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ENSAYO DEL MARAVILLOSO VIAJE


Enviado por   •  22 de Mayo de 2015  •  1.943 Palabras (8 Páginas)  •  298 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La historia de Nils Holgersson es toda una aventura épica. Narrada con un tono vivaz y un estilo bastante limpio, está impregnada de ese hálito misterioso que caracteriza los relatos de fantasía. Tal es la fuerza y belleza de lo que tiene para decirnos que su lectura puede traducirse en el resquebrajamiento de nuestras razones, de nuestros paradigmas, en el develamiento de naturalezas distintas a las evidentes, pero no por ello menos ciertas a la hora de responder las preguntas por el hombre y el mundo. Su historia es mágica e imponente como aquellas cosas cuya sola presencia resulta deslumbradora.

Los seres que pululan en la tradición escandinava: ondinas, duendes, animales fantásticos y demás, personificados de forma inmejorable en El Maravilloso Viaje de Nils Holgersson A Través de Suecia, están atravesados por dos líneas de reflexión: la moral y el ambiente. En efecto, es posible rastrear en la obra una preocupación de orden moral –no religiosa-, especialmente en lo que se refiere a la constitución del joven Nils en héroe, y la crítica hecha a ciertos aspectos sociales y; por otro lado, una preocupación de orden ambiental, tanto de conocimiento geográfico como de cuidado de algunas zonas atacadas por el hombre.

DE LA ESCANIA A LAPONIA, IDA Y VUELTA: EL VIAJE DE NILS HOLGERSSON

Al sur de Suecia, en Vemmenhög, vivía un joven llamado Nils Holgersson. Cierto día, mientras sus padres estaban en la iglesia, el muchacho descubrió a un duende. Lo capturó. Pensaba ocuparse de él en alguna de sus acostumbradas jugarretas; sin embargo, de un momento a otro, fue encantado por el duende, quien lo convirtió en uno de los suyos, es decir, en un hombrecito de apenas un palmo de altura. Sorprendido de su nueva condición, Nils no pudo hacer otra cosa que correr por los corrales de la granja buscando el auxilio de los animales, pero nadie quiso ayudarle, puesto que desde siempre el joven se había mostrado malvado con ellos, castigándolos, haciéndoles bromas, etcétera.

De repente, cruzó por aquel lugar una bandada de patos silvestres. Como es costumbre cuando empieza la primavera, los pájaros iban desde el sur para anidar en las lejanas tierras del norte. Martín, el pato doméstico de la granja Holgersson, anhelaba marchar con sus camaradas salvajes, de modo que se apresuró a zarpar con ellos. El pequeño Nils, quien trató de impedir que su pato huyese agarrándolo de la cola, fue tirado hacia arriba junto al animal, y una vez allí, no tuvo otra posibilidad que agarrársele del cuello. Entonces su aventura junto a la manada de pájaros empezó.

Los patos volaban hacía Laponia y, como es lógico, habrían de atravesar toda Suecia. Es curioso pero, después de la natural inquietud del principio, Nils –a quienes los patos llamaron Pulgarcito- se sintió muy cómodo entre la manada; siempre había sido un chico retraído y pusilánime, de suerte que esta inopinada travesía vino a despertar en él un nuevo espíritu. Por demás, de no toparse otra vez con el duende, tendría que olvidarse de la idea de ser un hombre y conformarse con su nueva condición.

Así pues, los patos viajaron por toda la Escania –el lago Vombsjö, Kristianstad, Karlskrona, y las islas Öland y Gotland-. El paisaje resultaba familiar para Pulgarcito, toda vez que en un sitio como aquellos había transcurrido su niñez. Pero pronto la naturaleza y el carácter de la travesía mudaron de aspecto: los territorios mostraron cosas desconocidas para Nils –aserraderos, extensos lagos, planicies inabarcables-, y episodios llenos de acción empezaron a sucederse. Uno de ellos ocurrió un día en el que la manada fue atacada por la zorra Esmirra; alertados por Pulgarcito los patos lograron escapar, pero, desde ese momento, la zorra los persiguió a lo largo de la costa buscando apresarlos, a ellos, y al hombrecillo que los acompañaba.

Esta prueba de valor fue agradecida por Okka, la pata líder de la manada, quien en compensación habló con el duende que había encantado a Nils para que le restituyera su condición. Mas, Nils empezaba a disfrutar tanto el viaje y había prometido a su pato Martín –el único blanco y doméstico del grupo- que lo acompañaría hasta Laponia, que decidió no regresar a Escania, sino continuar su viaje. Y es que, en efecto, ya iban por Blekinge, en Esmaland, y algunas semanas después por Sudermania y Örebro.

Poco a poco, y a golpes de necesidad, Nils Holgersson “Pulgarcito” se convirtió en héroe de los patos y su fama corrió por muchos rincones de Suecia: salvó al castillo de Glemminge de la invasión de las ratas grises, rescató a Martín cuando fue raptado en Vittskörle, alertó muchas veces a la manada del regreso de Esmirra, escapó de las cornejas cuando estás fueron convencidas por la zorra para utilizarlo, y hasta colaboró a sus amigos Asa y Mats –como él, cuidadores de patos- haciéndoles más llevadero el camino que recorrían hacia el norte en busca de su padre.

La nueva buena llegó hasta oídos del duende, quien prometió quitar el hechizo de Nils una vez éste regresara de Laponia, trayendo sano y salvo al pato Martín. Entretanto, la travesía que ya sumaba unos cuantos meses continuaba: Ludvika, Falun, el lago Mälar, Upsala, Estocolmo, y toda la zona central de Suecia iban quedando atrás. El clima ora mejoraba, ora empeoraba, aunque lo que mayor impresión causaba en los patos, era lo mucho que hacía Nils para servir a hombres y animales. Él, por su parte, conocía tantas cosas que su cabeza se ponía pesada: ciudades que fueron enterradas como castigo a su pomposidad, jardines hermosos que aparecían durante la noche en medio de los bosques, o fogatas gigantescas que crecían en medio de las

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