, continúan viendo en
Freire el símbolo de la antiescuela (la critica a la escuela confundida con su negación), el
antimaestro (la crítica al sistema personificada como crítica al maestro) e incluso la anti
enseñanza (la confusión entre autoritarismo
*Maestra sí, tía no. En Brasil los niños de la escuela acostumbran decirle tía a la
maestra, como en México esto no es así el título original no diría nada, por lo que
hemos preferido intitular la edición en español con el subtítulo portugués: Cartas a
quien pretende enseñar. [E.]
[xi]xii ROSA MARÍA TORRES
y autoridad, entre manipulación y ejercicio de la directividad que supone toda relación
pedagógica).
Y es que, a menudo, como él mismo bien sabe y reclama, el Freire que ha circulado de
boca en boca y de cita en cita por el mundo es un Freire simplificado, formulizado,
unilateralizado, estereotipado a partir de un conjunto de nociones fijas —educación
bancaria, alfabetización, educación de adultos, conscientización, diálogo, palabra
generadora— y virtualmente suspendido en los años 60-70, junto con sus dos primeros
libros: La educación como práctica de la libertad (1965) y la Pedagogía del oprimido
(1969). Muchos admiradores y críticos, incluso dentro de la propia América Latina,
desconocen su trayectoria durante los últimos 25 años (¡un cuarto de siglo!): su
experiencia de trabajo en Europa y África; su reencuentro con el Brasil después del largo
exilio; su gestión como secretario de Educación del Municipio de Sao Paulo entre 1989 y
1991; su prolífica obra, siempre inacabada, traducida a múltiples idiomas y esparcida por
todo el mundo; su continuo aprendizaje y su eterna disposición para dejarse sorprender por
lo nuevo o lo no percibido con anterioridad.
Me alegra —decía— la posibilidad de prologar este libro no sólo por su autor
sino por su interlocutor: los maestros, los grandes relegados de la globalización
educativa y de las políticas educativas contemporáneas. En el mismo momento
en que declaraciones y acuerdos nacionales e internacionales coinciden en la
centralidad de la educación para el desarrollo individual y social, en la urgencia
de una transformación educativa profunda que asegure no sólo cantidad sino
calidad, y en el papel protagónico de los maestros en dicha transformación y en
el logro de dicha calidad, la situación de los maestros ha llegado a "un punto
intolerablemente bajo", según reconoce la propia Organización International del
Trabajo (OIT).PREFACIO xiii
Intolerablemente bajos y malos son los salarios, la calidad de vida, la autoestima, la
valoración social, las condiciones de enseñanza, las oportunidades de formación y
perfeccionamiento, el reconocimiento y la investigación del problema, y los presupuestos
destinados a resolverlo para tornar mínimamente viables los ambiciosos objetivos y metas
planteados en el discurso educativo de este último decenio del siglo. En realidad, la
educación que algunos avizoran como la educación del siglo XXI —televisión, video,
computadoras y aparatos de todo tipo, modalidades a distancia, autodidactismo,
enseñanza individualizada, aprendizaje programado, paquetes multimedia— tal parecería
no incluir a los maestros y tener reservado para ellos, por el contrario, un proyecto de
extinción.
La "cuestión docente" es, en efecto, La cuestión por excelencia dentro de la problemática
educativa de la época. Tema-tabú del cual nadie quiere hablar, tópico que ahuyenta el
análisis y el debate, asunto que no parece encajar en ninguna agenda ni presupuesto ni
organigrama ni esquema clasificatorio.
Las realidades son contundentes y se expresan en escala mundial: pauperización y
proletarización
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