Educacion Psicomotris
Enviado por susejjjjjjjjjj • 15 de Mayo de 2013 • 900 Palabras (4 Páginas) • 465 Visitas
Educación Psicomotriz vivenciada según este autor se podría definir bajo tres parámetros: el juego, el cuerpo y la relación corporal.
El contenido de la práctica psicomotriz se basa en el juego libre, permisivo, en una actividad espontánea que se desarrolla y organiza progresivamente a partir de los objetos puestos a disposición de los niños y niñas. Es un juego sin argumento impuesto, de forma que permite el libre curso a la imaginación. Se trata de dejar desarrollar en el grupo el juego libre, espontáneo, sin consignas precisas y sobre todo, sin enjuiciamientos. A partir de aquí nacen y se desarrollan actividades espontáneas, solos o en grupo, dejando hacer a cada uno según sus deseos y su imaginación (Lapierre, 1990, 1991).
En toda esto relación está presente el concepto de disponibilidad corporal, como actitud de escucha. Es una nueva manera de situarse respecto al niño, es tener una actitud de empatía, ser capaz de descentrarse hacia el otro, intentar comprender la historia que nos cuenta la otra persona, sin juzgarla, para desde allí, poder ayudarle a resolver sus dificultades. La disponibilidad corporal supone además un nuevo modo de actuar a través del cuerpo, utilizando como mediadores la mirada, e¡ gesto, el espacio, los objetos... etc. (Boscaini, 1989).
Tomar conciencia de la importancia del juego en la construcción y el desarrollo de la personalidad del niño. Observar ese juego y comprender qué es lo que se está jugando (sentido), participar sin ser directivo ni invasor y contenerlo dentro de los límites de lo simbólico. Esto es importante para el niño, pero también para el maestro y sobre todo para su relación. Este juego corporal, este juego psicomotor es una oportunidad para el maestro, de establecer con el niño y con el grupo clase otra relación; una relación de persona a persona que no está mediatizada por el rol pedagógico" (Lapierre, 1990)
Durante la sesión de Psicomotricidad el maestro no tiene nada para enseñar, sólo ha de estar disponible para el niño, seguirlo en la dinámica de sus pensamientos y de sus actos. En esta relación, al no estar mediatizada por lo pedagógico y lo intelectual toma un cariz afectivo que se articula alrededor de dos temas esenciales de nuestra vida afectiva: el amor y el odio (Lapierre, 1977, 1990).
El cuerpo del psicomotricista toma pues un valor preferencial para el niño, pues en él puede vivir la afectividad, la ernocionalidad y sus deseos de manera simbólica, con un adulto que le ayuda a elaborar y madurar su vida afectiva. A medida que esta evolución tiene lugar, el niño se abre a otras formas de relación y comunicación con los otros y con los objetos, aprendiendo de estas relaciones y madurando así en el ámbito cognitivo, poniendo de manifiesto cómo psiquismo y afectividad aparecen indisociablemente unidos (Wallon, 1963, Lapierre, 1977, 1990, Canevaro, 1993).
En esta relación
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