Informe Crítico 'El Olvido Que Seremos'
Enviado por ranifv • 9 de Marzo de 2014 • 1.417 Palabras (6 Páginas) • 943 Visitas
El autor del texto, Héctor Abad Faciolince, nació en Medellín, Colombia, en esta ciudad inició estudios de medicina, periodismo y filosofía, dejándolos inconclusos. Posteriormente viajó a Italia, donde se graduó en literaturas modernas. En la década de los 80 regresó a Colombia, pero debido al asesinato de su padre y a las múltiples amenazas contra su vida, permaneció en Italia como refugiado durante cinco años. Tras este periodo y de vuelta en Colombia, trabajó como traductor del italiano e inició su carrera de escritor. Actualmente reside en Bogotá y trabaja como columnista en El Espectador.
Ha publicado varias obras literarias, entre las cuales se destaca “El olvido que seremos” (2006), libro de carácter narrativo en el que el autor relata la amorosa relación filial con su padre, Héctor Abad Gómez, un médico que dedicó por entero su vida a su familia y a diversas causas sociales y quien, sin embargo fue asesinado en el año de 1987. La trágica muerte de su padre impactó profundamente en la vida de Faciolince, pues el cariño entre los dos personajes era inconmensurable. De ahí que uno de los objetivos principales del libro sea amortiguar las heridas que dejó este trágico suceso, rescatando la memoria de su padre y de cierto modo, también reivindicando la memoria de otros héroes silenciosos que tuvo este país.
Héctor Abad escribió la novela en una época en la que el país estaba olvidando el legado de aquellos filántropos que lucharon con ahínco por esta nación malherida desde hace décadas, con ellos también se iba alejando el recuerdo de su padre, el médico carismático, que en su tiempo fue querido en Medellín y en Colombia, pero que entonces sólo era recordado con cariño por algunos familiares y amigos suyos.
También fue un periodo en el que se empezó a publicar una gran cantidad de libros escritos por victimarios y verdugos de toda clase: paramilitares desmovilizados, ex-guerrilleros o mafiosos, en los cuales intentaban justificar sus acciones violentas y sus crímenes, y acusaban de malhechores y terroristas a las personas que ellos mataron, a quienes en realidad eran las víctimas. Por otro lado, también surgió otra nueva moda literaria, la cual se caracterizó por la publicación de libros sobre la vida de sicarios, libros de Fernando Vallejo, de Jorge Franco, de Alonso Salazar, de Víctor Gaviria, los cuales ofrecían una visión bastante comprensiva, casi de simpatía, sobre aquellos muchachos. De alguna forma, este tipo de textos justificaba el actuar de dichos personajes por sus difíciles condiciones sociales y estaba creando una visión sesgada de la realidad, por ello era imprescindible que la historia también se contara con las voces de las víctimas, sin importar de qué lado estén.
Y así procuró hacerlo Héctor Abad Faciolince.
Después de muchos años de intentar recuperar limpiamente la memoria del doctor Abad, su hijo logró gestar este libro que, como él mismo lo dice en algunas entrevistas, no se desarrolla en la ficción, pues la vida de su padre era más interesante que lo que él hubiera podido idear en su mente, pero tampoco es de total realismo (hasta donde lo permite la memoria) ya que la novela estaría permeada de muchas emociones y esto generaría algo demasiado sentimental. Podemos decir que es una lectura bastante agradable, pues aunque se tratan temas íntimos como es la relación familiar, la vida, la muerte y el dolor, es una narración sobria, de la cual se pueden extrapolar muchísimas situaciones a las que viven cientos de colombianos, ya que no son pocas las víctimas de la violencia, no son pocos los que luchan por la salud, la educación, la paz, la justicia y la igualdad y que son silenciados con las balas, con la muerte.
Ahora, para centrarnos más en el desarrollo del texto podemos decir que éste está organizado a partir de los hechos más trascendentales en la vida de la familia Abad Faciolince, comienza con memorias de la infancia del autor, quien desde pequeño estableció fuertes lazos con su padre, quizás más que con su madre o sus hermanas, dichos vínculos estuvieron cargados de sabiduría, comprensión pero sobretodo de amor. Narra también el contraste que se vivía en su familia, pues por un lado estaba su papá quien tendía al iluminismo filosófico, racional y, por otro lado estaba
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