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Estacion De Plumas


Enviado por   •  21 de Diciembre de 2014  •  1.690 Palabras (7 Páginas)  •  186 Visitas

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Una Estación de Amor

Autor: Horacio Quiroga

Primavera

La historia comienza un día martes, en un Carnaval y en Concordia. Nébel estaba en el Carnaval de Concordia, ni bien ingresó en el Carnaval miro al carruaje que estaba enfrente a él y vió a una hermosa chica, Lidia, a su madre y a un hombre que no conocía. Preguntó a sus amigos quién era ese hombre, y ellos le dijeron que era el doctor Arrizabalaga y que la chica que le gustaba era sobrina del doctor.

Nébel fijo entonces sus ojos en la hermosa muchacha de 14 años. Era hermosísima y Nébel quedó deslumbrado por su belleza. Cuando Nébel miraba a Lidia, ella de vez en cuando tambien le sonreía al muchacho. Luego el doctor Arrizabalaga y la madre de Lidia también le sonrieron a Nébel.

Al día siguiente el corso se reanudaba, pero esta vez era de noche y con batalla de flores. La madre de Lidia y Arrizabalaga se reían, volviendo la cabeza a menudo y la muchacha no podía despegar los ojos de Nébel. Nébel aprovechó el momento y le dio un ramo de flores a Lidia. Ella también buscó un ramo de flores para darle a Nébel pero no encontró ninguno, sus acompañantes se reían. Entonces la madre le dio un ramo para el muchacho. Justo el carruaje arrancó y cuando Nébel se dio cuenta corrió hacia la ventanilla de la preciosa muchacha quién le entregó el ramo de flores a Nébel.

Nébel había venido hace tres días de Buenos Aires. Había permanecido en Bs. As. siete años y lo que conocía de Concordia era mínimo. Debía quedarse sólo quince día allí y luego volver a su ciudad natal. Lidia se iba al día siguiente a Montevideo. Por lo menos iría con ella hasta Buenos Aires.

Nébel y Lidia viajaron juntos hasta Buenos Aires, en el cual Nébel llegó a un alto nivel de romanticismo que podía tener a los dieciocho años. Luego, ya en Buenos Aires, la despedida fue breve. Nébel se alejaba despacio por el muelle y Lidia, ya sobre la borda del barco, lo seguía con los ojos.

Verano

El 13 de junio Nébel volvió a Concordia, y aunque él sabía que Lidia estaba allí, pasó una semana sin inquietarse. El primer domingo, luego de salir de misa, Nébel esperó en la esquina a que saliera Lidia y su madre. Pero Lidia y su madre pasaron con la mirada fija y fría mirando delante. Un amigo de Nébel le dijo a Nébel que ya no se acordaba de él, pero Nébel le respondió: ¡No Mucho!. Pero al llegar a su casa, Nébel, lloró a sí mismo su desgracia. Luego de un tiempo corto penso: ¿Quizá no me vió?. Entonces levantó la cabeza y su rostro se llenó de ánimo.

A las tres de la tarde fue a casa del doctor Arrizabalaga con una idea en mente, diría cualquier excusa con tal de ver a Lidia de nuevo. Cuando sonó el timbre lo atendió la madre y lo hizo entrar. Se pusieron a hablar y entonces entró Lidia en la sala. En ese momento la madre de Lidia le preguntó si podía ir todos lo lunes y él le pidió de ir también lo viernes, la madre aceptó. Mientras Lidia y Nébel no podían dejar de mirarse y volvieron a estar juntos.

Durante dos meses, Nébel y Lidia, se adoraron y cada momento que se separaban el uno del otro se extrañaban. Nébel dejando de lado su estudio, su carrera y todas las demás cosas, en lo único que pensaba era en casarse con Lidia y ser feliz.

Cuando Nébel le contó a su padre lo que tenía en mente su padre lo reprochó totalmente y se opuso a la boda. Y le preguntó un montón de cosas que ofendían el honor de la familia de Lidia: ¿Quién es ella? ¿De qué vive? ¿Conoces a alguien que conozca bien la vida de tu novia? ¿Sabes que la madre de Lidia ha sido la querida del doctor Arrizabalaga? ¿Quién sostiene la casa de Montevideo?.

Él averiguó que efectivamente la madre de Lidia había sido la amante del doctor Arrizabalaga, mientras vivía su marido. Y también que el doctor mantenía la casa como agradecimiento a su ex amante.

La madre de Lidia abusaba de la morfina por angustiosa necesidad y por elegancia. Tenía treinta y siete años; Vestía como la hija, lo que era su arma de seducción. Cada vez que tomaba morfina sus ojos se empañaban.

Nébel insistía casa vez más con el matrimonio. Sólo faltaba el consentimiento del padre, la madre de Lidia apreciaba éste detalle.

Un día Nébel se levantó y fijó para el 18 de octubre el casamiento. Faltaba más de un mes, pero la madre de Lidia le dio a entender que quería la presencia del padre de Nébel en la boda. Nébel le contestó que iba a ser difícil y luego cuando fue al día siguiente le dijo a la madre de Lidia que a su padre le iba a ser imposible asistir. Entonces la madre de Lidia le hizo casi los mismos reproches que su padre: ¿De donde ha sacado su fortuna, robándole a sus clientes? ¿Cuantas paredes tenía que saltar para ir a dormir con su mujer, antes de casarse?

Nébel vivió cuatro

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