El análisis de un texto de "Dialogo en el Infierno"
Enviado por leyva0000 • 30 de Marzo de 2013 • Reseña • 4.868 Palabras (20 Páginas) • 1.043 Visitas
Dialogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu.
Introducción.
El texto de “Dialogo en el Infierno” es una debate imaginario entre Maquiavelo Y Montestquieu en el cual la exposición de teorías políticas representa un análisis contemporáneo donde el comun denominador es el quehacer político.
En este texto observamos de manera por demás cruel que a Política esta en crisis, ha perdido su dirección y lejos ha quedado la tarea para la cual fue encomendada, la política ha perdido su brújula, el poder se ha corrompido y corrompe todo lo que toca, ya no es capaz de dar cabida a la homogeneidad y a la cohesión de sus diferentes partes, produciéndose así un clima de incertidumbre, de atomización , de polarización.
Ante la escena trágica producto del desatino político los Diálogos en el infierno es hoy una lectura obligada para el Estadista, para el hombre de Estado, para el Politólogo, así como para el político practico.
La dimensión que toma la política hoy no dista en absoluto del dialogo compartido entre Maquiavello y Montesquieau pues aun vemos como el despotismo impera en la esfera política, la tendencia del hombre en el poder se ciñe por el camino de la corruptela como consecuencia del excesivo uso de la autoridad la cual le ha sido conferida, donde el gobernante creyéndose un semi – Dios, un todopoderoso terrenal, por lo que la invitación del dialogo se centra en la impetuosa necesidad de ponerle limites a la empresa del poder de Estado.
Ideas principales
Maurice Joly, en Diálogo en el Infierno, consigue hacer debatir en el imaginario a Maquiavelo y a Montesquieu donde se vislumbra el debate clásico entre la tiranía y el despotismo, un debate, moral ético y político que hoy día aun sigue siendo motivo de reflexión, el dialogo entre estos personajes antagónicos esta situado en constante duelo del que tiene el poder y que lo desea y anhela, un debate critico que se sitúa en los ámbitos del quehacer político actual, donde constantemente se lleva a cabo la tarea de transitar de la tiranía y el despotismo hacia la democracia.
El transito constante, el anhelo comprende estaciones de paso en las que se presentan a la vez y como pasajeros aparentemente contradictorios el estado-nación y la monarquía absoluta. Una lucha, un vaivén constante, que puede rastrearse desde la secularización del poder, que se entiende como el designo divino que las autoridades ostentaban para organizar a los hombres dentro de una comunidad política.
En el dialogo de Maurice Joly resalta la importancia de Maquiavelo, pues a partir de este se da entrada a la teoría política moderna. Maquiavelo, vive la democracia de Florencia y conoce al mismo tiempo la oligarquía de Venecia y la monarquía de Nápoles. Estas formas de gobierno tan contradictorias inducen el pensamiento de Maquiavelo el cual responde a la concepción divina del poder vigente hasta ese momento no con una norma moral de la conducta del príncipe, de la política, sino con una guía empírica de cómo debe actuar éste para prevalecer.
Para Maquiavelo la teoría es la naturaleza humana, igual en todo tiempo y lugar, dicha naturaleza se caracteriza por ostentar rasgos por demás tozudos, como característica de la naturaleza humana el hombre tiene como rasgó mal sano la aspiración al dominio sobre todos los hombres, así como la atracción por el mal, el mal como acción esta presente en todo momento en la naturaleza, de ahí que el miedo y la fuerza se imponen siempre a la razón.
Por otro lado la figura de Montesquieu impugna este horizonte con el martillo de los derechos políticos, anunciando el fin del primer asalto y la derrota de la tiranía a los puntos. Montesquieu representa el paso necesario y la fe en el progreso, pugnando por una tendencia social por la igualdad. Montesquieu cree en una pasión colectiva que sea capaz de reparar la opresión que, más allá de la razón y del progreso material, comparte naturaleza con la pasión de mando que define al hombre y determina sus formas de poder.
A partir de esta contextualización de ideas y de autores el dialogo que se presenta entre estos dos personajes el debate entre ellos parte desde el momento en que Montesquieu en forma retadora y con lenguaje incisivo emplaza a Maquiavelo a explicar a partir de qué medios o con qué medios existe la posibilidad de que el príncipe puede mantener el poder absoluto dentro de sociedades políticas las cuales descansan sobre instituciones liberales y representativas de la voluntad del pueblo.
Ante la advertencia y la búsqueda de explicación por parte de Montesquieu, Maquiavelo responde de la siguiente manera: “El despotismo aparece siempre a vuestros ojos con el ropaje caduco del monarquismo oriental; yo no lo entiendo así; con sociedades nuevas es preciso emplear procedimientos nuevos. No se trata, hoy en día, para gobernar, de cometer violentas iniquidades, de decapitar a los enemigos, de despojar de sus bienes a nuestros súbditos, de prodigar los suplicios; no, la muerte, los saqueos y los tormentos físicos sólo pueden desempeñar un papel bastante secundario en la política interior de los Estados modernos.”
La respuesta de Maquiavelo es por demás severa ante lo que se refiere al Estado moderno, pues este en su creación se caracterizo por cometer violentas inequidades, la maquinaria del estado moderno no puede estar desempeñada a partir de prodigar suplicios, saqueos, tormentos y muerte, la maquinaria del estado, no es propiamente la de ser una maquina de castigo.
Diferencias entre el teorico despota y el teorico de la libetad.
A Maquiavelo le causa escozor las civilizaciones de Montesquieu, y haciendo referencia su momento de vida señala: “En nuestros tiempos se trata no tanto de violentar a los hombres como de desarmarlos, menos de combatir sus pasiones políticas que de borrarlas, menos de combatir sus instintos que de burlarlos, no simplemente de proscribir sus ideas sino de trastocarlas, apropiándose de ellas.”
Maquiavelo diagnostica de esta manera a los gobiernos del Estado moderno, empero también realiza un diagnostico preciso de la actualidad de los gobiernos, pues encuentra en la disolución del espacio público el resorte del poder y señala que:
”El secreto principal del gobierno consiste en debilitar el espíritu público, hasta el punto de desinteresarlo por completo de las ideas y los principios con los que hoy se hacen las revoluciones. En todos los tiempos, los pueblos al igual que los hombres se han contentado
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