Era Un Bendito
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Lectura: Relato policial
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Pasos para leer
“...Era un bendito”
George Joseph
(Adaptación)
1
Lee
el siguiente relato policial.
El inspector se incorporó al mismo tiem-
po que exclamó: -el que lo dejó así no le
quería mucho. T
iene la cabeza completa-
mente hecha papilla.
-Debe haber huellas digitales ahí.
-dijo señalando con el pie un trozo de
tubo de hierro.
El joven policía apartó la vista del retor-
cido montón que estaba en el suelo, y que
pocas horas antes había sido un hombre vivo.
-La casera lo encontró- dijo roncamente-
había entrado aquí para cobrarle el alquiler.
Por culpa de un accidente de tren ocu-
rrido en Brighton, Albert Munder quedó
huérfano a los cinco años. Los siete años
siguientes los pasó entre varias familias de
la vecindad de los muelles. Esos cambios
fueron tanto a causa de que se evaporaba
la simpatía por su caso, como por el gasto
que representaba el tener una boca más de
alimentar.
Así, pues, a los doce años vendió perió-
dicos y luego, a base de un capital doloro-
samente reunido se compró un carrito de
mano y vendió verduras.
Al cumplir los diecisiete años fue cuan-
do empezó a comprar diariamente el perió-
dico. De vuelta a su cuartucho, después de
una fatigosa jornada de trabajo, lo estudia-
ba hasta que el sueño le cerraban los ojos;
pero ni una palabra le quedaba grabada,
pues Albert Munder no sabía leer.
El mundo no le resultaba agradable. A
veces no tenía lo sufi ciente para comer. Du-
rante doce años seguidos usó el mismo tra-
je de poco precio. Pero nunca, durante esos
años de lucha y anhelos olvidó comprar dia-
riamente su periódico, y nunca destruyó ni
un solo ejemplar.
Después de largas horas de remirar cada
página, lo doblaba cuidadosamente y lo co-
locaba sobre el anterior. La larga y estrecha
habitación que ocupaba en la calle Lemon
estaba completamente repleta de periódi-
cos amarillentos.
Alber Munder frisaba los sesenta cuan-
do trabó relación con Richard Blount. Fue
cuando Blount ocupó la habitación que co-
incidía con la suya en el piso de arriba. Era
un hombrecillo mustio, uno o dos años más
joven que Albert, cuya voz se había vuelto
áspera y rota de tantísimos tragos de gine-
...