Fuerza De Sheccid
Enviado por arandahidalgo • 16 de Octubre de 2014 • 780 Palabras (4 Páginas) • 204 Visitas
Hace mucho tiempo, había una tierra donde las noches eran siempre oscuras, y la extensión del cielo sobre ella era como una tela negra, allí la luna nunca salió, y ninguna estrella brillaba en la oscuridad. En la creación del mundo, la luz por la noche no fue tomada en cuenta.
Tres jóvenes compañeros salieron una vez de este país en una expedición de aventura, y llegaron a otro reino, donde a la tarde, cuando el sol había desaparecido detrás de las montañas, un globo iluminado se veía colocado en un roble, el cual emitía una luz suave, lejana y amplia.
Por medio de este globo, todo podría ser muy bien visto y reconocido, aunque su luz no fuera tan brillante como la del sol. Los viajeros pararon y preguntaron a un campesino que conducía por delante su carro, que tipo de luz era esa.
-"Es la luna,"- contestó él; -"nuestro alcalde la compró con tres monedas de oro, y la sujetó al roble. Él tiene que verterle aceite diariamente, y mantenerla limpia, de modo que siempre pueda brillar claramente. Él recibe de nosotros una moneda por semana por hacerlo."-
Cuando el campesino se había ido, uno de ellos dijo,
-"Nosotros podríamos hacer muy buen uso de esta lámpara. Tenemos un roble en casa, que es tan grande como este, y podríamos colgarla en él. ¡Qué placer sería no sentir por la noche la total oscuridad!"-
-"Te diré lo que haremos,"- dijo el segundo; -"traeremos un carro y caballos y nos llevaremos la luna. La gente de aquí puede comprarse otra."-
- "Yo soy un buen trepador,"- dijo el tercero, -"la bajaré."-
El cuarto trajo un carro y caballos, y el tercero subió al árbol, hizo un agujero en la luna, pasó una cuerda por ella, y la bajó.
Cuando el globo brillante estuvo en el carro, la cubrieron con una tela, de modo que nadie pudiera observar el robo. Ellos regresaron sin peligro a su propio país, y la colocaron en un roble alto. Viejos y jóvenes se alegraron cuando la nueva lámpara emitió su ligero brillo sobre todo el territorio, y dormitorios y salones se llenaron de su brillo. Los enanos salieron de sus cuevas en las rocas, y los diminutos duendes con sus pequeños abrigos rojos bailaban en rondas en los prados.
Los cuatro tuvieron cuidado de que la luna fuera proveída de aceite, y la limpiaban adecuadamente, y recibían su moneda semanal. Pero ellos se hicieron ancianos, y cuando uno de ellos se puso enfermo, y vio que estaba a punto de morir, designó que un cuarto de la luna, como parte su propiedad, debiera ser puesto en la tumba con él. Cuando él murió, el alcalde subió al árbol, y le cortó un cuarto con la cizalla para setos, y este fue colocado en su ataúd.
La luz de la luna disminuyó, pero todavía era visible. Cuando el segundo murió, el segundo cuarto fue sepultado con él, y la luz disminuyó más. Se puso más
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