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El americano.


Enviado por   •  6 de Febrero de 2016  •  Apuntes  •  2.423 Palabras (10 Páginas)  •  337 Visitas

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Geovanny Carrillo Sánchez

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Semana i

El Americano

Nací en un pueblo muy pequeño de Sinaloa, ahí viví toda mi infancia. Mi nombre es Luis Torres y lamentablemente vengo de una familia muy pobre, desde muy pequeño empecé a trabajar en el campo, todos los días me levantaba a las 5 de la mañana para irme a trabajar, ya que mi madre estaba enferma y ella no podía hacerlo, además tengo 3 hermanos y tenía que hacerme cargo de darles comida,  de vestirlos, de mantenerlos. Desde muy pequeño soñaba con tener una casa muy grande, carros deportivos, darme lujos especiales, pero lo más importante, soñaba con que mi familia nunca pasara hambre, que siempre tuvieran algo de comer, siempre quise lo mejor para mi familia, ya que ellos son lo más importante para mí, pero todo eso era muy difícil conseguir en las condiciones en las que me encontraba.

Cansado de mi  difícil situación, de la gran pobreza en la que estaba viviendo, y de ver a mi familia mendigando por un poco de comida, decidí irme a Estados Unidos, al estado de California, para buscar mejores oportunidades y para ayudar a mi familia. Allá tenía un amigo que me dijo que me conseguiría trabajo, y así fue, empecé trabajando como carpintero con un hombre que le decían “EL Toro”. Dure tiempo de carpintero ganando el sueldo mínimo y mandándole a mi familia todo lo que ganara. Un día uno de mis compañero de trabajo me dijo  que si quería ganar más dinero, pero yo no le entendí, le dije que me explicara y me dijo que el Toro también se dedicaba a algo más, que no era legal pero, que dejaba más dinero y era lo que yo necesitaba. Al siguiente día fui a hablar personalmente con el Toro y le dije:

  • Hola señor, buenos días, por ahí me entere que usted tiene otro negocio y que deja más dinero, y quería que me diera jale, si había espacio para mí, porque necesito dinero para mandarle a mi familia a México
  • ¿Estás seguro que le quieres entrar? Esto es totalmente diferente a todo lo que haz echo antes.
  • Si patrón, si le quiero entrar.
  • Está bien mañana te explico cómo está el negocio.

Al siguiente día fui a platicar con el Toro y decidió darme la oportunidad de entrarle al negocio, empecé a trabajar con la marihuana, me hice un narcotraficante.

Empecé desde abajo, vendiéndoles marihuana a muchachos de la calle, pero yo quería más, quería estar arriba, en lo más alto. Hice negociaciones con grandes personas del narcotráfico e hice muchos socios, el Toro se convirtió en mi mano derecha y juntos empezamos a crecer. Poco a poco fui escalando lugares, robándole a otros su poder y acabando con las personas que me iban estorbando.

Un día el Toro me dijo:

  •  Luis un tipo con apodo de “el Oficial” estaba acaparando toda la mercancía, si sigue así nos quedaremos sin producto y perderemos a los clientes.
  • Con razón casi no hay merca, busca a ese oficial y lo matamos, porque si ese pendejo sigue con vida, nuestras negociaciones pueden terminar.

 Al siguiente día llego el Toro conmigo y me dijo:

  • Carnal, ya tenemos la ubicación del Oficial, podemos emboscarlo y acabar con el
  • Pues que estamos esperando Torito, prepárate a todos los hombres, que estén bien armados  y vamos a quebrarlo, para que sepa que conmigo no se juega, matando el perro se acaba la rabia.
  • Ya dijiste carnal, ¡Vámonos pues!

Llegamos a la ubicación del Oficial, era una bodega de 2 pisos llena de cajas, en cuanto llegamos escuchamos voces. Delante de nosotros se encontraban solamente 2 hombres hablando, y uno de ellos se refirió al otro con el nombre de “Oficial”, entonces estábamos seguros, teníamos al oficial y por fin lo mataríamos. Les di la orden a mis hombres y al Toro para que entráramos al lugar. Corrimos y finalmente entramos.

