El Hombre más rico de Babilonia. Reflexión personal
Enviado por Francisco Aranguez • 25 de Julio de 2015 • Ensayo • 760 Palabras (4 Páginas) • 359 Visitas
A través de la lectura de “El hombre más rico de Babilonia” se viven diferentes historias que muestran que desde la antigüedad el hombre ha aplicado los mismos principios para el ahorro y la prosperidad económica. Es curioso como estas técnicas o reglas, transmitidas de alguna manera a través de tantos siglos se pueden ver claramente en nuestro presente, partiendo desde las enseñanzas inclusive de nuestros padres.
Desde niño siempre había visto como mi padre ha procurado que su trabajo rinda fruto más allá de sólo conseguir lo necesario para sobrevivir, incluso en los peores momentos siempre consiguió la manera de ahorrar algo de sus ganancias, aunque se privara de los llamados lujos. Él estuvo claro en sus metas y las fue cumpliendo conforme lograba conseguir los recursos necesarios y fue así como logró hacerse de bienes que le proporcionaban tranquilidad de cara la futuro y que gracias a esto sólo logró aumentar el haber de bienes que poseía.
Gracias a ésto él trasmitió a mi esta costumbre, la del ahorro, aunque no lo hizo diciéndome de ponerme ciertas metas, sólo recalcaba lo importante que era poseer un patrimonio que me permitiera dormir tranquilo el día de mañana y hacía mucha énfasis en que las herramientas para lograr esto era la formación académica de calidad y el trabajo. En referente a esto último siempre recuerdo su relato de como logró su estabilidad laboral, de empezar como pasante hasta lograr llegar a ser socio de la misma empresa todo gracias a ese arduo esfuerzo laboral y apoyado por sus conocimientos académicos.
Al ver a mi padre cumplir sus metas tal cual se las estipulabas me inspiraba a lograr lo mismo, emprendiendo el ahorro, en principio el fruto de mis esfuerzos los reflejabas en poder comprar mis propias cosas. En ese entonces mi único ingreso provenía de mis esfuerzos en lo académico y cuando vi que podía adquirir las cosas que quería gracias a éste comprendí que si me aplicaba más percibiría más y el ahorro sería mayor, pero como esa fuente de ingreso estaba limitada por el tiempo procuraba no sólo ponerme como meta el costo de lo que quería en ese momento sino dejar un “colchón”, es decir, guardaba una cantidad fija y nunca la gastaría puesto que éste sería mi patrimonio.
Es así como pude comprarme por mi cuenta mis propios dispositivos, consolas, juegos y objetos de colección, y mientras más frutos de mis estudios reflejaba, más ingresos percibía, incluso en conocimientos derivados de gustos, por ejemplo: Cuando decidí estudiar Inglés, al termino de cada nivel veía recompensado mis esfuerzos. Incluso con algo no tan primordial como lo sería el estudio del Japonés rendía sus frutos.
Los mayores logró que conseguí gracias a este método fue costearme mis viajes, comenzando por un sencillo viaje al interior del país hasta lograr viajar al extranjero, entre las cuales cuento mi mayor logro que fue viajar para vivir en México.
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