Critica: “La comunicación no verbal” Mark L. Knapp

Revilla Ponce Martha Edith

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Critica: “La comunicación no verbal” Mark L. Knapp

Territorio, es la primera de las características que estudiamos a lo largo de estos tres capítulos (4, 5 Y 6) del libro en cuestión y es que Knapp nos habla de que todos, sin excepciones, somos territoriales, explicándonos durante la extensión del primer capítulo (el cuarto, me refiero) que nuestra percepción del espacio, así como su uso son influyentes en la comunicación.

Así que, después de leer este capítulo, me di a la tarea de observar a mis compañeros de viaje y a las personas con las que viajaba en el transporte público, encontrando que, en efecto, todos somos territoriales.

Cuando viajaba en las horas pico, me di cuenta de que a pesar de estar pegada a un extraño, yo respetaba su “espacio personal” y ellos respetaban el mío, había un mutuo respeto por lo que era “nuestro territorio”.

Sin embargo, también noté que yo no tenía problema alguno en invadir el espacio personal de otras personas (llámense amigos o familiares) pero me molestaba si ellos invadían de más mi territorio, comprobando de primera mano lo que el autor plasma a lo largo del capítulo: Todos somos territoriales.

En el segundo capítulo (el quinto) hablamos de algo un poco más complicado para entender y es que aquí tratamos el tema del aspecto físico que si bien es fundamental cuando de dar una buena primera impresión se trata, no hay ninguna regla establecida que nos indique cual es o no un aspecto físico favorable.

Actualmente, vivimos bajo estándares de belleza muy idealizados que llegan incluso a ser imposibles o insanos estos estándares de belleza nos llevan a tratar mejor o peor a una persona, según sea el caso y aunque en este capítulo no necesité de una ardua observación como en el primero y el ultimo, si necesité ser lo más objetiva que pude.

Explico, cuando hablaba con alguno de mis compañeros de clase o de trabajo (vamos a llamarlo “sujeto de prueba”), intentaba recordar todos los estándares de belleza que socialmente se nos han impuesto y si la persona con la que hablaba cumplía con la mayoría (o no cumplía con ninguno) me dedicaba a observar el comportamiento de las demás personas con el sujeto de prueba, pude comprobar que, en efecto, las personas socialmente más atractivas recibían un trato más cálido y afectuoso (así como más atención) que las personas que cumplían pocamente con estos cánones.

El saber esto, personalmente, me ha servido de sobremanera ya que he podido mejorar un poco mi forma de vestir y mi apariencia, corroborando otro punto que el autor confirmaba, entre mejor te veas, mas persuasivo puedes ser.

En el último capítulo (el sexto), hablamos sobre los gestos corporales y la importancia que estos tienen en la comunicación y es que un simple gesto puede indicarte si tu plática va por un camino agradable o si es mejor dejarla morir.

En general, veo este libro como un manual que te ayuda a leer a las personas, a conocerlas y saber un poco más sobre ellas sin la necesidad de que haya una sola palabra (sobre todo en este último capítulo) y es que hablamos de como las acciones tan simples como mover nuestras manos, van ligadas a nuestras palabras aunque esto suceda incluso de forma inintencionada. Concluyendo que nuestros movimientos y nuestras palabras llegan a ser uno solo cuando de comunicar se trata.

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