Ensayo Del Libro Etica Para Amador
Enviado por hugo_lalitho • 28 de Septiembre de 2014 • 2.204 Palabras (9 Páginas) • 343 Visitas
Hasta ahora, nunca antes había leído una obra de Fernando Savater, pero aprovechando que voluntariamente había que leer un libro sobre ética y por recomendaciones de la bibliotecaria, me decidí a leer este, Ética para Amador.
Para empezar a comentar este libro, al igual que todos, es necesario saber algo de la persona que lo ha escrito, en este caso de su autor, Fernando Savater:
Biografía:
Filósofo y escritor español. Nació en San Sebastián, en 1947, y desde muy temprana edad manifestó su inquietud en el ámbito de las letras y el pensamiento, hasta el punto de conmocionar el panorama filosófico de su país al publicar en 1972 Nihilismo y acción y La filosofía tachada. En estos ensayos se manifestaba ya su empeño por innovar los modos en que discurría la reflexión en España. De otra parte, al compaginar con ingenio, acierto e ironía crítica, filosofía y escritura, Savater ha cultivado diversas pasiones que articulan sus compromisos intelectuales y su evolución como pensador.
Ética para Amador
Éste libro lo escribe para su hijo de manera que, en el contenido del libro se dirige a él. Lo que busca con él es que sepamos pensar adecuadamente sobre nuestra forma de actuar, para que aprendamos a vivir coherentemente y a tomar buenas decisiones para lograr nuestros objetivos y metas en la vida. Desde el inicio del libro advierte que no se trata de un manual de ética o filosofía, sino un libro escrito para adolescentes, para que aprendamos a pensar con libertad.
En el contenido el autor pone cierto humor, a ratos irónico, hace que parezca pesado; sin embargo contrarresta lo uno con lo otro. Es innegable que existen trozos que son difíciles de entender, en los que hay que leer para entender bien a lo que se refiere y alguno que otro son aburridos pero más divertidos.
Reflexión por capítulos
Capítulo 1: De qué va la ética.
Nos habla de cosas buenas y malas, según lo que nos conviene y lo que nos conviene no es precisamente lo que personalmente parece bueno. Nos compara con el accionar de los animales, como los castores y las termitas, que no tienen elección en actuar de alguna manera porque para eso fueron creados, es su naturaleza, nos dice que a diferencia de ésos animales el hombre tiene la facultad de elección, (como Héctor) tenemos opciones que nos convienen unas más que otras y otras que serían imposibles de hacer o realizar, pero dentro de esas opciones somos libres de escoger, aunque eso no quiere decir que por tener la opción de elegir tengamos que conseguir todo lo que escojamos. Nos dice elige pero elige bien, saber elegir es fundamental.
Capítulo 2: Ordenes, Costumbres y caprichos.
Aunque tengo la posibilidad de escoger ante situaciones que se me plantean, la mayoría de las cosas las hago en forma automática o por instinto, pues lo considero más cómodo, aunque obedezco órdenes a veces sin sentirlas como ordenes, tengo la costumbre de hacer esa cosa o bien por cuestiones de función natural del ser humano. Las órdenes y costumbres las realizo porque creo conseguir algo bueno para mí. Por ejemplo tengo la orden de cumplir con mi trabajo todos los días y por ello obedezco sin chistar, porque si no cumplo me castigan y tengo la costumbre de acudir cada sábado a la universidad porque es bueno para mí y para mi familia. En cambio con los caprichos ocurre que en muchas ocasiones no puedo darme el gusto, pues aunque me gustaría, creo saber y estoy consciente que no es bueno para mí, sino que solo es un apetito carnal, un gusto, que a la larga no me beneficia, es por eso que opto por no darme ese caprichito.
Capítulo 3: Haz lo que quieras.
Hay que ser consecuente con el uso de la libertad, hay que pensar dos veces antes de actuar, haciendo uso de la reflexión, si las decisiones que voy a tomar (sean ordenes, costumbres o caprichos) son realmente buenas para mí o debo plantearme cambiar de costumbre, desobedecer una orden o rechazar un capricho porque en realidad no son buenos, pues no todas las ordenes, costumbres y caprichos son buenos por serlo. Pero a su vez, no para todos son buenas las mismas cosas, todo depende de lo que uno prefiera y escoger libremente ser, o hacer o no hacer.
Capítulo 4: Date la buena vida.
No es simplemente preguntarse qué es lo que debo o no debo hacer, debe uno preguntarse a sí mismo, por eso somos libres, para poder actuar consecuentes a la libertad. Sin embargo no es lo mismo "hacer lo que queremos" con "lo que nos viene en gana", sino lo que en realidad queremos, que no es lo mismo. Y haciendo lo que queremos y no lo que nos apetece en el momento (en momentos serios, pues no debemos negarnos de vez en cuando un "caprichito" que no nos suponga un cambio muy radical en lo que queremos) me daré la buena vida, si, porque soy libre. Jean Paul Sartre dijo: "estamos condenados a la libertad", para esa condena no hay indulto que valga.
Capítulo 5: ¡Despierta Baby!
También habla con relación al capítulo anterior de la necesidad del hombre de ser humano, para ello necesitamos relacionarnos, que las cosas solo dan cosas, porque nadie ni nada puede dar lo que no tiene, por eso a cada cual hay que tratarlo como lo que es, a la cosa como cosa y al humano como humano, si trato a alguien como una cosa, solo obtendré de él cosas y si solo tengo cosas en esta vida y no me preocupo por humanizarme, nunca seré más humano. Esto no quiere decir que recibiré lo que esté dando, porque según el dicho "lo que se siembra eso se cosecha". Y si siembro buenas cosas me estoy ganando el derecho a exigir que me traten como yo estoy tratando, y siempre habrá respeto aun conmigo mismo.
Todo esto es para decirnos que uno no debe dejarse llevar por los caprichos del momento.
Capítulo 6: Aparece pepito grillo.
Nos dice que la única obligación que tenemos en la vida es la de no ser imbéciles. Imbécil no es ser poco inteligente, sino el que necesita apoyo moral ya que carece de conciencia. Para lograr esa buena vida del que nos habla Savater, uno debe ser egoísta, pero egoísta consecuente, para mejorar mis propios intereses sin por ello fastidiar a los demás ni sentirse culpable ni avergonzado. No debo avergonzarme de las cosas malas que tengo, si no me las he buscado, debo arrepentirme de aquellas que suceden por mi mal quehacer.
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