El jurista y el simulador del derecho. Es un libro de Ignacio Burgoa Orihuela

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Introducción

Es un libro de Ignacio Burgoa Orihuela, que nos va dando una descripción de cómo debe actuar un abogado, de los conocimientos y aptitudes que debe tener, así como el desempeño que debe realizar dentro de la profesión, nos brinda una visión más amplia de qué significa ser abogado, pues la profesión no termina en ganar juicios, no significa que para ser bien abogado hay que ganar cada uno de ellos o que tener éxito signifique lograr ese cometido pasando por encima de todos, este texto nos brinda lo significativo de la profesión y por otro lado, lo que no se debe ser ni hacer, pues como en todo, siempre hay dos caras de la moneda.

El libro comienza por darnos una breve introducción de la importancia que tiene el Derecho como orden normativo en la sociedad y el Estado, importancia a la que le han restado credibilidad e incluso que ha sido sumamente criticada por otras materias como la sociología, economía y politología; sin embargo, el Derecho resulta ser imprescindible para un ordenamiento en la sociedad y para las mismas materias en sí y no sólo por lo que explica el autor sino porque necesita haber un ordenamiento que regule a estas mismas materias.

Sobre todo, en la sociología, no puede haber una sociedad sin reglas, sin éstas simplemente no seriamos una sociedad, todos podríamos actuar como quisiéramos sin consecuencias y esto nos llevaría al fin del ser humano como sociedad, es bien sabido que las normas que nos regulan actualmente tampoco sirven para tener el control absoluto del bien común, pero sin ellas estaríamos en un descontrol total. Lo mismo sucede con la economía y la politología, es necesario que ambas se regulen y para ello existe el Derecho.

Ahora bien, el autor menciona que los abogados no deben estar sectorizados, es decir, defender sólo a una parte de la sociedad, por ejemplo a las empresas o a los trabajadores, establece que el abogado debe ser “libre” y capaz de defender a cualquier sector con la única limitante de su ética e incluso hace hincapié en que el abogado que no lo sea, simplemente no es bogado; sin embargo, no comparto esta opinión, pues si bien es cierto que las personas que nos dedicamos a la abogacía debemos tener la capacidad para defender a quien sea que solicite nuestros servicios, no menos cierto es, que actualmente debemos contar con alguna especialidad que nos hará tener un mejor lugar de competencia en el mundo globalizado en el que vivimos y los tiempos en los que los abogados sabían y resolvían, bien o mal han quedado atrás.

La profesión del abogado era sin duda asociada con cultura y sabiduría, no es que actualmente los abogados tengan que ser ignorantes ni mucho menos, por el contrario, estamos obligados a saber más sólo que de manera especializada, por ejemplo, si un abogado se quiere ser un abogado especialista en Derecho Bancario, tendrá que meterse de lleno a la materia pues se utilizan términos muy técnicos que debe dominar, lo cual nos obliga tener más conocimientos pues si bien no tenemos la obligación de saber todo, por lo menos sí de tener ciertos conocimientos.

En lo que estoy muy de acuerdo con el autor, es que todo abogado debe ser honesto, no debe caer en la corrupción, el engaño, la falacia, es más, considero que no sólo los abogados, todos deberíamos tener el valor de la honestidad, pues muchas veces creemos que por ser algo pequeño o insignificante no hace daño, sin embargo por algo se empieza y si como personas no tenemos el valor de la honestidad, como profesionistas (sea cual sea la profesión) menos.

Ahora bien, para que el Derecho sea una ciencia -establece el autor-, es necesario que existan conocimientos generales y de los principios que generaron el caso concreto, por ejemplo, para poder defender o atacar a la Reforma Energética, es necesario saber los principios no sólo que la generaron, sino qué se cambió en sí, es necesario conocer en principio la historia de cómo en México se expropió el petróleo y cuáles son los intereses que llevaron a ello y los demás que llevaron a la reforma, sin estos conocimientos no se puede establecer algún recurso en contra ni defenderse del mismo, por eso se considera que así el Derecho es una ciencia.

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