ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Duelo - ¿Qué es el duelo?


Enviado por   •  4 de Noviembre de 2014  •  Práctica o problema  •  2.252 Palabras (10 Páginas)  •  217 Visitas

Página 1 de 10

MODULO UNO

1.1 SANANDO HERIDAS

Marco Conceptual

Duelo - ¿Qué es el duelo?

El término duelo procede etimológicamente del vocablo latino dolium, que a su vez se deriva del verbo, doleo (dolerse). El duelo es la actividad y actitud de la persona ante la reacción emocional, espontánea y natural del sufrimiento producido por: Pérdida de bienes, prestigio, posición, afectos, amores, amistad, identidad personal, autoestima, ilusiones, honor, verdad, posibilidades, salud, integridad corporal, raíces culturales, patria, trabajo; Omisión de lo que no se pudo tener, ser, hacer, amar o ser amado; Alejamiento o separación parcial o definitiva de alguien amado; de situaciones en la vida, de pérdidas materiales, cambios en la vida cotidiana.

La intensidad del Duelo

La intensidad del sufrimientos en los duelos, obviamente, es mucho mayor por la muerte de seres queridos que por pérdidas de bienes apreciados. En efecto, la intensidad de los sentimientos se produce por: lo definitivo de la pérdida o de la muerte, la ansiedad de la separación, el vacío o desconcierto de la ausencia, la causa y circunstancias que lo ocasionaron (acción o muerte impuesta, indigna, inesperada, deshumanizada, con abandono, con negligencia, con violencia...), la hondura de la relación existente, el rol desempeñado por el difunto o ausente, la fuerza del "apego": dependencia o independencia que se ha generado, la actitud asumida: pasiva o activa, la consideración sobre la realización, satisfacción y cumplimiento de la vida del fallecido. Los asuntos sin resolver entre dolientes y difuntos, la canalización y reinversión afectivas desplegadas.

Así como la utilización de los recursos humanos que dispone cada persona: carácter, salud mental, autoestima, capacidad adaptativa, experiencia de otros duelos, acción vincular y familiar, capacidad de expresar el duelo, vivencia espiritual. Sufrimos como somos, pensamos, creemos y esperamos, es decir según nuestra propia personalidad.

¿Cuándo estamos en duelo?

Estamos en duelo cuando hemos sufrido una pérdida que, generalmente es permanente:

• Pérdida de la condición de salud propia (p. ej., diagnóstico de cáncer)

• Libertad

• Rompimiento, divorcio

• Una amistad que se mudó lejos

• Muerte

• Pérdida de una mascota

• Un hijo que se casó y se mudó

• Un lugar en su vida que quedó atrás

¿Cómo afecta? El duelo

En el proceso del duelo queda dañada la biología de la persona (corporeidad), se resiente la biografía (proyectos, estilos de vida, mundo emocional, vida espiritual...) y se achica la biofilia (autoestima, razón vital, gusto por la vida, sentido existencial)

Etapas del duelo

Negación y aislamiento la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa provisoria y pronta será sustituida por una aceptación parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo".

Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.

Pacto o negociación: ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia

Depresión: cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: esto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo. Una de las cosas que causan mayor turbación en los padres es la discrepancia entre sus deseos y disposición y lo que esperan de ellos quienes los rodean

Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del hijo y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida se va imponiendo.

Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.

El duelo es una experiencia global. Afecta a toda la persona, en todas y en cada una de sus dimensiones: Física, Emocional, Intelectual, Social, Espiritual

DIMESIÓN FÍSICA DIMENSIÓN EMOCIONAL

- Dolor de cabeza

- Sequedad de boca.

- Sensación de estómago vacío.

- Falta de energía y debilidad.

- Llanto.

- Dolores agudos en el cuerpo.

- Opresión en el pecho y garganta.

- Taquicardias.

- Anorexia y pérdida de peso.

- Alteración en el sueño.

- Aumento de la morbimortalidad (en especial, en personas muy ancianas).

- Tristeza y depresión temporal.

- Extrañeza ante el mundo habitual.

- Deseo de presencia del fallecido.

- Añoranza.

- Obsesión por recuperar la pérdida.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (15 Kb)
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com