El Viejo Y El Mar BY:Conni Swag *_*
Enviado por ConniSwag384 • 19 de Septiembre de 2012 • 555 Palabras (3 Páginas) • 575 Visitas
Es el enfrentamiento de un hombre viejo con las limitaciones de su propia vejez.
Demuestra a su pueblo costero que todos podemos hacer tares que sobrepasen las propias fuerzas, poniendo en juego todas las energías. Él se larga al mar para traer su pesca y engancha un pez martillo. Es una clase de tiburón, y presenta una lucha muy dura en la que el viejo en más de una oportunidad está por perder.
Otros peces atacan al animal herido que el viejo logró atar afuera de su canoa, porque era tan grande que no entraba adentro. Cansado de pelear con los peces que vienen a comer al tiburón cae agotado y se duerme. Al otro día al despertar está el esqueleto nada más pero al llegar a su pueblo aquellos que lo burlaban lo felicitaron. El viejo había recuperado su honorabilidad.
Santiago es un viejo pescador cubano que no ha capturado nada en ochenta y cuatro días. El viejo estaba “Salao” Durante los primeros cuarenta días lo ayudaba Manolín, un joven pescador del pueblo, pero su infortunio parece tan definitivo que los padres del chico lo embarcan en otra nave para ir con pescadores con mayor suerte que el viejo con respecto a sus pescas. Sin embargo, el joven muchacho le seguía ayudando y haciéndole compañía.
La mañana del ochenta y cinco Santiago conduce la barca mar adentro, dónde sabe que podrá pescar algo
Ese día el viejo salió a la mar (como la llaman quienes la quieren, dice Hemingway) con el objetivo de terminar con su mala racha en la pesca. El muchacho le había conseguido cebo. Al cabo de unas horas de navegar, tras haber perdido de vista la costa, un pez picó el anzuelo. Era un pez enorme, dispuesto a luchar hasta la muerte si era preciso. La barca navegó a capricho del pez mar adentro. Las fuerzas del viejo cada vez iban a menos y predecía que el pez le podía matar, pero tenía una fuerte determinación por conseguir sacarlo del agua, y no le importaba si tenía que dejar su vida en el intento. Tras una larga y dura batalla, el pez tuvo la peor suerte, y el viejo, rebosante de felicidad, ya que no creía que el pez fuese tan inmenso, lo amarro al costado de la barca, para poner rumbo a la costa. Todo su empeño habría sido inútil si no consiguiese llevar el pez a tierra firme. Sin embargo, y para su desilusión, apareció un tiburón. Cuando el escualo se acercó a comer el pez el viejo le asestó un mortal golpe en en la cabeza con el arpón. Se había librado del tiburón, pero no tardarían en acercarse otros más siguiendo el rastro de la sangre desparramada del pez herido. El viejo logró batirlos, pero se habían comido medio pez. Por la noche se le acercaron más, que acabaron con él, dejando solo la cabeza, la espina y la cola, suficientes para dar testimonio de la hazaña.
Así, llego por fin a puerto. Era de noche y no había nadie para ayudarle a recoger. Cuando terminó se fue a su casa a dormir. A la mañana siguiente el
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