Godard
Enviado por Leonela Laborde • 25 de Septiembre de 2023 • Resumen • 1.709 Palabras (7 Páginas) • 52 Visitas
Que fue primero. La imagen o la palabra.
Se trata de rescatar del olvido las ruinas de un mundo que desaparece (un arte que se extingue, un siglo que se diluye). En la obra no se eligen los sucesos vencedores, sino que el entramado se rige por las historias secundarias y las anécdotas. “Lo que para otro son desviaciones, para mi son los datos que determinan mi rumbo” propone Benjamin. Ambos trabajos, el de Benjamin y el de Godard se entraman a partir de la cita sistemática: “Método de trabajo: Montaje. No tengo nada que decir. Solo que mostrar”.
Godard configura nuevos sentidos a partir de la descontextualización.
Godard interrumpe el continuum creando otra no-linealidad construida por unidades no abiertas causalmente, pero unidas por una solidaridad que no es argumental, sino visual y afectiva. Ranciere denomina a estas unidades acontecimientos-mundos, coexistentes con una infinidad de otros acontecimientos-mundos tomados de todos los campos de la cultura y el arte.
El collage textual es el método godardiano que construye un espectador capaz de identificar en la obra una ‘’enciclopedia de gestos esenciales’’.
Para pensar el modo en que el montaje funciona como operación historiadora, toma dos términos –montaje dialéctico y montaje simbólico- de forma conceptual. La manera dialéctica aplica la potencia caótica a la creación de pequeñas maquinarias de lo heterogéneo. Fragmentando continuos y alejando términos que se llaman entre sí, o a la inversa, acercando heterogéneos y asociando incompatibles, la dialéctica crea choques. Estos se convierten en unidades y efectos de unidades en la lógica histórica que plantea Godard. El encuentro de los incompatibles constituye una comunidad nueva, que impone ‘’otra medida, e impone la realidad absoluta del deseo y el sueño’’
El carácter destructivo es una figura del paisaje contemporáneo, figura del estallido y de la crisis, de las búsquedas y de las encrucijadas, su desplazamiento destructivo lleva la marca del nihilismo, por eso su presencia es una señal cargada de peligro. Esta es la crítica de su potencia transformadora de la realidad y de la historia. Esta pugna es una confrontación entre continnum y destrucción.
Benjamín profana sistemáticamente el ¨museo¨ de la historia para construir un entramado complejo que dé cuenta de los vacios que han quedado en la narrativa hegemónica de modo tal de devolverles la posibilidad de construir la historia desde el instante.
Benjamín y Godard creen en la potencia política del montaje y la pregnancia afectiva de la imagen. Ponen en cuestión la linealidad del relato histórico y articulan estrategias para una narrativa histórica guiada por la contingencia y el compromiso político con la no cronormatividad y la no linealidad de las narrativas hegemónicas.
Proponen una visión del pasado que reactualiza la problemática del archivo. En términos generales, podría pensarse el archivo como la disposición de la obra en el espacio y como método de trabajo para tramar los documentos o las imágenes en un a narrativa políticamente responsable. Godard parece plasmar la premisa benjaminiana de traer el pasado al presente y lo hace casi literalmente. Lo hace visible, lo expone, lo dispone y despliega. Construye una suerte de contramemoria, es decir, construye un entramado que va contra los regímenes hegemónicos de la representación. Con Benjamin podría pensarse que Godard promueve una visión de la historia que va más allá de los ¨grandes relatos¨: Recupera trazos históricos que han pasado desapercibidos y que precisamente por ello, deben ser recuperados en forma singular.
Por medio del archivo y la colección, interroga la historia y planea una nueva manera de dar cuenta de la historia. Entre el archivista, el coleccionista y el arqueólogo, Godard se sitúa detrás de la mesa de montaje como un historiador que plantea una suerte de nueva historiografía del cine (del teatro), que va más allá de las formas convencionales de escribirla. Con esta operación se pronuncia sobre el pasado y el presente, construye un sentido histórico que engloba a ambos y que recuerda permanentemente que el pasado es algo latente no=muerto, que sigue activo y que es precisamente ese el motor para la construcción de la historia. Lo que hace Godard como artista es conectar el presente con el pasado, hasta volverlos inescindibles.
Según la filosofía de la historia de Benjamin, el sentido de la historia solo se puede concebir como un tiempo abierto, múltiple y con la posibilidad constante de ser completado y redefinido.
Según la consideración benjaminiana de la historia, el conocimiento de la historia se produce a través de imágenes fugaces que condensan monadológicamente el tiempo. Por esto, la noción de montaje se vuelve fundamental y central, pues es el articulador de esas imágenes fugaces y frágiles, en constante peligro de ser desaparecidas por las narrativas totalizadoras. La escritura de la historia, establecida a través del montaje y la constelación de imágenes, de la materialidad de las imágenes, cuya yuxtaposición, sin mediación de la teoría, posibilita la construcción de sentidos históricos alternativos al dominante y a las formas convencionalizadas.
Para Benjamin la historia no es algo del pasado, sino que es y está en el presente. Está abierta dejándose atravesar por presente y pasado en plena convivencia. El pasado ¨no ha pasado¨, ni pertenece a un tiempo lejano y cerrado, sino a un tiempo activo. Frente al historicismo que cierra el tiempo en una lógica teleológica, el tiempo benjaminiano es una sucesión de ¨ahoras¨ que se entraman indefinidamente. El pasado es, entonces, material, como un objeto que está modificando siempre cualquier trayectoria. Es por esto que la tarea de la historia es urgente, presente y política, en tanto conocimiento práctico que requiere e insta a la acción política de activar el pasado.
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