Ensayo Cartas A Un Joven Ingeniero
Enviado por IsmaelIGC • 8 de Enero de 2015 • 8.023 Palabras (33 Páginas) • 918 Visitas
Contenido
Carta I: Sobre la verdadeira vocación 3
Carta II: Sobre la ética professional 4
Carta III: Sobre qué es la ingeniería 6
Carta IV: De cómo debe ser un ingeniero mexicano 8
Carta V: De la historia de la ingeniería mexicana 10
Carta VI: De la evolución tecnológica, herramienta fundamental de la ingeniería 14
Carta VII: Del área y de la función 15
Carta VIII: Del futuro de la profesión 16
Carta IX: De la cultura del ingeniero 16
Carta X: Del aprovechamiento del tiempo y la planeación 17
Carta XI: Del buen ingeniero y la educación permanente 18
Carta XII: Sobre los idiomas y la informática 19
Carta XIII: Del compromiso social del ingeniero 19
Carta XIV: Sobre la sustentabilidad y los antitecnologistas 20
Carta XV: De la perseverancia, la tenacidad y otros menesteres 21
Posdata. 21
Cartas a un joven ingeniero
Carta I: Sobre la verdadera vocación
La primera de mis reflexiones toca un aspecto delicado e importante, tu vocación, si seleccionas la actividad profesional que ofrezca la posibilidad de realizarte a plenitud, al goce pleno de tus facultades. Esa es la llave para que seas un profesional de excelencia, meta que debe tener toda persona que aspira a un título.
A menudo el momento de la elección está señalado con desinformación o con información insuficiente, o incluso con normas, costumbres y tradiciones que coartan la libertad.
Hace no mucho, las familias mexicanas aspiraban a contar entre sus miembros a un militar, un médico y a un sacerdote. Hoy, aunque se han modificado tales patrones, no hemos superado del todo esa consideración, continuamos “orientando” o tratando de orientar a nuestros hijos por los senderos que juzgamos más seguros, más dignos o más rentables. Conocemos a quienes se dedican a cosa diferente a la que estudiaron o, peor aún, se mecen en la hamaca de la mediocridad profesional y lamentar con amargura su mala eleccion, por ello, no tomes en consideración, si a tus padres o a persona distinta de ti les gustaría que fueras una cosa o la otra, pero que al final sean sólo tus intereses, tus gustos, tus aspiraciones, tus habilidades, tu sensibilidad, tu vocación, los que definan tu decisión. No se puede hacer felices a los demás si no se es feliz y la actividad profesional es muy probable el mejor vehículo para darse a los demás.
Dedícale a tu decisión un último examen de conciencia sobre la realidad de tu vocación; nunca será tiempo perdido y te servirá, además de para reafirmar o reorientar tu selección, para “Conocerte a ti mismo”. Así como Durand-Lasalle escribía en 1873 “interrogarnos a solas en el fondo de nuestras cavilaciones, llegando al fin a lo más íntimo del corazón; allí, el individuo, separado de los demás, exento de la influencia del amor propio, logra descubrirse tal como es.”
Muchas preguntas se agolpan en la mente de la juventud cuando debe imaginar horizontes de amplio y de largo plazo y al mismo tiempo escudriñar los rincones más profundos del propio ser. Curiosamente, te garantizo, cada nueva pregunta que te hagas te dará más seguridad, desaparecerá el miedo a preguntarte cosas trascendentes, y adquirirás la necesaria confianza de inquirirte, de buscar, de decidir.
El aprendizaje se logra con base en muchas preguntas y de una que otra respuesta, de búsqueda, de dudas más que de descubrimientos, más que de acatamiento.
Todo esto surge de una cierta deformación profesional de ingeniero que pide una última revisión de cálculo de la estructura antes de firmar la responsiva, para verificar que el edificio se mantendrá en pie independientemente de la magnitud de los sismos que lo sacudan, o que el sistema no fallará.
Resaltar la importancia de la libertad es fundamental para que entiendas nuestro siguiente punto. Tienes que tomar en cuenta que enfrentarás, la resaca de una vieja costumbre machista, que sugiere que hay carreras adecuadas para las mujeres y otras para hombres. Esto no quiere decir que ya se haya superado todo en forma definitiva y que vayas a encontrar el camino libre de obstáculos machistas. En todo caso, esas pruebas adicionales, no harán sino reafirmarla y ayudar a que cada vez sea más “normal”, lo que normal debiese ser: que en cualquier profesión el género no tenga influencia y sólo la capacidad marque las diferencias. Esto es lo mismo tanto para los hombres como para las mujeres.
Esto te será útil en tus reflexiones, como lo fueron para mí los consejos que recibí cuando pasé, hace ya muchos años, por esta situación.
Carta II: Sobre la ética professional
Para iniciar nuestra incursión en el vasto territorio de esa profesión tan antigua como la humanidad y tan llena de vericuetos, matices y posibilidades.
Emilio Rosenblueth, un distinguido ingeniero civil mexicano, repetía con frecuencia: “todo lo que parece estar más allá de la ingeniería, no es sino solo y pura ingeniería” y agregaba: “el ingeniero no puede estar hecho sólo de las ciencias de la ingeniería; la cultura, la sensibilidad social, la ideología, la economía, la política, la filosofía, el arte, son ropajes de los que no se puede desprender.”
La gran maestra y poetisa Chilena, nacida Lucila Godoy Alcayaga, escribió:
Todo el desorden del mundo viene de los oficios y las profesiones mal o mediocremente servidos: esas son nuestras calamidades verdaderas.
Es el latinoamericano quien ha hecho una cortadura traicionera entre oficio y moral, entre función pública y conducta individual. Hasta tal punto sube entre nosotros esta falta, yendo desde la culpa al delito, que ya el grado universitario o el título oficial dicen bastante poco, y son más bien aproximaciones que afirmaciones.
Y la universidad, dondequiera que exista, debe constituir una institución de calidad pura, de apretada selección.
Yo pediría a ustedes que mediten sobre este asunto. En primer lugar será pensar la profesión lo mismo que un pacto que obliga terriblemente a nuestra alma, y después de ella a nuestra honra mundana. En segundo lugar será organizar las corporaciones o gremios profesionales donde no existen y donde ya se fundaron, depurarlos de corrupción y de pereza, vale decir, de relajamiento. Y por último será obligar a la sociedad en que se vive a que vuelva a dar una consideración primogénita a las profesiones que desdeña y rebaja.
Esta aseveración, debe impulsarnos por la dignificación del individuo, de la profesión y del gremio, y a insistir en cada función, en cada responsabilidad, en cada foro, en la obligación de los profesionales, desde que inician su formación académica,
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