Espejo El Gatito
Enviado por nikoleas • 24 de Noviembre de 2011 • 669 Palabras (3 Páginas) • 387 Visitas
De gatos flojos y filósofos…
Para Nisho
Hay un tiempo para todo. Hoy, una brizna de pasión; mañana un poco de reflexión y descanso. Cada cosa en su tiempo
Spiegel, el gatito
Hasta donde sé, a pocas –muy pocas– personas no les gustan los gatos. En mi círculo de amigos, ya de suyo bastante reducido, no hay uno solo que no tenga, por lo menos, un gato. “Desconfía de aquellos que no gusten de los gatos”, reza un dicho irlandés. Así me dice mi hermana que dice el susodicho dicho. No puedo –ni quiero– desmentirla. Ella es, también, una fanática de los gatos. ¡Y cómo no serlo! Silenciosos, aseados, interesantes… La perfecta compañía.
No obstante el placer que a muchos –a los más– nos produce la cercanía de un felino amigo, hay quienes sostienen que los gatos no son más que alimañas cínicamente interesadas, arrogantes, glotonas, perezosas y hasta embaucadoras. Sí, sí, sí y sí… Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra. ¿Qué hombre –o mujer– no resulta, eventualmente, interesado, arrogante, glotón, perezoso y/o embaucador? Ninguno. Tampoco la literatura ha ayudado mucho que digamos a mejorar la aparentemente maltrecha reputación de los mininos. Poe y Lovecraft los satanizaron. O quizás sea más adecuado decir que los “diabolizaron”. La televisión o el cine ayudan todavía menos… Ni Silvestre, ni Tommy, ni el grotesco Garfield versión 3-D resultan dignos arquetipos de la elegancia, de la astucia o de la distinción gatunas. Los primeros dos por estúpidos. El tercero, Garfield, astucia la suya de lado, por gomoso…
¿En dónde ubicar entonces a Spiegel, el gatito de Seldwyla? [Spiegel es creación del escritor suizo Gottfried Keller (1819-1890).] Hedonista, filósofo, juglar y hasta pícaro, Spiegel es el arquetipo de todos los mininos. Spiegel es, como su propio nombre indica, espejo que saca a relucir la mejor (y, por qué no, también la peor) cara de los gatos. “Espejo […] vivía sus días en la serenidad, la coquetería y la contemplación, en medio de un honesto bienestar pero sin orgullo.” Cosas de la vida, al morir su ama, Spiegel cae en manos de un hechicero que, con la intención de conseguir toda la grasa gatuna que el glotón Spiegel pueda acumular, habrá de alimentarlo. Al estar lo suficientemente gordo, el gatito morirá. “¿Acaso hay un contrato más miserable y más cobarde que aquel por el que se establece prolongar un poco más la vida solamente para perderla a continuación a modo de pago de aquella prolongación? ¿Acaso una muerte voluntaria y rápida no hubiera sido preferible para un gato resuelto?”
Es en este momento donde aflora la condición de embaucador del buen Spiegel. A cambio de su vida, le propone al mago conseguirle mucho dinero y una buena esposa. Al darle el visto bueno a la propuesta, el hechicero ya es víctima del felino embustero. Spiegel le consigue al hechicero una
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