Ensayo sobre "el lobo estepario"
Enviado por Alberto Valentino • 8 de Enero de 2020 • Ensayo • 3.729 Palabras (15 Páginas) • 373 Visitas
Escuela Normal Superior de Chiapas[pic 1]
NOMBRE DE LA MATERIA:
“Comprensión y producción de textos”
ACTIVIDAD:
1.-Ensayo sobre el libro “El lobo estepario”
Alumno: Alberto Valentino Padilla Guillén #16
Primer semestre-Telesecundaria
Catedrático: Beatriz Eugenia Chacón Miranda
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.
5/11/2019
“INTRODUCCIÓN”
Si una obra de arte pudiera cometer un pecado, sería dejar a los que la encuentran indiferentes. Y quizás el camino real hacia la indiferencia es la posesión de respuestas, respuestas cortadas y secas, respuestas prefabricadas que le ahorran a alguien la necesidad de saber incluso las preguntas. Porque tener una respuesta es poseer certeza, y poseer certeza es dejar de crecer, y dejar de crecer es dejar de existir.
Si se pudiera decir que el arte se involucra en una historia de amor, sería una historia de amor con preguntas. Ya que una pregunta debe ser amada antes de que esta entregue su secreto. El grado en que alguien puede vivir sin certezas o respuestas no necesita ser una indicación de inmadurez o indecisión, sino más bien un reflejo de la edad adulta y la fuerza interior.
“El lobo estepario” es un libro hecho por el escritor Hermann Hesse, el cual cuenta con pocas respuestas y menos certezas. Es demasiado honesto con esto. En algunos aspectos, es como un niño recién nacido que mira al mundo por primera vez con ojos asombrados, intoxicado con el delirio del descubrimiento prematuro. Es, en muchos aspectos, una invitación a renunciar a la forma habitual y "común" de ver la vida, para remodelar la existencia de acuerdo con los deseos más profundos. Es prácticamente en todos los aspectos una voz desde dentro que susurra débilmente: "¡Conviértete en quien realmente eres!"
Cada generación que se enfrenta a una gran literatura puede ver en ella una expresión de sus propios problemas, necesidades y deseos. A este respecto, “El lobo estepario” no es una excepción. Que la juventud de la década de 60´s vio en esta novela su propio repudio a los valores de la clase media, su rechazo a la respetabilidad principal, a la hipocresía y a la farsa la cual se consideraba natural y justificada, ¿porque todo esto está presente en su obra?, la respuesta es porque Hesse mismo tenía la intención de ponerlo allí.
El poder hipnótico que las novelas y cuentos de Hesse ejercieron sobre la juventud en ese momento puede explicarse en gran medida, de todo, por el desprecio silencioso que sentía por los valores establecidos. Puntuando en todos sus escritos está el llamado a la autorrealización y la necesidad de convertirse en el ser superior de uno mismo, esa persona interior más auténtica que uno, la cual se percibía demasiado bien, la misma que estaba siendo sofocada y languidecía bajo la tiranía del undécimo mandamiento de la sociedad: "No deberás, ¡sé diferente!” En todas partes de sus obras, el énfasis estaba en la primacía y autonomía de lo personal, lo subjetivo y lo interior.
Hesse es un artista, y si se puede decir que un artista "piensa" en una pieza de ficción creativa, no es en palabras o conceptos, no en argumentos muy razonados o maniobras tácticas de debate, sino únicamente en imágenes, metáforas, símbolos y visiones. A veces, los artistas mismos no saben qué es lo que quieren "decir". Más bien, sienten a tientas su camino a lo largo de alguna dimensión vagamente percibida, recientemente emergente, inexpresable, a veces, incluso fuera de este mundo o ámbito de experiencia para el que las palabras no existen para capturar su esencia.
Y entonces recurren a símbolos y metáforas, que, esperan, sugerirán al menos alguna silueta vaga, o se aproximarán débilmente de alguna manera empobrecida a una fracción de lo que se cierne ante sus ojos. Lo último que esperan es que sus símbolos se tomen al pie de la letra, como si literalmente quisieran decir lo que sus símbolos parecen estar diciendo. Ellos "construyen" estos símbolos como tantos prismas metafóricos, a través de los cuales se refracta un pálido reflejo de ese resplandor de una visión superior que sus símbolos buscan transmitir.
No comprender esto sobre el arte es fundamentalmente confundir la intención del artista. Caer en la adoración ante esas imágenes por las cuales los artistas expresan su visión es cometer el pecado imperdonable contra el arte: el pecado de idolatría, adoración de ídolos, que toma símbolos literalmente cuando están destinados a ser solo pistas débiles, fragancias aromáticas de una bella presencia que yace mucho más allá.
Como sucede a menudo en la vida, primero actuamos y solo luego buscamos excusas, fundamentos y pretextos que justifiquen lo que hemos hecho. La novela de Hesse ha sido prostituida para servir a fines que nunca pretendió, y queda trivializada por una interpretación pop-art de moda que ha logrado enredarse en la superficie de este trabajo, lo que resulta en una lectura errónea completa de la intención del autor.
¿Qué debemos hacer, entonces, de este caballero solitario y de mediana edad, este lobo de las estepas, como se llama a sí mismo, que vive en la frontera de la sociedad burguesa? ¿Cómo vamos a reconstruir las experiencias completamente extrañas que experimenta, los personajes del crepúsculo que se cruzan en su camino, los encuentros sonámbulos con los Inmortales, Goethe y Mozart? ¿Cómo podríamos adivinar alguna apariencia de coherencia en esta pesadilla alucinante del Teatro Mágico?
“Desarrollo”
Para aportar algo de claridad al contenido de esta novela, consideremos brevemente cómo se estructura el trabajo. Primero, tenemos los cuadernos o memorias que dejó cierto Harry Haller (el cual es el protagonista de esta obra). Estos cuadernos, a su vez, están precedidos por la introducción de un editor, que busca explicar los antecedentes generales de los cuadernos, su naturaleza, valor y autor. Finalmente, hay una misteriosa tercera sección, "El tratado sobre el lobo estepario", que se incorpora al cuerpo del manuscrito de Harry Haller. Estos tres componentes de la novela, la introducción del editor, los propios cuadernos y el "Tratado", representan tres puntos de vista diferentes, tres perspectivas separadas, cada una con su propio tono, coloración, agenda y sesgo.
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