Ensayo Un Pavo Real En El Mundo De Los Pinguinos
Enviado por salacue • 23 de Mayo de 2013 • 1.139 Palabras (5 Páginas) • 679 Visitas
Érase una vez, y no hace tanto de eso, que los pingüinos dominaban muchas tierras en el Mar
de las Empresas. Aunque no siempre eran sabios o estimados, siempre tenían el mando.
La mayoría de las empresas eran parecidas: los altos ejecutivos y los gerentes usaban el traje
característico de los pingüinos; mientras que los obreros – aves de muchos tipos – se vestían con ropas
y colores de acuerdo con su trabajo y su estilo de vida.
A las aves que aspiraban a ascender en su empresa se les incitaba a ser lo más parecidas
posible a los pingüinos: a caminar con pasos cortos, a imitar su manera de andar, a usar el traje de
pingüino y a seguir el ejemplo de sus jefes.
Los departamentos de desarrollo de los empleados ofrecían programas intensivos de
capacitación sobre el comportamiento del buen pingüino.
Las reglas y las normas eran claras desde el primer día. De manera sutil, y a veces no tan
sutilmente, los pingüinos aconsejaban: “Así hacemos las cosas aquí. El que quiera triunfar tiene que ser
como nosotros y punto”.
Las aves que estaban interesadas en moverse dentro de la ley del más fuerte se esmeraban en
poner cara de pingüino y en portarse como pingüinos. Pero incluso ellas comprendían que nunca
llegarían a los puestos claves. Se daba por sentado que todos los pingüinos eran jefes naturales y que
eran ordenados, leales y podían trabajar en equipo; y se sabía que anteponían los intereses de la
empresa a sus asuntos personales. De las otras aves se creía que eran más volubles y menos
confiables.
Por supuesto, esto nunca se decía en voz alta, ni por escrito. Porque, como en toda empresa,
los pingüinos querían dar la impresión de ser amplios y estar siempre listos a estimular el talento, la
dedicación al trabajo y los aportes de sus colaboradores. Pero en el fondo, todos sabían que los
pingüinos siempre habían sido y seguirían siendo los mandamases.
Los mayores acostumbraban poner a los menores bajo su ala protectora y guiarlos por el camino
del éxito. Los llevaban a jugar golf y a trotar, y hablaban con ellos de fútbol en los almuerzos de oficina.
Se notaba a leguas cuáles eran los pingüinos más importantes. Y era evidente que se sentían mejor sólo
cuando estaban entre ellos.
Todo era armonía en el Reino de los Pingüinos, siempre y cuando se aceptaran sus reglas del
juego. Las demás aves de la empresa sabían como debían obrar para que los pingüinos se sintieran
cómodos y seguros. Pero un día las cosas empezaron a cambiar en el Reino de los Pingüinos…
A los mayores les dio por recorrer otros lugares, donde conocieron unas aves muy interesantes
que les llamaron la atención por su capacidad gerencial, su experiencia y sus realizaciones. “Estas aves
no son pingüinos – pensaron los mayores - , pero quizá podrían convertirse en pingüinos si las llevamos
a nuestro país y las entrenamos a nuestro acomodo... Con seguridad estas aves tan notables y
extraordinarias podrán adaptarse a la forma de vida del Reino de los Pingüinos, y con su talento
contribuir a que lleguemos aun más lejos. Nuestro clima es distinto – frío y desapacible -, y como
nuestra tierra no hay otra: helada y yerma. Pero si a pesar de las circunstancias, nosotros hemos sido
capaces de salir adelante, quizá estas aves también puedan prosperar. Si son tan inteligentes como
parecen, se acomodarán a nuestro clima y a nuestras costumbres”.
Y así fue como Pedro, el pavo real, llegó al Reino de los Pingüinos...
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Claramente, Pedro no tenía nada que ver con los pingüinos. En realidad era la antítesis de la
pingüinidad. Pedro era un pavo real: un ave llena de
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