El General En Su Laberinto

El libro “El General en su laberinto” escrito por el colombiano Gabriel García Márquez fue basada en la novela “El último rostro” del escritor también colombiano, Álvaro Mutis; a quien fue dedicada la obra.

En esta obra, el autor muestra como protagonista al Libertador Simón Bolívar, a quien solo una vez lo llamó por su verdadero nombre; generalmente lo nombraba como “El General” o “El Libertador”. Lo muestra en sus últimos viajes, donde ya se encontraba sin ánimos, sin ganas de vivir.

Fueron sus dos últimos años de vida, sus años más difíciles, sin el apoyo de su pueblo, ese pueblo que liberto. Pero siempre con la compañía de su mayordomo José Palacios, que con paciencia ayudaba y cuidaba de su General.

Su amor, la quiteña Manuela Sáenz tampoco lo abandono, solo que no iba a acompañarlo en su viaje, para estar pendiente de todo lo que dejaba en Bogotá. Esta era la manera de mostrarle su amor, su valiosa compañía, su amor inmenso.

Sin duda alguna, la decisión de abandonar su vida, fue difícil para el Libertador, eso lo demostraba las muchas veces que decía iba a irse y no lo hacía. A pesar de su enfermedad, ahora si estaba decidido. Así partió en 1820 desde Bogotá hacia Cartagena de Indias para irse a Europa, luego de vender sus cosas para aumentar su dinero y así poder empezar su ansiado viaje.

Su enfermedad iba avanzando pero el General siempre estuvo luchando, como lo hace un valiente, un luchador. Este valor es el que debemos tener siempre nosotros en nuestra vida. A pesar de las adversidades siempre estar con la frente en alto y luchando por nuestros anhelos, por nuestros sueños.

En cada uno de los pueblos que iba, existían personas que lo reconocían y lo apoyaban, hasta fiestas le dedicaban a él; lo que hacía menos doloroso su camino, y lo animaban a seguir, a pesar de su enfermedad.

El general siempre fue invencible, siempre altivo, así lo demostraba en cada una de las estadías. Por ejemplo cuando llego a Facatativa, su enfermedad lo llevo a recaer bastante pero a pesar de eso, no se detuvo. A pesar de su estado, el General seguía su camino. Sin atención médica, porque los consideraba como traficantes del dolor ajeno, el seguía en pie de lucha. Cada una de las personas que conoció en aquel lugar, como aquella virgen mulata, lo lleno de alegría.

El General en cada uno de sus sueños, tal vez por su delirio debido a la enfermedad, soñaba con sus luchas, lo que demuestra su ferviente deseo por ver a sus naciones libres e independientes.

Tampoco se olvidaba de su amada Manuela, por lo que también le escribió a pesar de haber dicho que no iba a escribir más.

Entes de su llegada a Honda también vemos otro aspecto del General, su deseo de jugar naipes que lo hizo con el coronel Wilson, a pesar de que su enfermedad seguía avanzando y lo deterioraba aún más.

En Honda lo esperaba una gran

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