EL TABÚ Y LA AMBIVALENCIA DE LOS SENTIMIENTOS

CAPITULO II: EL TABÚ Y LA AMBIVALENCIA DE LOS SENTIMIENTOS

El autor nos señala que el nombre más adecuado para designar a los enfermos obsesivos que obedecen a ciertas prohibiciones debe ser llamado como enfermedades TABÚ. Cuando nos referimos a este término, hablamos de un sentido inalcanzable que simboliza restricciones ya sea en un ámbito moral o religioso, estos también pueden ser temporales o permanentes. Los tabús pueden romper barreras y la fuente de un atributo misterioso, ya sea una persona, lugar u objeto.

Ahora bien, teniendo un poco más comprensión sobre el término es importante realizar un comparativo entre el tabú y la neurosis obsesiva y observar si el tabú es dependiente a estas condiciones psicológicas detectadas en la misma, las medidas de defensa y las prescripciones obsesivas. Al igual que las prohibiciones tabú, las obsesivas conllevan a una renuncia y unas restricciones en la vida, sin embargo el tabú se convierte en el núcleo principal de la neurosis, pues el sujeto manifiesta un comportamiento ambivalente debido al conflicto que presenta ante el deseo y la prohibición ya que el tabú se basa en una prohibición forzosa que va dirigida hacia los deseos a los que está sujeto el ser humano. El autor también hace referencia a algunas prescripciones que de cierta manera ha generado impacto en la legislación de nuestra sociedad, en este caso los impuestos por los jefes y sacerdotes con la finalidad de conservar sus privilegios. Los tabúes que se relacionan en estas circunstancias son: los enemigos, los jefes y los muertos.

TABÚ DE LOS ENEMIGOS: En las tribus salvajes, no es común observar una crueldad sin límites hacia los enemigos, pues suelen seguir unos determinadas prescripciones que conforman las costumbres tabú que comprenden cuatro categorías: apaciguar al enemigo asesinado, restricciones para el matador, acciones expiatorias o purificaciones hacia el matador y medidas ceremoniales. Es evidente que esta prescripción va directamente ligada a las creencias de las tribus, pues la mayoría anda dominados por la superstición al poder espiritual de los muertos y por lo cual se atribuyen estas costumbres al tabú. El autor concluye la existencia de una ambivalencia del sentimiento del individuo hacia el enemigo, pues el hecho de tener conocimiento que el mandamiento de no matar conlleva a un castigo, se empieza a manifestar un sentimiento de arrepentimiento y la necesidad de homenajearlo.

TABU DE LOS SOBERANOS: El comportamiento de la población en torno a sus gobernantes, bien sean reyes, jefes, sacerdotes, etc, se guía en base a dos principios: el individuo debe cuidar a su gobernante y a la misma vez debe cuidar de sí mismo. En vista de que estas protecciones se imponen puesto que las reglas expresan poder, esto se puede ejemplificar cuando en los pueblos aparece la necesidad de imponer y proteger a una autoridad que es considerado como un regulador de distintas actividades cotidianas y ante esto surgen tabús como por ejemplo el contacto restringido con sus soberanos, pues por un lado existe ambivalencia ya que el sujeto debe hacer veneración pero por otro lado hay un sentimiento de hostilidad hacia el mismo, pues para la persona el hecho de “cuidarlo” es totalmente opuesto al significado de veneración.

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