Cazadores de Microbios: Antonio Van Leeuwenhoek. El primer cazador de microbios

Cazadores de Microbios: Antonio Van Leeuwenhoek. El primer cazador de microbios.

Introducción

En el primer capítulo del libro cazador de microbios nos habla de Antonio Van Leeuwenhoek que fue el primer cazador de microbios. Que logro observar a estos bichitos a través de su gran invento que le tomo largos años de su vida.

Hace doscientos cincuenta años un hombre humilde, llamado Leeuwenhoek, se asomo por primera vez al mundo nuevo y misterioso poblado por millares de diferentes especies de seres pequeños. Estos cazadores, es su lucha por registrar este microcosmos, no vacilan en jugarse la vida. Sus aventuras están llenas de intentos fallidos y falsas esperanzas. Hoy en día los hombres de ciencia constituyen un elemento prestigioso de la sociedad, cuentan con laboratorios, ahora cualquier estudiante tiene las puertas abiertas para especializarse en cualquier rama de la ciencia en una gran universidad equipada.

Desarrollo

Antonio van Leeuwenhoek nació en 1632 en Holanda. Se le consideraba un hombre ignorante; no sabía hablar más que holandés, era un hombre quisquilloso, buscaba la forma de  fabricar un minúsculo lente de menos de tres milímetros de diámetro tan perfecto que le permitiera ver las cosas más pequeñas, se dedico a examinar con sus lentes todo lo que callera en sus manos: musculares de una ballena y las escamas de su propia piel entre muchas otras cosas más.

Jamás hubo hombre más escéptico que Leeuwhhoek. Dejaba clavadas en las agujas de su extraño microscopio y para poder observar otras cosas, se vio precisado a fabricar cientos de microscopios, hasta estar seguro de que no había variación alguna en lo que atisbaba, hacia algún dibujo de sus observaciones y a un así no quedaba satisfecho. Así, durante veinte años, trabajo en completo aislamiento. La Real Sociedad estaba absorta. Aquellos sofisticados sabios caballeros quedaron embobados y les hizo gracia; pero sobre todo, la sociedad quedo asombrada de las maravillas de Leeuwenhoek aseguraba haber visto a través de sus lentes.

Observo una muestra de una gota  donde se pudieron observar bichitos que se movían rápidamente, había llegado el día de su vida para Leeuwenhok. Nunca se lanzo a teorizar, pero era un mago de la medición, el resultado de sus cálculos fue: “Este animalillo es mil veces, más pequeño que el ojo de un piojo grande”. Molyneux le ofreció a Leeuwenhoek una suma considerable por uno de sus microscopios. En los últimos cincuenta años resulta que miles de microbios fueron enunciados como causantes de otras enfermedades. Descubrió espermatozoides de los hombres, sabía que la sangre estaba llena de pequeños glóbulos, consiguió demostrar que aquellos seres microscópicos eran capaces de devorar y matar a seres mucho más grandes que ellos mismos.

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