El Ruido De Las Cosas Al Caer
Enviado por josemanueltorres • 25 de Agosto de 2013 • 1.419 Palabras (6 Páginas) • 429 Visitas
VÁSQUEZ, Juan Gabriel, El ruido de las cosas al caer,
Santiago de Chile, Alfaguara. Aguilar Chilena de
Ediciones SA. 2011. 259 pp. ISBN 978-956-239-960-9
JOSÉ MANUEL TORRES TORRES
(Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, Chile)
Juan Gabriel Vásquez, novelista colombiano, autor de
las novelas Los informantes (2004), Historia secreta de
Costaguana (2007) y Las reputaciones (2013). También
ha escrito cuentos y ensayos. Columnista de El Espectador. Su novela producida en 2011,
El ruido de las cosas al caer, obtuvo el mismo año el premio Alfaguara y el galardón
Gregor von Rezzori 2013 a la mejor narrativa extranjera traducida al italiano.
! A partir de un atractivo título se construye un discurso, que en su eje narrativo da
cuenta del ruido de un avión al caer. Las consecuencias del accidente cambiarán
significativamente la vida de los protagonistas del relato, a la vez se alude
metafóricamente al sentido que adquiere para esos personajes la caída de los carteles del
narcotráfico, en particular el de Medellín; con todas sus implicancias en el desarrollo de la
diégesis y la desastrosa secuela de larga perdurabilidad.
! En la representación literaria hay algunas novelas relevantes que exponen el
desarrollo y estado del fenómeno del narcotráfico y la guerra interna que vive Colombia,
como es el caso de La virgen de los sicarios, Comandante Paraíso, RosarioTijeras y Los
Ejércitos. Sin embargo, El ruido de las cosas al caer apunta a la observación de ese
proceso histórico desde una cierta distancia temporal, con un elemento gravitante que
subyace a lo largo de la novela, que le confiere una particular relación de sentido; el
miedo, el temor trascendente con respecto a lo vivido como experiencias cercanas y
lejanas , también acerca del futuro, cuyo efecto se entiende impredecible en el término
del relato.
! La novela tiene como protagonista y narrador a Antonio Yammara, abogado y
profesor, casado con su exalumna Aura Rodríguez y una hija, Leticia; por otra parte, el
matrimonio que configuran Ricardo Laverde, su esposa Elaine Fritts y su hija Maya Fritts.
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! La data de narración se aproxima hacia el final de 2009, cuyo punto referencial es
la muerte de uno de los hipopótamos escapados a mediados del mismo año del
zoológico de la hacienda Nápoles de Pablo Escobar. A partir de ese suceso comienza
una urgencia para Antonio, que es contar acerca de la vida de Ricardo Laverde, para lo
cual se retrotrae a 1996, a los billares de la calle 14, en el centro de Bogotá. A través de
fracturas temporales recorre diversos hitos históricos del difícil proceso que ha vivido
Colombia con marcas físicas y mentales en sus protagonistas, inherentes a la violencia
desatada por distintos actores sociales del conflicto.
! En el diseño de la historia es posible distinguir dos partes. En la primera, Antonio
conoce a Ricardo Valverde y se interesa por lo enigmático que hay en ese hombre; la
relación sentimental con Aura; el siniestro del avión que trae a Elena de vuelta a Colombia
y el encuentro de Maya Fritts con Antonio. En la segunda, el descubrimiento de Ricardo
Valverde, que fue reclutado como piloto por los narcos y su encarcelamiento en USA, a
través de la conversación que sostienen los personajes aludidos; la peculiar relación que
se genera entre Maya y Antonio y el quiebre matrimonial de éste y Aura.
! El miedo que se ha generado en el inicio del relato concluye cuando Aura deja el
departamento, abandonándolo. En esta álgida situación Antonio siente el golpe, que se
manifiesta en un malestar físico hasta un profundo miedo, que lo hace reflexionar con
una sentencia gravitante: quiero cuidarlas a ambas, juntos vamos a estar protegidos,
juntos no va a pasarnos nada. Desde un presente patético el ejercicio del recuerdo a lo
largo del texto, por medio de la remembranza de miedos y temores, es útil para impedir
el olvido y extraer diversos signos que fortalezcan la práctica de la memoria, bajo un
dominio de poder, para seguir bregando en la extirpación del clima bélico que Colombia
no puede desarraigar, tal como piensa Jacques Le Goff: La memoria colectiva, sin
embargo, no es sólo una conquista: es un instrumento y una mira de poder. Las
sociedades en las cuales la memoria social es principalmente oral o las que están
constituyéndose una memoria colectiva escrita permiten entender mejor esta lucha por el
dominio del recuerdo y de la tradición. En este sentido el aporte de la escritura de Juan
Gabriel Vásquez, con un mérito artístico palmario, se erige como una importante
contribución.
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