El Ruido De Las Cosas Al Caer
Enviado por 10701218 • 20 de Mayo de 2014 • 1.500 Palabras (6 Páginas) • 439 Visitas
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESCUELA DE: CIENCIAS DE LENGUA Y LITERATURA
MATERIA: LITERATURA HISPANOAMERICANA
FACILITADOR: MSC. EDISON LASSO ROCHA
ALUMNO: SAMIR ORLANDO QUESPAZ C.
TRABAJO: ENSAYO “EL RUIDO DE LAS COSAS
AL CAER”
FECHA DE ENVIO: 12 DE MAYO DE 2014
FECHA DE ENTREGA: 19 DE MAYO DE 2014
EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER
INTRODUCCIÓN.
El Eje Temático de El ruido de las cosas al caer no es tanto la manera como Vásquez responde ciertas preguntas, sino las preguntas que se plantea. Vásquez apenas roza la superficie de una de las etapas más fascinantes de la historia colombiana, y no se hace las interrogantes más interesantes sobre sus personajes. Lo primero es quizá un defecto excusable. Un novelista tiene el derecho a escribir sobre ese período oscuro de la historia colombiana sin explorar a fondo, por ejemplo, las presiones sociales y económicas que empujan a personas relativamente decentes a formar parte del crimen organizado; o sin iluminar los procesos mediante los cuales el narcotráfico erosiona hasta casi desaparecer los valores y principios de una comunidad y crea una “narco cultura;” o cómo el crimen organizado penetra instituciones del Estado y sectores enteros de la actividad económica lícita; o cómo la violencia va convirtiéndose en un círculo vicioso que destroza el tejido social de un país. Un novelista tiene el derecho de desaprovechar este rico material y enfocarse, como lo hace Vásquez, en el miedo colectivo producto de la inseguridad.
DESARROLLO.
El relato alrededor del cual gira El ruido de las cosas al caer es el asesinato de Ricardo Laverde, presenciado por su amigo y narrador de la novela, Antonio Yammara. Yammara, Laverde caminan juntos por la calle cuando un motorizado pasa cerca de ellos y les dispara, a diferencia de su amigo, Yammara sobrevive el atentado, pero su roce con la muerte lo deja traumatizado. Durante meses vive atormentado por la ansiedad y el miedo. No duerme bien, ni tolera la oscuridad. Rechaza la compañía de sus padres y su relación con su esposa Aura se deteriora. Ni el nacimiento de su primera hija lo ayuda a recuperarse.
Más que un amigo, Laverde es un conocido. Yammara cuenta que lo conoció en un billar de la calle 14 en Bogotá el año 1992, cerca de la universidad donde da clases de derecho. Laverde tiene casi cincuenta años, veinte más que Yammara, pero se ve mucho más viejo. Es un hombre alto y delgado, sucio y descuidado, que parece siempre cansado. Un amigo común del billar le cuenta a Yammara que su cansancio se debe a la cárcel. Laverde estuvo veinte años presos y recién salió en libertad, un día Laverde le dice a Yammara que su esposa Elena Fritts lo viene a visitar de Estados Unidos después de más de dos décadas de separación. Se toman juntos unos tragos y Laverde, desinhibido por el alcohol, le habla vagamente de graves errores que ha cometido durante su vida y explican la larga separación entre su esposa y él. No le da detalles sobre su pasado, ni le revela qué errores cometió, pero Antonio Yammara sospecha que la historia está relacionada al motivo de su encarcelación.
Después de esa conversación Yammara y Laverde no se vuelven a ver por mucho tiempo. Una tarde, en el billar, se vuelven a encontrar, poco después de que se estrellara en Colombia un avión comercial proveniente de Miami con ciento cincuenta pasajeros. Laverde le muestra un casete y le dice que necesita escucharlo con urgencia. Yammara lo lleva a un centro cultural y lo ve llorar como un niño mientras escucha la cinta. Unos minutos después, en la calle, Ricardo le dice que Elena iba en el avión que se estrelló. En ese instante pasa la moto con los dos sicarios.
A través de otra caja, no negra sino de mimbre, Yammara se entera luego de la historia de Elena y Ricardo. La hija de los Laverde, Maya Fritts, lo contacta y lo invita a su casa en La Dorada, cerca de Bogotá. Al igual que él, Maya quiere saber más sobre su padre. Pero es ella, y no Antonio, la que posee las claves de su historia. En esa visita de dos días, Antonio pasa horas reconstruyendo el pasado de Elena y
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