  • Ahora si te la pelaste oficial, ¿Qué creíste? ¿Qué podías robarme toda la mota y que no te pasaría nada? No sabes con quien te metiste pendejo.

El oficial  volteo, me vio directo a los ojos, soltó una risita burlona y me dijo:

  • Así que tú eres el famoso Luis Torres, a mí no me hablas así pendejo, que tú eres el que no sabe con quién se mete.  

Pensé que no sabía que decir y por eso me contesto eso, pero paso lo que menos me imaginaba. El Toro apunto su arma hacia mí, me había traicionado, me apuñalaron por la espalda, nunca pensé que el toro, mi hombre de confianza me traicionaría, el toro me vio a los ojos, apuntando con su arma y me dijo:

  • Yo te metí al negocio Luis, yo fui el que te creo, sin mí no serias nada y solo me tratabas como tu pinche sicario, debíamos de tener lo mismo, ser iguales, o incluso, yo debería estar más arriba que tú.
  • Para eso me gustabas Toro, para que fueras un pinche torcido, nunca pensé que me traicionaría.
  • Tú te lo buscaste cabron.
  • Mira Toro, me habrás traicionado tú, pero ¡Aun tengo a mi gente!  

Y entonces empezó la balacera, poco a poco empecé a perder mi gente, me di cuenta que no lo íbamos a lograr y que lo mejor era retirarnos, entonces le dije a mis hombres y huimos, estábamos corriendo yo enfrente y los demás cubriéndome por atrás, cuando se complicaron las cosas, la policía se había percatado de la balacera y también llegaron al sitio del encuentro. Todos mis hombres murieron y yo recibí dos balazos, uno en el brazo y otro en la pierna, pero al escuchar el sonido de la policía llegando, el Oficial y el Toro decidieron retirarse, pero no crean que me salve, estaba muy herido y no podía huir, y así fue como me metieron a por primera vez a la cárcel.

La cárcel fue para mí como una escuela, me di cuenta que debían de cambiar las cosas, lo que debía traficar para hacer más dinero era  cocaína. Cumplí 5 años de cárcel en Estados Unidos y por fin salí, pero para mí desgracia no aprendí la lección  y lo único que quería era venganza contra el Toro y el Oficial y empezar a traficar con la coca. Decidí volver a Sinaloa y construir un imperio desde ahí. Así fue, regrese a México, compre una casa para mi familia y para mí, seguí trabajando desde donde estaba, contrate gente para volver a empezar a traficar.

 Un día caminando por el rancho, me encontré con una mujer hermosa, cabello negro, de piel blanca, ojos oscuros, era la mujer más bonita que había visto en toda mi vida, tenía que estar conmigo, sabía que ella era la indicada. Me acerque a ella y le dije:

  • Hola ¿Cómo te llamas?
  • Ximena ¿eres de por aquí?
  • Sí, pero viví un tiempo en Estados Unidos, por eso no me conoces.
  • Ah, por eso nunca te había visto.
  • Oye, ¿te gustaría a cenar conmigo hoy en la noche?
  • Que directo eres, si me acabas de conocer, no sabes si puedo ser una asesina.
  • Así soy yo, soy una persona que dice lo que piensa y además no le tengo miedo a un asesino.
  • Me gusta tu forma de ser, está bien, te paso mi número de teléfono.

Me paso su número de teléfono y en la noche le hable, salimos a cenar y comenzó una relación que duraría mucho.

Pasaron 2 años, me case con ella y tuvimos una niña, Luz María, pero nunca le dije a Ximena a lo que me dedicaba, ella creía que era un empresario, que trabajaba con la tecnología, sabía qué no decirle que era un narcotraficante me traería consecuencias graves.

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