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Ciencia fáctica


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  Tutorial  •  5.921 Palabras (24 Páginas)  •  296 Visitas

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En innumerables ocasiones hemos oído decir que la contabilidad es una ciencia eminentemente fáctica. Que es una actividad cuyo objetivo fundamental consiste en la registración de “hechos”. Como aquellos que se producen en el ámbito los entes socioeconómicos. Una sencilla ojeada a la historia de esta disciplina, nos permite descubrir que efectivamente quienes sostienen dichos argumentos no se equivocan en lo absoluto, toda vez que para dar cuenta y razón del patrimonio del ente, la contabilidad, todas maneras debe registrar todos aquellos “hechos”, que de una u otra forma afectan dicho patrimonio.

Los “hechos” de los cuales se ocupa la contabilidad se denominan “hechos contables”, y vienen a ser todos aquellos sucesos que afectan positiva o negativamente el patrimonio de los entes de naturaleza económica. Este aspecto, en correlato con el objeto de estudio de la contabilidad, define al “hecho contable” como aquella realidad omnipresente, que sirve de fuente fundamental y punto de partida de dicha ciencia.

No obstante la omnipresencia del “hecho contable”, los estudiosos de la contabilidad no se detienen en sus obras a fundamentar y explicar su naturaleza y trascendencia. La mayoría de autores obvian el concepto en sus tratados, y los operadores y académicos de la contabilidad (contadores) hacen otro tanto en su quehacer, lo que coadyuva junto a otras tantas omisiones existentes en la actual doctrina, para que legos y entendidos perciban a la contabilidad como una actividad carente de todo contenido filosófico.

Con el fin de contribuir al desarrollo de la filosofía de la contabilidad, esbozamos vía las siguientes líneas, la valía del “hecho contable” como unidad primordial de la contabilidad, no sin antes, obviamente, estacionarnos para explicar el “hecho” como realidad, su clasificación y las acepciones más conocidas del vocablo.

Respecto al primer punto, Roque García (1965) nos ilustra, que “después de la palabra ser, que es el vocablo por excelencia, las voces hecho y cosa son, sin disputa las más universales de toda la lengua”. Señala el autor, en su obra “Sinónimos y Antónimos”, que “Todo lo que existe es una cosa. Todo lo que hace, todo lo que obra, todo lo que se mueve, es un hecho”. En este sentido, una idea viene a ser un hecho de la inteligencia. La emoción, un hecho del sentimiento. La sensación humana, un hecho de la sensibilidad orgánica. Un estímulo de la conciencia, es un hecho moral. Las manifestaciones artísticas, vienen a ser hechos de la fantasía. Así como toda sustancia física, es un hecho de la naturaleza.

En cuanto al significado de la noción de “hecho”, Ferrater Mora[1] refiere, que ésta ha sido interpretada de diferentes maneras y siguiendo diversas orientaciones. Dice, por ejemplo en base a factum que es la raíz latina de la palabra, debemos entender por “hecho” algo que está efectivamente cumplido y no puede negarse su existencia. De lo que se desprende que la palabra “hecho” también signifique el principio de lo verdadero, acepción que habría asumido Kant, para considerar en su filosofía a la física como un “hecho de la naturaleza”, cuya omnipresencia, considera suficiente para justificarla epistemológicamente.

Según el mismo Ferrater Mora, el equivalente de factum en otras lenguas, como: Tatsache, res gesta, Sachverhalt, fact, matter of fac, etc., ha dado origen a una amplia pluralidad de significados y a una diversidad de clasificaciones del “hecho”. En esta línea coincide Roque García, cuando dice, que de las múltiples clasificaciones del “hecho”, la más ampliamente aceptada es aquella que clasifica al “hecho”, como “hecho natural” y “hecho cultural”. El “hecho natural” es a juicio de García, el obrar de la naturaleza, el que proviene de ella, es el “hecho” que no es humano. En cambio, el “hecho cultural” –dice este mismo autor-, “se concreta al hombre, a todo aquello que el hombre hace, sin calificarlo en ningún sentido, sin expresar que sea bueno o malo, falso o verdadero, justo o injusto.”

En la práctica común y corriente, los “hechos” a menudo son confundidos con los fenómenos, los acontecimientos, las acciones o los actos. Conviene aclarar, que tanto los actos, como las acciones, los acontecimientos y los fenómenos, son temporales, aislados e intrascendentes. El “hecho” en cambio es genérico, universal y omnipresente. Es el “hacer intemporal” por excelencia. Por cuya razón, “los hechos” son considerados los objetos primarios de la praxis, que a juicio de Germán Peinador Martín, “vienen a ser el punto de partida para la especulación, y el tratamiento empírico, científico o filosófico de la realidad.”[2]

Juzgando por su naturaleza, los “hechos” son radicalmente opuestos a todo lo que significa noción, idea o teoría; sin embargo, en el campo científico “hechos” y teorías conforman una unidad simbiótica indivisible, donde los primeros aportan a dicha unidad, los datos del mundo y las últimas formulan y conforman las estructuras ideales que permiten descubrir, explicar y predecir los “hechos” de una determinada área o porción del cosmos.

En este contexto, hay quienes poniendo como ejemplo a la Teoría de la Evolución (Darwin) y a la Ley de la Gravitación Universal (Newton), sostienen que algunas teorías como las enunciadas, han llegado vía el tiempo, a constituirse en “verdaderos hechos”. Conviene aclarar que argumentos de este tipo carecen de todo valor, por cuanto las teorías son finitas, perecederas y permeables, mientras que los “hechos” son inmutables, continuos y recurrentes (omnipresentes). Por consiguiente, una teoría aun interpretando a los “hechos” más trascendentes, no llegaría a significar jamás un “hecho” en si misma, puesto que nada ni nadie asegura, que la brillante teoría de hoy acabe como la teoría geocéntrica (Tolomeo), que un día se desplomó a los pies de Copérnico.

El “hecho” es pues, el aspecto central de toda ciencia. Su validez consiste en que sirve para circunscribir el objeto de estudio de cada disciplina científica. Por esta razón es que existen sendos conceptos de “hecho”, como ciencias existen también. El “hecho matemático” en el campo de las ciencias formales; el “hecho antropológico”, el “hecho económico” y el “hecho jurídico” en las ciencias sociales, así como el “hecho químico” en las ciencias naturales, son sólo algunos ejemplos a citar.

Entrar a definir el “hecho” para cada campo de la realidad, es una tarea que supera nuestros modestos esfuerzos. Más, en el contexto del presente trabajo, ocuparnos de la definición del “hecho económico” y del “hecho jurídico”, es una necesidad impostergable que tenemos el privilegio de enfrentar, toda

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