Enemigos De La Paz

Se percibe entusiasmo general, por los anuncios del gobierno sobre la negociación de la paz. La creación de ambiente de paz y civilidad, tiene que consistir en un proceso de generación de mediadas y acciones, para acabar con la inequidad socio-económica. Nada fácil pero posible, con irrevocable voluntad política, para lograrlo. Las posibilidades de lograrla, son inciertas, por muchas razones.

El proyecto del gobierno, tiene muchos enemigos, declarados y encubiertos. Principalmente entre quienes su mentalidad, visión y percepción de la existencia humana, corresponden a criterios e intereses de genuina esencia derechista, clerical y retardataria y por ende, todo lo tasan con el vil rasero de la ganancia.

Los de abajo, solo tienen significación, cuando les producen ganancia. Para ellos el fin económico individualista, justifica todos los medios que lo hagan posible. El desarrollo con equidad los aterra. Están siempre dispuestos a aliarse hasta con el diablo, con tal de mantener el poder económico y político.

El crimen y el delito, si les produce utilidades, lo ignoran, lo encubren o apoyan. Esa actitud y mentalidad, constituyen los principales enemigos de la paz y la civilidad. Son la causa de todos los males que aquejan a Colombia. Son elementos constitutivos de la cultura y por eso, la franquicia social tasita, al narcotráfico, a la criminalidad.

Todo envuelto en la amarilla placenta de la corrupción. Sin derrotar la corrupción no será posible construir la paz. El régimen poco o nada hace por derrotarla.

Los dramáticos y seculares niveles de pobreza y miseria, de desempleo y subempleo, de desplazamiento y usurpación de derechos, de criminalidad e impunidad, de venalidad y corrupción y de descomposición social, son expresión genuina de la irresponsabilidad de los gobiernos, de la debilidad calculada e interesada, de la institucionalidad y de las leyes, y manifestación indiscutible de la engañosa democracia, ejercida para beneficio directo de círculos exclusivos de poder y cercanos al mismo.

Superar tamañas lacras político-sociales e institucionales, exige racionalidad y responsabilidad social de gobernantes, de dirigentes y de la sociedad en general. Exige sentido y espíritu de grandeza, para entender y respetar los derechos y deberes ciudadanos, respecto a los bienes materiales y culturales públicos y privados y la función social correspondiente de los mismos.

Para alcanzar niveles aceptables de convivencia social y en consecuencia superar el conflicto interno, que desde tantos años padece Colombia, se tienen que superar, hasta la extinción, las causas que lo originaron, lo mantienen y dinamizan.

La paz no se decreta. Se construye, haciendo efectiva la equidad social. La equidad social, es un concepto clave, que obliga remover todas las causas y prácticas de desigualdad,

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