Ensayo - Jose Maria Arguedas

Obligados a cambiar

Como cristianos sabemos que Dios creo hombre y mujer (Génesis 1:27), ambos se complementaban y eran felices juntos (Génesis 2:24). Pero desgraciadamente a causa del pecado la carne humana desea mas que eso y cada vez se trastorna la idea de la unión que dios puso para siempre.

“La complacencia en las cosas ilícitas ha llegado a constituirse en un poder para depravar a la humanidad, empequeñecer la capacidad mental y pervertir las facultades del ser. El estado de cosas existente en nuestros días es exactamente el mismo que prevaleció antes del diluvio y la destrucción de Sodoma. La disipación está aumentando en nuestro mundo. A lo largo de las calles se colocan carteles con motivos indecentes con el propósito de seducir los ojos y depravar la moral. Estas presentaciones son de un carácter tal que excitan las más bajas pasiones del corazón humano por medio de la imaginación corrupta. Y esa imaginación corrupta es seguida por prácticas sucias, semejantes a aquellas en las cuales se complacían los sodomitas. Pero lo más terrible es que el mal es llevado a la práctica bajo un ropaje de santidad. A menos que nuestros jóvenes se protejan tras las barricadas de la verdad, serán contaminados, sus pensamientos serán degradados y su alma manchada”. (Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, pág. 137)

El Sexto es una novela corta que narra la experiencia carcelaria de Arguedas entre 1937 y 1938 en uno de los penales más conocidos de la capital. Obra donde se narra la violencia física y mental, donde podemos leer abusos entre presos, injusticias y abusos de poder. Se creía que era un “alguien” quien dominaba el lugar y ejercía influencia; sin embargo, la violencia reinaba en ese lugar. Y si hablamos sobre los abusos físicos, podemos encontrarnos con peleas constantes, ya sea por poder o por simple “diversión”.

Yo me quiero enfocar en los abusos sexuales, en los abusos que cambiaban la vida de una persona en su totalidad.

La sexualidad desempeña un papel fundamental en la obra de José María Arguedas, pero esta manifestación no siempre está definida en términos felices, sino asociada a la más terrible violencia y degradación; es “algo sucio, aunque instintivo” (Morales Ortiz 366); “vinculado con la muerte” (Denegri y Silva Santisteban 307); una fuente de dolor y angustia y “jamás de placer y comunicación” (Vargas Llosa 278).

Imagina ser un simple peón, un transeúnte común y corriente, estas caminando por un parque y ves a un ladrón corriendo con la cartera de una señora, vas corriendo tras el para evitar el robo, y lo atrapas pero al ir en busca de la dueña de la cartera; sin embargo, ella ve su bolso y te acusa y junto a los vecinos logra llevarte a la comisaria; tu intentas explicar lo que realmente paso, pero nadie te cree y sin pruebas ni testigos, te meten a la cárcel.

Al llegar escuchas hablar a los presos que una nueva “presa” acaba de llegar y sin pensar mucho, ellos te demuestran quien es el líder a base de golpes, y cuando estas agotado, entre risas, vienen a buscarte otra vez pero esta vez te llevan a un cuarto alejado, oscuro y frio. Entra el preso con mas “poder” y le paga al guardia, no logras escuchar porque hablan en susurros y luego ves que entra. Tienes miedo, pero eso a nadie le importa y en un abrir y cerrar de ojos te das cuenta que perdiste algo, algo muy valioso.

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