Condores No Entierran Todos Los Dias
Enviado por natzypatzy • 4 de Agosto de 2013 • 1.055 Palabras (5 Páginas) • 646 Visitas
Violencia urbana
En los últimos años, Medellín se ha destacado por sus anómalos homicidios. Me he dado cuenta de casos como los de “las fronteras invisibles”, aniquilaciones a transeúntes o jóvenes sicarios, esto me llamó la atención y fue una de las razones que me llevaron a realizar este reportaje. Por otro lado, hay que analizar sus condiciones de vida, la necesidad y otros factores para entender el porqué de estos asesinatos.
Mi posición frente al tema es neutra. Pienso que todos prejuzgamos ante esto, pero llevando a cabo una buena investigación, conociendo sus causas y hechos, nos damos cuenta de una verdad actual. Si “nos pusiéramos en los zapatos de ellos”, entenderíamos con qué fin lo hacen sin estar de acuerdo con sus actos. Además, nos daríamos cuenta de que no sólo son ellos los del problema, por ejemplo, el gobierno, también está involucrado en este, puesto que él debe estar presente ayudándole a aquellas familias de escasos recursos y por ausencia de la ayuda, los jóvenes acuden a la matanza para suplir sus necesidades. Sin embargo, pienso que no es lo debido, muchos disparos han abollado y causado muertes en el metro cable y creo que estos sicarios deberían buscar otras fuentes de ingreso económico.
Medellín, como cualquier otra ciudad, tiene sectores de pobreza. De ahí es donde parte todo. En estos lugares, las condiciones de vida son deplorables, son personas de opciones de trabajo y educación muy bajas. Por lo tanto, los niños se retiran del estudio a temprana edad (más o menos a los 10 años). Como consecuencia, sus madres les abdican la responsabilidad económica a ellos pero, como no encuentran trabajo, se ven obligados a entrar en este mundo de guerra entre pandillas y su proveedor de armas, el narcotráfico. Estos sicarios son personas que no matan por darse lujo, sino para subsistir, comprar comida para su familia o para por lo menos comprar ropa así sea abigarrada. Son más de 4.000 adeptos a matar. Mientras unos lo hacen por millones otros lo hacen hasta por 5.000 pesos. Una vez involucrados, es difícil retirarse y como “regla” deben abatir a aquellos que no sean conocidos, ya que en estas comunas todos se relacionan. Esto lleva a las famosas “fronteras invisibles”, limites creados en los barrios. Las pandillas hacen todo lo que tienen a su alcance para protegerlas y por eso todo desconocido que se baje de un bus o este caminando en el barrio equivocado, lo apuñalan. Se la pasan dando vueltas a su barrio para asegurarse de que ningún forastero ingrese.
Así pues, algunos sicarios por su gran ahínco para conseguir dinero y proteger su barrio, van creando una adicción casi irreversible. Otros se sienten acuciados por sus familias y por la soledad entran a estos grupos para sentirse “personas” y no lo ven como un trabajo sino como una opción de vida, el combo es quien los educa. Lo peor es que, las historias de los abolengos de estas temerosas comunas son los que los envuelven en esta fría guerra. Sobre todo, demuestran que su vida es agraz, no le temen a la muerte, saben
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