EL ARTE DEL JUEGO LECTOR

EL ARTE DEL JUEGO LECTOR

Jairo Aníbal Moreno, El Juego Lector, Bogotá, 2009

El texto se divide en  tres partes; en la primera se contextualiza el juego con una vista general de todo lo que éste abarca, en la segunda parte se describen las distintas clases de jugadores, entrenadores, y métodos de entrenamiento dentro del juego y, por último, en la tercera, parte  se dan observaciones sobre el campo de juego en el que se desenvuelven cada uno de los participantes. En el texto se habla sobre las semejanzas que pueden tener la lectura y el deporte, en este caso refiriéndose al futbol, dice que son prácticas similares, poseen estrategias y tácticas fácilmente comparables. En las dos se pueden encontrar diferentes roles, así como, distintos niveles de desempeño, declarando que el máximo nivel de desempeño es el más difícil de alcanzar.

Se refiere al máximo nivel de desempeño como muy poco probable de alcanzar por parte de los países alfabéticamente subdesarrollados, donde connota como tácticas defensivas a los métodos tradicionales utilizados comúnmente por las escuelas a la hora de enseñar un alto nivel de competencia lectora; y manifiesta que las tácticas son dominadas por un inadecuado espíritu de zaga. Podemos contemplar varios argumentos que  están a favor de innovar o usar técnicas de enseñanza más modernas, con el fin de volver al hábito lector parte de la naturaleza humana para, así, tener mejores desarrollos en la misma.

En el texto se presentan tres tipos de jugadores diferentes, los defensores-bajos, los mediocampistas-significativos y los atacantes-superiores, representados por Talina, Tomás y Tina, respectivamente. Contextualizando, cada posición en el campo representa un tipo de rendimiento y un tipo de lector distinto; comenzando con los defensores o lectores básicos representados por Talina, quienes se enfocan en las letras, aquellas que componen los textos, es hábil para jugadas de identificar, asociar, combinar y recombinar pero, primordialmente es un jugador que reconoce los rasgos característicos de las letras, una característica impresionante y un tanto, pero mayormente, es una característica elemental; le brinda al juego sentido, reconociendo que, por ejemplo, la “M” con la “A” significan “MA”, pero sus capacidades no pueden ir más allá de esto.

Tomás representa a los mediocampistas, los lectores significativos, para quienes el juego es mucho más mental, buscan el sentido del juego; su estilo de juego es metódico y preciso, es capaz de ver lo que los demás no logran ver, y su conocimiento del campo y de la situación del juego, es envidiada en los lugares donde el juego defensivo es el predominante, aunque debe reconocerse que es poco efectivo y algo estático; sus jugadas son fácilmente previsibles; en tal sentido, su éxito se circunscribe a la zona mental del medio juego, de ahí en adelante su falta de sorpresa, y su ingenuidad para esquivar las trampas no lo dejen encontrar nuevos contenidos.

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