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Fausto


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  Síntesis  •  2.475 Palabras (10 Páginas)  •  390 Visitas

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“Fausto” una de las obras más importantes para Goethe, en esta obra tal vez de difícil lectura, el autor la divide en dos partes, que tienen muy pocas cosas en común entre las dos por las críticas que he leído de la segunda parte, por eso es necesario trabajarlas por aparte, pero sin perder de vista al doctor Fausto y Mefistófeles y la gran lucha que hay entre Dios, el Hombre y el Diablo.

Pero en la primera parte en la que nos toco la lectura, comienza cuando el sabio doctor Fausto aspira al conocimiento absoluto y pide al cielo sus más hermosas estrellas y a la Tierra cada uno de sus goces más sublimes; y ninguna cosa, próxima ni lejana, basta para satisfacer su corazón profundamente agitado. Allí mismo, el Señor autoriza a Mefistófeles el espíritu de negación, quien no comprende y se burla de las altas aspiraciones de Fausto a tentar al estudioso y apartarlo de su recto camino, pues Dios confía en la victoria de Fausto en la prueba. Mefistófeles, el mal, es solo una parte de la creación y no una fuerza independiente, como piensa ser, un elemento necesario puesto por el Señor en la Tierra para aguijonear al hombre y mantenerlo en constante actividad pues por medio de la acción se salva el ser humano.

Fausto, luego de haber estudiado a fondo filosofía, jurisprudencia, medicina, teología y magia, llega a la conclusión de que "nada podemos saber", pues su anhelo es "conocer lo mas intimo del universo, toda fuerza activa y todo germen", sin tener necesidad de recurrir a los libros, a ese "trafico de huecas palabras". El precio pagado por ello es demasiado alto: la vida misma, pues por dedicarse al estudio, "me ha sido arrebatada toda clase de goces" así mencionaba el mismo Fausto. Desengañado y envejecido, deplora todo cuanto antes le atraía: laboratorio, libros, papeles, esqueletos y aparatos, pues ahora piensa que solo son "humo, polvo y podredumbre", un mundo artificial y muerto es lo que encuentra en el mundo cotidiano, mientras el aspira al contacto directo con la naturaleza y el espíritu pues él pensaba, que la actividad incesante y renovadora, la agitación febril, la energía trabajando en el zumbador telar del tiempo, era la energía de la Divinidad y por ente es la naturaleza misma.

Pero antes de todo esto, en la primera parte la obra empieza con una escena en el cielo, en la que Dios y Mefistófeles (el Diablo) hacen una apuesta, la cual estipula que Mefistófeles podrá sacar del buen camino al doctor Fausto, cosa que Dios no cree posible y es ahí cuando Fausto entre tantas dudas el diablo entra a perturbarlo.

Posteriormente, el doctor Fausto se encuentra pensando en su habitación, y su discípulo llamado Wagner viene a buscarlo para recordarle que pronto vendrán los días de fiesta, y le manifiesta sus intenciones de salir a socializar con la demás gente. Fausto acepta a la proposición de Wagner y salen al pueblo, y al rato de caminar, Fausto se sienta en una roca a pensar, en este punto el doctor es puesto a prueba como en una apuesta para probar su probidad la que tanto el diablo y Dios cuestionan. Desesperado por no encontrar la verdad y a pesar de ser muy sabio él se consideraba no saber nada, piensa en el suicidio, en un afán por fundirse con esa armonía celeste y conocer, al fin, el misterio que encierra, aun a riesgo de estar y adentrarse en la nada, dándose cuenta que poco o nada le han servido para acercarse a la verdad. A tantas cuestiones, decidió matarse cuando está a punto de beber el veneno, un sonido de campanas anuncia la Pascua de la Resurrección y le hace volver el pensamiento a Dios impidiéndole completar el acto, tal vez y esto era un impedimento cuando de repente ve a un perro negro que aparenta estar perdido, y que se le va acercando poco a poco. Al llegar el perro al lugar donde Fausto se encontraba, el se encariña con el perro, y al encontrarlo inofensivo, decide llevarlo a casa.

Al llegar a casa este perro que Fausto recogió resulta ser Mefistófeles, pues buscaba cumplir la apuesta que Dios le habría propuesto y comienzan a hablar durante un buen rato sobre los placeres de la vida humana, pero luego Mefistófeles engaña a Fausto y se va, prometiendo volver.

A su vuelta, Fausto y Mefistófeles hablan con mayor confianza, y llegan a un pacto: Fausto acepta dar su alma al diablo, si este es capaz de proporcionarle los más intensos placeres de la vida humana aquellos que él no ha conocido ni vivido, y se estipula que al llegar el placer a la intensidad en la cual Fausto no pueda soportarlo y decida detenerse y vivir ese momento eternamente, podrá morir. El diablo le promete sus servicios y hacerle conocer todos los goces de la vida a condici6n de que si queda satisfecho con ello, le entregue su alma en el más allá.

Mefistófeles tiene confianza en que a Fausto le serán suficientes las cosas terrenas y materiales para saciarse, porque el diablo sólo conoce y estimula la parte más baja del ser humano. Fausto, a su vez, está seguro de su espíritu elevado, en su constante anhelo de cosas sublimes y eternas, para saber de antemano que nunca podrá sentirse satisfecho ni conforme con las ofertas de este pobre diablo. EI pacto, queda cerrado.

Salen así Fausto y Mefistófeles a su cometido, se lanzan al mundo, pues toda teoría es gris, querido amigo, y verde el árbol de oro de la vida. Acuden a buscar a una vieja bruja servidora de Mefistófeles, y le piden que le dé a Fausto una pócima, la cual yo pienso que es para conservar la juventud. Durante su estancia en la casa de la bruja, Fausto ve en un espejo la imagen de una mujer de la cual queda bastante impresionado, a causa de su hermosura, y le exige a Mefistófeles como parte de su trato que le permita conocerla. Entonces es ahí cuando el Diablo le devuelve la juventud perdida. Así transformado, ya está en condiciones para el siguiente paso: la experiencia del amor.

Parten desde la cueva al pueblo, y es ahí donde Fausto vea a Margarita muchacha humilde y cándida, de quien se enamora intensamente, le ofrece compañía, pero esta rechaza su oferta y se va profundamente consternada por la aparición de Fausto.

Fausto, profundamente enamorado, pide a Mefistófeles ayuda para conquistar a tan linda señorita, pero este le responde negativamente, y se justifica en el hecho de que Margarita es una persona libre de pecado, y el no tiene ningún poder sobre ella; a cambio le ofrece ir a su habitación para poder disfrutar por un instante de su espacio.

Ya en la habitación de Margarita, Fausto envía a Mefistófeles en busca de un cofre lleno de alhajas y espectaculares joyas para regalarle a su amada, y poder así abonar el terreno para un futuro.

Se van de la habitación y llega Margarita, y al encontrar el cofre lleno de joyas queda profundamente extrañada y agradecida,

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