El Matadero De E. Echeverría
Enviado por Flor.piache • 6 de Noviembre de 2013 • 588 Palabras (3 Páginas) • 449 Visitas
El presente trabajo supone una tentativa de realizar una brevísima aproximación a El Matadero (1871) de Esteban Echeverría, teniendo en cuenta un fragmento extraído de Cromwell de Víctor Hugo, según el cual podremos articular algunas cuestiones interesantes de la obra, atendiendo tanto a la forma como al contenido.
“Lo real resulta de la combinación totalmente natural de dos tipos, el sublime y el grotesco, que se cruzan en el drama como en la vida y en la creación. La poesía verdadera, la poesía completa está en la armonía de los contrarios” (HUGO, V. Cromwell).
Vamos a observar que todo el Matadero va ser un retrato costumbrista en el cual aparecen nítidamente dos mundos enfrentados: por un lado tenemos el mundo grotesco de los carniceros y demás personajes que acompañan las descripciones de el Matadero de la Convalecencia, también conocido como Matadero del Alto; y por otro lado tenemos, si bien no aparece de manera tan explícita como aquél, el mundo refinado o sublime que es ultrajado por los federales, y que está representado en el joven unitario.
Echeverría pinta con sangre y lodo ese mundo de barbarie: La perspectiva del Matadero, a la distancia, era grotesca (…) La figura más prominente de cada grupo era el carnicero, con el cuchillo en brazo y pechos desnudos…y rostro embardunado de sangre; por el contrario, respecto de la descripción del joven unitario nos encontramos con un discurso totalmente diferente: Era este un joven como de veinticinco años, de gallarda y bien apuesta persona (…). Con estos breves fragmentos ya podemos dar cuenta de qué manera mezclan en el discurso de Echeverría estas dos realidades, las cuales responden a la realidad de aquella época vista desde el punto de vista del autor, el cual tiene un esquema ideológico definido y destinado no simplemente a conmover y mostrar las costumbres de un sector de la sociedad, sino que también, y sobre todo, realiza una fuerte crítica y denuncia hacia el actual gobierno federal de Rosas.
Por otro lado, también en el plano del lenguaje el relato perfila matices bien diferenciados, ya que donde se describen y narran los personajes espacios y sucesos circunscriptos en esa zona marginal de Buenos Aires, el lenguaje es más vivo, dinámico; en cambio cuando aparece el unitario este se torna más engolado. Esta doble cualidad del lenguaje, que va de lo vulgar a lo noble, en el El Matadero se aprecia mejor en los diálogos entablados primero, por los personajes que están en el matadero, y luego, en los que se dan entre los mismos y el joven unitario:
- Ahí se mete el sebo en las tetas, la tía – gritaba uno.
(…)
- ¡Che! negra bruja, salí de ahí antes de que te pegue un tajo - exclamaba el carnicero (pág. 130)
Y por otro lado, el unitario:
- ¡Infames sayones!, ¿qué intenta hacer de mí? (pág. 142)
Con esos brevísimos fragmentos
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